La barcelonesa Laura Garde, aka Lagarde, estrena discografía prácticamente con lo puesto, pero tiene percha artística de sobra para llamar la atención desde la primera escucha. Las cuatro canciones de este EP sorprenden tanto por su envidiable punto de maduración como por la alta definición de una propuesta siempre enjundiosa. La cantante y compositora catalana hace justicia a referentes que obligan a colocar el listón en zonas de considerable exigencia, como Mojave 3, Sharon Van Etten o Maple Glider, moviéndose con soltura entre el folk de querencia campestre y el pop de contornos vaporosos.
Su voz tiene entidad para procesar estos influjos y transformarlos en nuevas líneas para un código ya conocido, pero no por ello impersonales. Además, se intuye un recorrido vital lo suficientemente agudo para disponer narrativas con peso, envolviéndolas en un formato de banda tradicional que siempre está en el sitio indicado: acompañando, subrayando, consolidando, conteniendo. Y aunque el disco apenas dura un cuarto de hora, sus partituras tienen amplio recorrido argumental.
Al volver sobre ellas, apreciamos con más detalle el fino ensamblaje de texturas rítmicas saturadas con acústicas y breves armonizaciones pianísticas de“Bring Me Down”. O el estilizado reverberar de de Mazzy Star en “October 10th”, haciendo inventario de soledades, errores y culpas con entereza, sin énfasis melodramáticos. Ojo también al contraste entre la edificante melodía de “Signs” y la oscuridad de su letra, con esos inquietantes últimos versos: “I can see the signs / An eye for an eye / I can read your mind”. “and I bet I’ll see you from this side” discurre con templanza y sin alardes estilísticos. Esa es una de sus principales virtudes. Poco a poco, configura un espacio acogedor al que apetece volver a menudo. Sigamos la pista, pues. ∎
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