Nunca está de más echar la vista atrás y recordar lo que hicieron Diabologum y Expérience, dos de los grupos más excitantes del rock europeo de las últimas décadas. Pero también conviene archivar el recuerdo y dirigir el foco hacia la carrera posterior de Michel Cloup, desde 2011 entregando álbumes preñados de rabia y pasión.

El nuevo trabajo del de Toulouse es una adaptación de “À la ligne. Feuillets d’usine”, primera novela (en verso) de Joseph Pontus, editada en 2019 por La Table Ronde y merecedora de varios premios en Francia.

El libro, la historia de un obrero en las fábricas bretonas de manufacturas de pescado, está escrito sin signos de puntuación, recurriendo a la prosa poética para fijar momentos de cansancio, angustia, aburrimiento, alienación, fatiga y rutina.

Material ideal para que Cloup, acompañado por el líder de Mendelson Pascal Bouaziz (guitarra, voz) y Julien Rufié (batería, teclados, programación), de rienda suelta a su incandescente visión de un rock de alto voltaje emocional encarnado en hipnóticas piezas guiadas por las guitarras eléctricas, el spoken word y el noise como Santo Grial de la catarsis.

El rock como herramienta de la lucha de clases, como instrumento-espejo que nos obliga a enfrentarnos a los reflejos de los más desfavorecidos, esos que el neocapitalismo se empeña en ocultar con sus promesas de consumo y “superación personal”.

Entre el lirismo de los mejores Mogwai y Arab Strap (“Le week-end”, “La nuit”) y la urgencia de tintes semindustriales (“Le tofu”, las tres partes de “À l’abattoir”), “À la ligne. Chansons d’usine” –que cuenta con la participación del propio Pontus recitando en los dos cortes finales, “À la ligne” e “Il y’a”– es un contundente ejemplo de combat rock siglo XXI. Porque la lucha continúa. ∎