Sostiene Tom Quintans, vocalista, letrista y compositor principal de Bestia Bebé, que este pretende ser un disco heterogéneo, variado, que exprese el amplio rango de estilos que ha interesado siempre al cuarteto de Boedo (Buenos Aires), y no cuesta creerle desde el minuto uno: “El verano” empieza con la radiación del punk-pop más contagioso, se acelera tras un cambio de ritmo a golpe de raca raca guitarrero, se marca un solo eléctrico que ya lo firmaría cualquier discípulo aventajado de Steve Vai y enlaza una sucesión de redobles de batería que en otro contexto cualquier adjudicaría a una banda de doom metal. Bestia Bebé son ratoneros, cancheros, no lo pueden disimular: les pirra por igual el legado del mejor indie rock que el del metal –ay, lo que marca la adolescencia– y lo que quizá les falte en cuanto a personalidad (que no es muy acusada) lo suplen con una saludable carencia de prejuicios, algo que suele ser más común a las bandas del ámbito independiente latinoamericano que a las del español, eso hay que reconocerlo. “Cangrejal”, de hecho, lleva la marca de Weezer grabada a fuego.
Es imposible no relacionales mentalmente con Él Mató A Un Policía Motorizado (y en consecuencia, con 107 Faunos o Las Ligas Menores), especialmente en canciones como “Vamos a destruir”, incluso en lo lírico (“de cualquier forma va a estar bien, y cuando me tenga que despedir no quiero derrumbarlo”). De hecho, este quinto álbum está coeditado por Primavera Labels y Laptra, el sello discográfico que fundaron con Santiago Motorizado y Javier Sisti Ripoll, de 107 Faunos.
Exhiben retranca porteña (la luminosa “El rock and roll pasó de moda”, hit en potencia), cierta pericia para el estribillo con poderío transversal (“Montevideo”, el más certero de los nueve cortes) y un prurito de complejidad, dentro de unos límites, que enlaza con Go-Neko, el anterior proyecto de Tom Quintans –junto a Pipe Quintans, productor de este disco– , que tenía la cadencia del kraut entre ceja y ceja: “Un gran día” se despereza con sosiego hasta que deviene en escalada rítmica de trazo motorik, y también “Las siete banderas” se explaya en expansivo territorio space rock, con largo desarrollo instrumental y apoteosis final. Este disco tiene pinta de crecer bien en directo, sobre todo teniendo en cuenta el amplio rodaje de la banda sobre los escenarios, así que atentos a su amplia gira española del mes de enero y febrero: el 25 en Oviedo, el 26 en Pamplona, el 28 en el festival Inverfest de Madrid, el 31 en San Sebastián, el 1 de febrero en Zaragoza, el 2 en Lleida y el 3 en Barcelona. ∎
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