Thomas Klein, Alex Paulick y Andreas Reihse encuentran cada dos o tres años los argumentos necesarios para entregar un álbum nuevo. “Twists (A Visitor Arrives)” no tiene nada que envidiar a lo mejor de la segunda banda más famosa de Düsseldorf, como alguien dijo en alguna parte, sosteniendo la calificación de notable alto desde mediados de los años noventa del siglo pasado. Así que Kreidler estrenan 2024 con un trabajo impecable de pop electrónico instrumental –salvo excepciones– y decididamente fílmico.
“Polaris”, su primer corte, recuerda a los aterrizajes y despegues interestelares de Craig Leon con su especie de sónar pulsante, motores de “autobahn” y otros detalles dinamizadores, mientras que la sugerente “Tanger Telex” se nutre de un expresivo bajo eléctrico y del saxofón del turco Timuçin Dündar remitiendo al avant-pop surrealista de Tuxedomoon. Se antoja complicado saber a qué se refieren exactamente Kreidler con estos dos cortes introductorios, pero gracias a ello logran que la imaginación del oyente vuele y lo haga bien alto en algún tramo de la curvatura entre Estambul y Marruecos.
“Diver” nos sumerge en aguas algo más conocidas: su secuencia perseverante y ritmos sincopados siguen inyectando en las conciencias algún tipo de narrativa no declarada, misteriosa e irresistible –tipo Cabaret Voltaire, que lo conseguían a menudo–. La ruta prosigue con la orientalizante “Loisaida Sisters”. Klein y compañía regurgitan alguno de los hallazgos sonoros de Brian Eno y David Byrne –también lo hacen en “Hopscotch”, otra muestra de pop digital inmersivo y bailable–, aunque la acción, humeante y sexual, se sitúe ahora en Nueva York. No es extraño que su personaje ande algo “perdido”. Es Can Oral, de Khan Of Finland. La estroboscopia electrónico-industrial de “Arithmétique” no solo posiciona a Kreidler entre lo mejor de Orbital y Underworld, sino de ellos mismos.
Natalie Beridze es otro de los fichajes de los nuevos Kreidler. La artista experimental georgiana recita “Hands” a lo Laurie Anderson, mientras que “Mount Mason” les sirve a los alemanes para retorcer el dub-house de Basic Channel a base de inventiva y sedosos combustibles. “Twists (A Visitor Arrives)” se resume en “Kandili”, una exploración de caminos entre Oriente –reinterpretando sus timbres, ritmos y escalas– y Occidente –jazz y electrónica–, para concluir un álbum impecable, elegante y adictivo, también tenso, espacioso y fluido, que sabe esquivar el peligro del pastiche o la reiteración de modos, melodías y texturas. Una lección de clasicismo y de cohesión desde la variación sonora. ∎
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