En 2023, “(It Goes Like) Nanana” se convertía en la pista más vendida de todo el catálogo de Beatport. Fue el único lanzamiento de Peggy Gou en casi dos años y, aunque se anunció como la primera muestra de “I Hear You”, parece que más adelante cambió de opinión. Del disco también forma parte “I Go”, protagonista de un EP de remixes lanzado en 2022 y mucho menos pop que su sucesora. Nada equipara el éxito del tema del verano pasado: “(It Goes Like) Nanana” se convertía en un fenómeno TikTok gracias al festival Lost Nomads, en las afueras de Marrakech, cuando la surcoreana ni siquiera se había dado de alta en la plataforma. También conseguía el número uno en cinco países, y entró en el Top 50 de toda Europa (y entre las canciones del año para Rockdelux). Pese al tríptico colaborativo Peggy Gou-Kylie Minogue-Magnum de 2022, la carrera de la DJ no se concebía como un fenómeno de masas hasta hace un año: la canción del verano superó el techo de cristal de cualquier mujer discjokey hasta la fecha, un éxito propio de Calvin Harris cuando el EDM estaba de moda.
“I Hear You” es su primer álbum, pero lo repentino de su éxito y el plan de su lanzamiento ponen de manifiesto lo obvio: el eurodance vuelve a estar de moda (que se lo pregunten a Dua Lipa). La coreana afincada en Berlín, quizá por encontrarse en el epicentro de la electrónica, lo vio venir antes que nadie: Kim Min-ji, ese es su nombre de pila, estudió moda en el London College Of Fashion. También trabajó como corresponsal en la capital para ‘Harper’s Bazaar Corea’ antes de mudarse a Alemania, por lo que no es superfluo recalcar su amplio conocimiento de las tendencias (en realidad, su visión siempre ha sido nostálgica, pues desde “Starry Night” se aferra al dance europeo del siglo pasado).
Así, el enfoque de “I Hear You” es retro desde muchas perspectivas. Lo primario es esa sonoridad tan propia de la música house noventera, también baleárica, que entrelaza la electrónica europea con alguna guitarra acústica sumergida para generar las cualidades inherentes al Café del Mar. Gou afirma que su gusto cambió en la pandemia. Suponemos que escuchó mucho para llegar a hacer lo que ahora hace. De hecho, esta parece ser una de las líneas discursivas del trabajo: Peggy te escucha, la comunicación es bidireccional. Presta atención y, más tarde, crea. Quien parte de esa base construye los pilares sobre algo que ya se ha dicho. Como buena oyente, su mirada hacia el pasado es irreversible. Esa tecnostalgia, a veces, es propia de una prosumidora, y algunos temas de su disco cumplen con todos los requisitos del videotutorial: como prueba, la marimba fantasiosa de “Lobster Telephone”, la melodía vocal casi secundaria de “I Go”, la cualidad mediterránea de “1+1=11”, la selección de sintes italo-pop de “Back To One” o los bajos afunkados y trompetas MIDI detectivescas de “Purple Horizon”. Solo por poner algunos ejemplos, porque el LP está plagado de pianos organados con delay al máximo, breakbeats maníacos, láseres y, en definitiva, todos los magic tricks de la electrónica de hace treinta años.
No es la única retrospectiva del trabajo: “Your Art” es una introducción política en la que la compositora adapta un manifiesto del ecoactivista Olafur Eliasson. En ella, se declara anticolonialista y antimodernista (por como suena el trabajo, quizá no haría falta esto último). En ese posicionamiento discurre la variedad lingüística de “I Hear You”: a lo largo del LP se intercalan el inglés, el español y el coreano. Para ello, Gou cuenta con dos colaboraciones: Lenny Kravitz en “I Believe In Love Again” y Villano Antillano para “All That”. El primero, vieja gloria rockera, representa el pasado. La segunda debutó en 2019, pero tampoco es que le ponga voz al futuro: “Puerto Rico es una isla secuestrada por los EE.UU.”, afirmaba la puertorriqueña en su entrevista con ‘La Resistencia’. Llevando su procedencia caribeña en su seudónimo, encaja de forma relativamente natural en el trabajo identitario y localista de Gou. “Seoulsi Peggygou (서울시페기구)” (que se traduce como “Peggygou de la ciudad de Seul”, aunque la artista naciese en Incheon) es el tema más representativo en su batalla cultural interna, en el que yuxtapone un gayageum coreano sobre una base de drum’n’ bass. Más adelante, la melodía del gayageum es reproducida con exactitud por un sinte dosmilero (en otra de las muchas batallas temporales que tienen lugar en el álbum).
Las letras en su lengua materna, que suenan alegóricas o fantasiosas por la dificultad en la traducción, se asimilan como el apretón de manos equilibrado entre su vida en Europa y su crianza en Corea. Tampoco es casualidad que su gran hit sea el único que canta (en solitario) en idioma Occidental: quizá por eso mismo el LP ha sido recibido como la evidencia del one hit wonder. Porque compone como una berlinesa, pero todo el mundo sueña en su idioma natal (quien haya visto “Vidas pasadas” entenderá la referencia). Por suerte se dedica a la música, que es un lenguaje universal, o así nos lo han vendido. ∎
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