Capas y más capas de distorsión, psicodelia lunar y Spacemen 3 en el retrovisor. ¿The Jesus & Mary Chain? Sí, The Jesus & Mary Chain. Electricidad densa, espesa. Sacudidas de guitarra que se diluyen en el ritmo, ondas y espirales rebotando hacia el espacio exterior. “Siempre paso por tu lado, nunca me ves, siempre te digo al oído cosas que nadie te puede decir, nadie, nadie más que yo”, canta Florentino Muñoz Lozano, Florent y Yo a partir de ahora, desde ese muro muro de distorsión que es “El silencio”, despedida y cierre de este “Florent y Yo”. ¿Metafórico? Quizá. Porque al guitarrista de Los Planetas lo veíamos, sí, pero no lo oíamos. Su huella estaba (y está) ahí, moldeando las aventuras sónicas de los granadinos, pero lo de la voz cantante siempre ha sido cosa de J.
Es más: a Florent se le ha visto especialmente cómodo en el segundo plano, escorado en una esquina del escenario y con la mirada clavada en su pedalera. Un rol de supuesto comparsa que salta en mil pedazos, como la luna de “La cueva de mis fracasos”, con su enérgico y lozano debut en solitario. Un “más vale tarde que nunca” de manual en el que la pandemia, parece, ha tenido mucho que ver: alguien le dijo que Anton Newcombe, cabecilla de The Brian Jonestown Massacre, estaba aprovechando el parón coronavírico para escribir una canción al día y decidió ponerse también manos a la obra.
Su idea, explica, era componer canciones para Los Planetas, pero en vista de que J ya tenía casi listas las de “Las canciones del agua” (2022), decidió darles otra salida. Casi mejor. Tocado por la magia de las primeras veces, “Florent y Yo” es un vibrante monumento sonoro a su educación sentimental y musical. Indie de matrícula de honor con robusto andamiaje instrumental, guitarras tridimensionales marca de la casa y picotazos de psicodelia, new wave despeinante, pop sixties y noise trotón.
Su voz, por primera vez al frente de todo, suena extrañamente cálida y cercana. También melancólica y juvenil, como la del Joaquín Pascual de “Bingo” (2002). “Ya no escucho lo que dice mi corazón, habrá otro que te entienda mucho mejor”, canta Florent en un disco que tiene mucho de luz al final del túnel y ajuste de cuentas consigo mismo. Con su propio pasado, con los momentos de zozobra y, en fin, con la vida misma. “Cuando pases, procura correr, no te dejes jamás convencer”, dice en “Un buenísimo plan”, la más Planetas del lote y, según se mire, pariente no demasiado lejana de “De viaje”.
Acompañado por Adrián Ceballos, Dani Fernández y Mario Zamora, miembros de la desaparecida banda madrileña Melange, y por el trompetista Jimi García (Eskorzo), Florent se estrena con un disco brillante y sanador; un álbum que se acerca con soltura a Stereolab desde el rock andaluz (“Rumba de mi estado de alarma”) y borda el indie de crescendo imponente (“Apaga el móvil por favor”). Capas y más capas de distorsión, psicodelia lunar y Spacemen 3 en el retrovisor. ¿The Jesus & Mary Chain? También, sí. Pero sobre todo Florentino Muñoz Lozano. Florent. Conjugándose en primera persona. Reivindicando su plenitud. “Voy buscando la salida, ya no quiero estar aquí, ya no puedes retenerme”, que canta en “Aquí paz y gloria”. ∎
Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.