Álbum

Julieta Venegas

Tu historiaLolein-Altafonte, 2022

29. 11. 2022

¿Nuestra memoria debería ser selectiva? La respuesta para Julieta Venegas es, definitivamente, no. En “Tu historia”, la cantante trata de darle importancia a cada evento personal y entona lo siguiente, justo en el tema principal: No dejes que nunca se olvide tu historia, vuelve a contarla / Desde el primer día hasta el final es parte de ti. Aunque en principio parezca un mensaje obvio, esta invitación a abrazar nuestros errores y aciertos desde el ejercicio del autoanálisis se encargará de conducir una narrativa transparente y profunda distribuida en diez canciones.

Por cierto, desinteresada en lo que suena por ahí y en las irritantes repeticiones de fórmulas para el triunfo, Venegas ha encontrado un lugar propio para compartir sus ideas. Autora de una obra sostenida por una fuerte identidad, busca vincular en este nuevo disco tanto la complejidad de las emociones como un lenguaje accesible, que huele a música pop. La artista sigue sin amedrentarse al hablar del amor, tema soberano en sus trabajos desde su estreno en solitario con “Aquí” (1997). Frente a los corazones amargados, traza formas de rehacerse, encontrando en la palabra las claves necesarias para acceder a este sentimiento inmenso en posibilidades.

Aunque conserve marcas como el tradicional acordeón, ahora permite que su voz sea atravesada por sonidos aún inéditos de la música alternativa, rasgo destacado de su asociación con Álex Anwandter, productor chileno alabado en la escena indie. Así que en “Tu historia” se ve libre para experimentar, al igual que se dedica a una profunda lectura analítica de sí misma para rescatar hechos y sensaciones que nos pueden ayudar a comprender el entorno. El tiempo en su narrativa es anacrónico y fragmentado, pero no incomprensible.

Con capacidad para hacer reír y emocionar exponiendo pensamientos y deseos, la autora se ve aferrada a una lealtad envidiable hacia sí misma y que la hace mirar sobre todo al futuro, aunque trata reiteradamente situaciones pasadas. El disco, de hecho, propone una mirada sensible y optimista sobre la vida, aunque peca de corta duración: treinta y tres minutos que nos dejan sensación de incompatibilidad con la intensidad expuesta en las letras. Sin embargo, Julieta canta con verdad y el “desliz” se convierte en una invitación a volver a escucharlo otras veces, permitiendo nuevos descubrimientos e interpretaciones.

Este aspecto es excelente, aún más si tenemos en cuenta que entre las premisas de “Tu historia” está, precisamente, hacer bailar a la gente. La decisión de rescatar lo retro, que se vuelca hacia las pistas, es un punto que merece atención.

Si bien en los 80 nuestros padres escuchaban canciones de iconos como George Michael, Boy George y Madonna, a esta generación se le ha brindado la posibilidad de revivirlas bajo otros regímenes estéticos, más permisivos y modernos. En el estupendo tema de apertura del álbum, “En tu orilla”, escuchamos un piano tocado a menudo de forma excéntrica y aliado a beats apacibles. “Dime la verdad”, por su parte, evoca los violines y la elegancia del bajo para construir una especie de acuerdo romántico arrullado por la disco.

Por sus caminos inesperados y la producción llena de texturas, podría considerarse como un hermano menor del brillante “Bueninvento” (2000). Sin embargo, hay otros niveles de densidad para observar más allá de los análisis superficiales. El romanticismo, en sus palabras, podría ser una “red sorda de tensión”. Un ejemplo de esta sentencia está en “Mismo amor”, intenso aperitivo de esta nueva era. El yo poético de la artista camina en esta canción literalmente por la cuerda floja mientras se da cuenta del fracaso de una relación. No solo lo admite, sino que confronta a la pareja bailando sobre su propia tragedia.

Dicha franqueza se apodera también de “Brillaremos”, pista que apuesta por una estructura objetiva pero demasiado sensorial. En la letra, Julieta dice que es mejor conservar un recuerdo que insistir en lo que ya no encanta, una idea difícil pero que se expande de manera casi idílica durante el camino recorrido por el tema. Comienza oscuro, perdido en pensamientos, hasta que se va aclarando a medida que avanza la melodía.

“La nostalgia”, otro momento notable, llega mecida únicamente por la guitarra y recupera la simplicidad de pasear por calles desiertas cuando se está alejado de la familia. El hueco de desazón que describe en los versos también aparece en la tragicómica “Despechada mexicana”, que se grabó con arreglos más comedidos que los presentados en los conciertos que precedieron al estreno.

Si bien no se cuestiona directamente al establishment, el tono político de su obra se mantiene vivo en momentos como “Caminar sola”. Con una clara aspiración feminista, la canción está inmersa en una atmósfera siniestra, que la ayuda a narrar la desesperación de miles de mujeres que, al tener que volver solas a casa, se enfrentan no solo a la amenaza de la violencia física y sexual, sino también a los clichés y omisiones sexistas que las rondan. Sin medias tintas, Venegas desafía la opresión sistémica que afecta a las mujeres en todo el mundo, pero con mucha más seriedad en América Latina.

Y si las pasiones son el material del hilo conductor, dividiéndolo entre lo práctico y lo filosófico, hay espacio para evocar otra devoción: la literatura. La balada “Pura fantasía” nos recuerda la capacidad curativa de los libros. Asidua a redes sociales como Goodreads, donde publica breves reseñas de sus lecturas, la cantante potencia la ficción desde el simple gesto de sumergirse en una buena novela. En momentos en que todo alrededor parece reducirse al derrotismo y los vacíos existenciales no se pueden llenar, brota una salida de emergencia.

Más reflexiva que en sus anteriores trabajos, la musa mexicana no necesita reafirmar su posición de cantautora indiscutible y registrada en los anales de la historia latinoamericana. Sin embargo, con “Tu historia” logra un equilibrio entre la percepción activa de los hechos que suceden en su entorno y la posibilidad de soñar. Entre sonidos raros y dulzura, la obra llega a nuestros oídos como un recordatorio de lo fundamental que puede ser el arte para recobrar lo sabrosa que puede ser la experiencia humana. ∎

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