Variedad de la buena.
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Catalan Arts Music

Los sonidos de la Catalunya actual en Primavera Sound 2022

Por RDL

25. 05. 2022

Diversidad generacional y de estilos. Valores consolidados y emergentes. Tradición y vanguardia. Pop, trap, dancehall, folk, punk rock, electrónica, propuestas absolutamente inclasificables y una buena cohorte de DJs. La representación catalana en el festival Primavera Sound 2022 es reflejo de la fertilidad y la heterogeneidad de su ecosistema creativo. Desde aquí, trazamos siete posibles itinerarios que no pretenden ser taxativos, ni muchísimo menos. No se trata de imponer normas, sino de sugerir posibles vías de disfrute. Son solo siete puntos de partida para dejarse empapar por la riqueza de la cita, encarnada en medio centenar de nombres que desfilarán por los diferentes enclaves del festival barcelonés entre el 1 y el 12 de junio. De todo, y para todos los gustos.

Nueva Vulcano.
Nueva Vulcano.

Alto voltaje

Más que condenado a extinguirse, el viejo rock de guitarras –en cualquiera de sus mutaciones– parece destinado a convivir con decenas de géneros y estilos que le discutan –o directamente le arrebaten– la primacía. El cordón umbilical que une a Primavera Sound con el indie-rock-de-toda-la-vida es palmario y la representación catalana de estos sonidos no podía ser escasa. Los guitarrazos veloces, los riffs contagiosos y el alto voltaje eléctrico serán las señas de identidad de unos Nueva Vulcano que son clásicos absolutos de la escena post hardcore de nuestro país, algo así como los monarcas de una estirpe que ya en su momento lideraron Aina, su crisol. No tienen estribillos, tienen himnos. Pero no serán los únicos. Ahí estará también el sesgo garagero de un grupo igual de efectivo sobre las tablas como los incombustibles Mujeres, la sorna irreductible de los siempre eclécticos Power Burkas, las volcánicas canciones de unas Pinpilinpussies que recogen lo mejor del indie rock más árido de los 90 y del legado de las riot grrrls, el destartalado pero también azucarado descaro pop recubierto de fuzz de las Rombo y la pujante y ácida variedad de registros de Chaqueta de Chándal. Electricidad en vena.

Ferran Palau.
Ferran Palau.

El auténtico slo mo

La escena del pop catalán del último lustro no sería la misma sin la escuela que han creado –seguramente de forma involuntaria, pero ahí queda eso– Joan Pons al frente de El Petit de Cal Eril y, en solitario, Ferran Palau. Ese pop cadencioso, enigmático, volátil y sensual que han forjado a lo largo de sus respectivas discografías y que lleva ya unas cuantas temporadas siendo evocado por músicos más jóvenes. Lo bueno de todo esto es que que ambos –bueno, aquí también cuenta la participación del productor Jordi Matas, que es el tercer vértice del triángulo– son demasiado inteligentes como para dejarse devorar por su propio cliché. Y a buen seguro que sabrán hacerle el regate con reformulaciones de su propio sonido. Algo de eso ya empezó a avistarse en la última entrega de Ferran Palau, que tuvo su puesta de largo en el Palau de la Música Catalana. Y también El Petit de Cal Eril está sabiendo regenerarse en sus últimas entregas, cada vez con un discurso más personal pero igual de apasionante. Siguiéndoles el rastro estará el mallorquín Lluís Cabot al frente de los también ensoñadores Da Souza. Los tres encarnan esa nueva “imaginación al poder” que mira de reojo, por qué no decirlo, a uno de los retornos más esperados de esta edición de Primavera Sound: el de los también baleares Antònia Font, que han cumplido con las expectativas depositadas en este regreso con holgura.

Alizzz.
Alizzz.

Viva el nuevo pop

El llamado “nuevo pop” que se hace en España –esa sencilla terminología que parece copiar al new pop que se sacó de la manga el periodista Paul Morley en Reino Unido hace 40 años– no se entendería sin la figura de Alizzz. No solo porque Cristian Quirante –ese es su nombre real– haya sido fundamental como productor en el éxito global de C. Tangana con “El Madrileño” (2021), tras acumular un currículo de trabajos que supone un auténtico all stars de la música contemporánea de aquí, también porque el Castelldefels publicó “Tiene que haber algo más” (2021), punto de encuentro entre las sensibilidades indie pop y urbana, que se erigió en uno de los álbumes más importantes de los últimos tiempos. Por lo que depara y por lo que significa. Una de las ocasionales colaboradoras de Alizzz en otros tiempos, Bad Gyal, es también un nombre preeminente por su forma de combinar dancehall, trap, reguetón y dembow, totalmente a su manera, como certificó en “Warm Up” (2021), su último trabajo. La estela de ambos es seguida de cerca por el R&B digital –con vocación global– de las barcelonesas Gabriela Richardson y Julieta, el seductor pop de dormitorio de Ariox (desde Cardedeu) o el pop radiante de Guineu (desde Terrassa). Habrá que estar muy atentos, porque hablamos de una nueva generación que irrumpe con muchísima fuerza.

Manel.
Manel.

