Al hablar de las continuas referencias a Prince (1958-2016), hay que hacerlo como lo que representa el genio de Minneapolis: un género en sí mismo, no la influencia de un artista más. De este modo, Donald Glover, aka
Childish Gambino, se marca un disco que toma las lecciones del autor de
“Sign ‘O’ The Times” (1987) para cimentar su esfuerzo más ambicioso hasta la fecha. No puede ser de otra manera con piezas como
“Algorhythm”, funk del siglo XXI, trepanador desde su palpitante textura orgánica. Lo mismo sucede con la memorable
“Time”, donde la estela de Prince cobra más fuerza que nunca a través de una arcadia soul barroca, arrebatadoramente fantasiosa.
El resto del disco está marcado por canciones cuyos títulos indican el minutaje transcurrido, si bien es cierto que
“42.26” no deja de ser un remozado de “Feels Like Summer”, la cual ya conocíamos de su EP “Summer Pack” (2018).
No hay bajones a lo largo de un recorrido que mira de tú a tú las cimas discográficas de Kanye West, de quien toma las coordenadas sucias de
“Yeezus” (2013) para erguir un zarpazo trap selvático como
“24.19”. Otro de los puntales es
“12.38”, donde la presencia de 21 Savage reafirma la naturaleza visionaria de un trabajo que no se contenta con contextualizar, sino que observa desde el otro lado de la mirilla: el de un futuro subrayado en presente continuo. ∎