Pues no, no se han pasado al rock progresivo, como amenazaban en alguna entrevista y parecían confirmar los nueve minutazos y medio de la psicodélica y mutante “OCULTISMO”. Los Punsetes siguen siendo Los Punsetes y el odio fluye por sus venas con elegancia olímpica. La ira, decía aquel, lleva al odio y al lado oscuro, pero aquí la ira nos lleva de la manita, alehop, al séptimo disco de los madrileños. “No hay líquido más espeso que el odio que te profeso”, cantan con puntería de francotirador soviético. “All You Need Is Hate”, que reivindicaban The Delgados hace dos décadas, lema vital que Ariadna Paniagua, Jorge García, Chema González, Manuel Sánchez y Luis Fernández se han tatuado en la frente y han convertido en razón de ser de su carrera. ¿Progreso? ¿España? Vayan pasando a por su ración de bilis e inquina.
Cada vez más atrevidos y se diría que depurados en su aversión al mundo, los madrileños siguen tirando del hilo de “¡Viva!” (2017) y “Aniquilación” (2019), sus dos últimos trabajos, para ajustar cuentas con la realidad a base de salivazos de punk-pop, erupciones de noise trotón y sarpullidos de pop rebozado en cristales rotos y alambre de espino. ¿Lo mismo de siempre? Sí, lo mismo de siempre, pero mejor. O diferente. O algo así. Porque los madrileños cantan aquí como siempre y suenan como nunca. Y, sobre todo, porque (casi) nada puede salir mal en un disco que se arranca entre escalofríos eléctricos con un verso como el de “ESPAÑA CORAZONES”. A saber: “España es lo que a mi me sale de los cojones / España porque sí y ya sobran razones / España no la mires, España no la toques / España ojitos tristes, España corazones”. Difícil resumir el estado de la nación, ese patriotismo como virtud de los depravados (Óscar Wilde dixit), con mejor puntería y más mala uva.
A partir de ahí, todo pasa por varear la realidad y esperar a que vayan cayendo los frutos: alquileres ridículamente caros, egos recalcitrantes, convenciones sociales absurdas, enemigos a los que sacrificar, el noble arte del autosabotaje… El lado oscuro de la vida y el ridículo cotidiano, iluminados con focos como de llamar a Batman, no vaya a ser que entre clases de yoga, sesiones de coaching y retiros de autoconocimiento consciente se no olvide que en realidad todo es un asco. Ya lo advierte el título, ese “AFDTRQHOT” que no es otra cosa que el acrónimo de “Al final del túnel resulta que hay otro túnel”, verso cenizo recién salido de “OCULTISMO”. El bucle de la vida, el no future contemporáneo.
Siempre habrá quien les afee a los madrileños que lo suyo ha devenido fórmula y que, como el amor, también el odio se gasta de tanto usarlo, pero lo cierto es que siempre se las ingenian Los Punsetes para sonar frescos, sorprendentes y animosamente enrabietados. En “AFDTRQHOT”, por ejemplo, no solo firman una de las mejores caras A de su carrera (difícil superar la secuencia “ESPAÑA CORAZONES”, “CERDOS”, “QUE TE VAYA MAL” y “HOLA, DESTRUCCIÓN”) y algunos himnos francamente irresistibles (“COSAS QUE NO ME GUSTAN” es, desde ya, favorita destacada), sino que se permiten también ampliar el campo de batalla con nuevas incursiones estilísticas y trincheras cada vez más profundas.
Traducido en canciones, que al final es lo que importa, esto implica que “AFDTRQHOT” combina la efectividad del esputo eléctrico de toda la vida con oleadas de surf acorazado y pop ochentas (“UN CONDENADO A MUERTE SE HA ESCAPADO”), shoegaze con vistas a The Jesus & Mary Chain (“FOMO”), garage expansivo de la escuela Mary Weiss (“NO PUEDES CORRER”) y lo-fi metafísico (“ESTRATOS GEOLÓGICOS”). Al final, es como si hubiesen destilado la esencia de sus primeros discos para acabar construyendo una central eléctrica de mala leche, himnos despendolados y punk cada vez más enriquecido y furioso. ∎
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