“Bitches Brew”, disco doble de
Miles Davis editado en 1970, proseguía de manera más radicalizada la exploración eléctrica del jazz con el rock inaugurada un año antes por el trompetista en “In A Silent Way” (1969). En la portada, encima del título, puede leerse en letra más pequeña:
“Directions In Music By Miles Davis”. No solo la dirección musical de Davis en este trabajo capital en la historia del jazz, sino las nuevas direcciones que emprendía en la música en general. Aquel fue un disco rompedor –con temas como el que le da título, “Sanctuary”, “Miles Runs The Voodoo Down” o “Pharaoh’s Dance”– para el que Davis reunió, con el productor Teo Macero, a una de sus más completas formaciones: Dave Holland (bajo), Charles Alias, Jack DeJohnette y Lenny White (batería), Jim Riley (percusión), John McLaughlin (guitarra), Joe Zawinul, Chick Corea y Larry Young (piano eléctrico), Wayne Shorter (saxo soprano), Bernie Maupin (clarinete bajo) y la aportación desde los dominios del rock de Harvey Brooks, el bajista que participó en la electrificación de Bob Dylan a mediados de los sesenta.
A principios de 2020, cincuenta años después de su aparición, un grupo de músicos de jazz del sur de Londres –Nubya Garcia, Tom Skinner, Shabaka Hutchings, Theon Cross, Dave Okumu, Tom Herbert…– se reunió para celebrar en directo “Bitches Brew” en diversas ciudades europeas; no tanto versionar las siete piezas del álbum como reimaginar el disco a través de la improvisación y ampliando aún más los horizontes trazados por Davis. De hecho, en algunos pasajes, este
“London Brew” se acerca a los postulados más electrónicos y vertiginosos del posterior “Agharta” (1975), otra de las obras maestras de Davis en formato doble, y es destacable que en su rica instrumentación (saxos, oboe, tuba, clarinete, flauta, melódica, bajo, contrabajo, batería, guitarras, pianos, sintetizadores, electrónica, giradiscos, violín) no aparezca en ningún momento la trompeta.
La pandemia impidió que pudieran celebrarse los conciertos, pero la semilla de
London Brew estaba plantada. El productor e ideólogo del proyecto, Bruce Lampcov, no cejó hasta hacerlo realidad. En diciembre de 2020, poco después de finalizada la cuarentena, los mismos músicos requeridos para los conciertos se reunieron durante tres días en un estudio, dos para lanzarse ideas mutuamente y un tercero para grabar las ocho composiciones.
El resultado es conceptualmente riquísimo, una excursión frenética o más pausada con elementos de jazz, rock, electrónica, funk, groove y dub hilados, enmarañados y desenredados a través de la obra de Davis. Las dos largas partes en las que se divide el primer tema,
“London Brew”, son un buen ejemplo de este activo y transversal collage sonoro, con pasajes de guitarras espasmódicas que recuerdan más a Pete Cosey (uno de los dos guitarristas de “Agharta”) que a McLaughlin y que se cruzan con teclados alucinados, el Fender Rhodes aéreo y los vientos tocados al unísono con el contrapunto del violín, más los
samples tomados directamente de la grabación original de Davis a través del trabajo del
turntabilista Benjie B. Como contestación/reflejo de “Miles Runs The Voodoo Down”, el colectivo londinense ofrece
“Miles Chases New Voodoo In The Church”, uno de esos temas con líneas de bajo funk,
loops y redobles opacos de batería que conecta “Bitches Brew” con la última etapa de Davis; el tema se desarrolla en su último tramo a partir de otro precioso entrelazado de saxos y clarinetes sobre un fondo de electrónica orgánica. Se toman un respiro en
“Nu Sha Ni Sha Un Oss Ra”, con unos saxos pausados, una melódica deslizante y las notas intermitentes del piano acústico. Navegan después por un ambient fluido en el único corte breve del disco,
“Bassics”, y nos engañan con la calma inicial de
“Mor Ning Prayers”, ya que la plegaria matutina comienza lenta pero va agilizándose poco a poco, casi sin que nos demos cuenta, hasta coronarse como una magnífica pieza de jazz-rock y hard bop noir sostenida por la tuba.
“Raven Files Low” surge con un bucle de funk melódico rasgado por el violín e
“It’s One Of These” nos recuerda el espíritu
groove que siempre tuvo Davis, aunque fabulado con un laberíntico solo de clarinete. ∎