Ibon Rodríguez García es uno de los músicos más inquietos del panorama vasco, del punk a la pura experimentación, de la delicadeza melódica al puro grito. Comenzó a trabajar con el nombre de IbonRG en 2006. Por el camino, forma parte del grupo de rock experimental Eten o del dúo Gargara, junto a Miguel A. García (alias Xedh), pero entre sus muchas direcciones y aristas también ha participado en Biko, Saliva, Gol Portero, Le Noise, Seps Town Duo, Txaranga Urretabizkaia o Plu de Mekanisms (con Loty Negarti) y ha sido también productor para Maite Arroitajauregi (Mursego), Manett o en la carrera en solitario del ex M-ak Xabier Montoia.
Enrike Hurtado, por su parte, es profesor en el Departamento de Artes y Tecnología de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco y responsable del programa de música experimental “Hotsetan” en Radio Euskadi y el festival homónimo que tiene lugar en el Azkuna Zentroa de Bilbao, anteriormente conocido como Alhóndiga Bilbao.
En 2018 falleció a los setenta y ocho años el poeta, escritor y músico txalapartari Joxean Artze, que fuera cofundador del colectivo artístico Ez Dok Amairu integrado, entre otros, por Mikel Laboa, Benito Lertxundi o Jorge Oteiza. Un año después del fallecimiento se le realizó un homenaje musical con la participación de varios de los más destacados músicos vascos contemporáneos y allí se produjo el encuentro entre Ibon y Enrike. El primero acababa de publicar su álbum “Hil zara” (2019) y fue la fusión de tradición y vanguardia que caracterizaba este disco el que definió el camino del homenaje. El resultado de la colaboración les satisfizo a ambos y decidieron prolongarlo. Confinamiento y pandemia por medio, en julio de 2020 entraron a grabar ese LP de homenaje a Artze en el que estaban pensando, y que ha publicado Repetidor.
El disco, titulado “oMOrruMU baMAt”, se compone de letras de Artze y el punto de partida musical se puede considerar “tradicional”…, pero no lo es en absoluto. O lo es, pero tan solo en los dos temas cantados a capela por Ibon, “chori kayolatic ihes goan dena”, con una hermosísima melodiosidad atávica, y “euria bezain garden”, que parece una nana. Pero el resto del álbum (son once temas) se inscribe, fundamentalmente, en el ámbito de la experimentación sonora contemporánea. En “suMUntsiMItuMU” los créditos dicen que el tema está tocado con txalaparta, pero está tan tratada electrónicamente que lo que parece es una pieza completamente industrial. “6452174”, con piano y txalaparta, tiene una estructura atonal, casi serialista, con voz que no emite palabras y recuerda los trabajos experimentales de Joan La Barbara, Cathy Berberian o Meredith Monk.
Los únicos instrumentos que aparecen en el disco son la txalaparta y el piano, más los tratamientos electrónicos de ecos y reverberaciones (no son lo mismo). Aunque en “poMOliMIkiMI” la txalaparta suena aparentemente tan desnuda como las voces de los temas a capela, en otros casos, como en ”miran”, el tratamiento electrónico del instrumento es casi de película de terror (y no desentonaría en el “Also Sprach Zarathustra” de Laibach). Increíblemente, con tan escuetos mimbres se ha creado una obra global extremadamente variada y diversa, mucho más actual y contemporánea (y dirigida al futuro) que folclórica. ∎
Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.