Álbum

rebe

solo pasiones…Elefant, 2021

07. 07. 2021

Rebe es una especie de Jeanette impúdica y experimental, no tan fácil de escuchar, pero vivimos unos tiempos fabulosos para lo raro, los tiempos en donde a Yung Beef le va de Gucci construyendo una obra infinita, arriesgada y densa”. La frase no es mía, sino del también periodista y sin embargo amigo Javier Villuendas, pero resume a la perfección lo que ocurre cuando uno se arrima a rebe (así en minúscula) y empieza a tirar del hilo de esa canción vaporosa y experimental como de fiesta mayor desenfocada; como de copla deconstruida y hasta las cejas de Lexatín.

A Rebeca Díaz, madrileña de 23 años y autopresentada en sociedad como “La Princesa de España”, ya la conocíamos por cosas como “si mirarte es un delito q me lleven a la prisión” y, sobre todo, por sus versiones cubistas y desfiguradas de “Corazón partío” de Alejandro Sanz y “Will You Still Love Me Tomorrow” de las Shirelles, pero con solo pasiones…” todo se extrema y complica (para bien) un poco más. Porque son solo seis canciones, sí, las justas para armar un mini-LP, pero más que suficientes para convocar a CocoRosie y Cecilia. A Broadcast y Rocío Jurado. A Bigas Luna y Kikí d’Akí. Lo cañí y lo retrofuturista, la tradición y la vanguardia, mano a mano en un trabajo repleto de filtros en bucle, melodías que parecen haber brotado por generación espontánea tras un vertido tóxico en una gasolinera y canción española de la de toda la vida acuchillada por teclados gomosos y percusiones acuáticas.

Con su blanca languidez, santo y seña de una generación que ha conseguido sacar petróleo de la fatiga emocional y el desfallecimiento melódico, rebe le quita el edredón al pop de dormitorio y se lo lleva de paseo por galerías de arte y ferias de pueblo; por tapices rítmicos con solera e inquietantes paisajes sonoros de ambient retorcido. Y por más que el algoritmo de Spotify insista en enlazarla una y otra vez a Axolotes Mexicanos y El Último Vecino, lo de la madrileña es otra liga y, según se mire, casi otro deporte. ¿Vanguardia kitsch? ¿Pop turbado y turbador? ¿Canciones asténicas para la nueva hornada zoomer?

La respuesta, de haberla, hay que buscarla en la copla tenebrosa de ven a buscarme temprano” (o cómo arrimar la sardina de Beach House al ascua de Paloma San Basilio sin morir en el intento); la escritura automática y el R&B a ralentí de jamón”; el turbio gancho de “la mas wapa del bar”, y, en fin, en ese himno disfuncional titulado xanclas sobre el asfalto”, despedida y cierre de un disco que parece como recién llegado de otra galaxia. ∎

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