Los clásicos siempre serán modernos

Hay músicos que son un estilo en sí mismos, así de interiorizada y de bien asimilada tenemos su fórmula. No es reproche, todo lo contrario. Nos referimos a artistas que se explican con la sola mención de su nombre. Que son clásicos, vaya. Clásicos, además, en el sentido más amplio del término. Manel, por ejemplo. Vitales en la consolidación y expansión del pop catalán y en catalán. Maestros en el arte de regenerarse desde sus inicios folk pop mediante inyecciones de electrónica, ritmos caribeños, síncopas new wave y muchas otras hierbas. Absolutamente referenciales haciendo lo que les da la gana. Pero también es ese el caso de los chispeantes Hidrogenesse, la factoría de hits irreverentes –y muy inteligentes– fundada por Genís Segarra y Carlos Ballesteros, tomando el resbaladizo relevo de los siempre añorados Astrud. O de sus amigos Doble Pletina, orfebres de un pop exquisito y sutil. O de Renaldo & Clara, que representan la sutileza y la elegancia hecha canción pop. O de The Free Fall Band y su visión pop en tecnicolor, que bebe de la mejor tradición indie del siglo pasado. O de la jovencísima Marta Knight, que en ocasiones mira de tú a tú las mujeres que están renovando el folk y el indie norteamericano –nos referimos a Sharon Van Etten, Soccer Mommy o Julien Baker– ahora mismo. Aunque si hablamos de Rigoberta Bandini, que bebe de algunas fuentes que pueden ser comunes –ABBA, la tradición eurovisiva, la música disco– pero ya juega –en términos de popularidad– en otra liga, las presentaciones seguramente sean redundantes. Y hablando de clasicismo, el que propone Tarquim (esto es, Pau Vidal) se desmarca del resto: jazz, bolero y chachachá desde una perspectiva contemporánea.

Za! & La TransMegaCobla con Tarta Relena.
Za! & La TransMegaCobla con Tarta Relena.

Cuando el estilo es que no hay estilo

Abigarradas producciones digitales, melodías que se retuercen sobre sí mismas, guiños a una tradición que deja entrever sus señas de identidad entre una novedosa y frondosa jungla rítmica, estilos que se disuelven en un magma tan indefinible como magnético… La heterodoxia cobra una nueva dimensión en manos de jóvenes músicos que hacen de la ausencia de normas su máxima divisa. Za! y las efervescentes Tarta Relena se alían en ese experimento que es Za! & La TransMegaCobla, dándole un buen revolcón a la cobla y a las músicas del Mediterráneo en un viaje retrofuturista que quizá sea el más representativo de esto que decimos. Desde luego, audacia les sobra. Es el pasado reconstruido a través del presente. Pero también lo son los ritmos fracturados, las texturas evanescentes, los complejos colchones sintéticos y las melodías subyugantes que proponen Marina Herlop, Bonitx, Twin, Le Nais o Bikôkô. Toda una invitación al descubrimiento. Una ventana abierta a la aventura. No duden en asomarse. No teman atreverse.

Coàgul.
Coàgul.

Que el ritmo no pare

Catalunya es terreno abonado a la mejor electrónica. Ha sido tradicionalmente así desde siempre. En parte, por su circuito de discotecas, desde las más elitistas hasta las más interclasistas, proyectándose desde los núcleos urbanos al extrarradio de sus grandes ciudades y creando un fermento del que germinaron otros clubes y citas de incuestionable proyección internacional. Y alentando con ello la formación de una inagotable cantera, que ahora se nutre también de los sonidos que aportan músicos nacidos en otras latitudes, o hijos de inmigrantes. Tradición, en definitiva. Esa es la diversa escuela de la que proceden el hedonismo sin prejuicios de Yung Prado, el house de Mainline Magic Orchestra, el pop electrónico de CARLA, los sonidos africanos –mezclados con muchísimos influjos más, es de ley apuntarlo– de Jokko o de Ikram Bouloum –uno de los fenómenos más esperanzadores de la reciente escena catalana– o el abrasivo sonido industrial de Coàgul. Ritmos, beats y pulsiones digitales con las que alimentar un cartel como el de Primavera Sound de este año, que prácticamente invita a no dormir, porque casi sería perder el tiempo.

John Talabot.
John Talabot.

Tú y yo a la fiesta

Y el siguiente capítulo en esa dinámica de apenas prestar tiempo a descansar es el consagrado a los DJs. Diseminados por todos los espacios en los que se desarrolla este año el Primavera Sound y programados como norma general en horarios tardíos. Cada uno con su estilo, pero todos dispuestos a que nadie deje de bailar. Ahí destaca sobremanera la presencia de John Talabot, el más internacional de todos, ya con larga trayectoria a sus espaldas: el DJ, músico y productor Oriol Riverola, quien se ha pateado los principales festivales del mundo, ofrecerá una generosa ración de su buen hacer a los platos, surtido por los estilos habituales: techno inteligente, house de etiqueta y música disco elegante. Una cita imprescindible. Es el punto álgido de una programación que se completa con el eclecticismo pop de DJ Fra, el trap y los nuevos sonidos de El Bloque DJs, la absoluta ausencia de prejuicios (reguetón, funk, afrobeat, hip hop) de Diverso: H-Ki + La Diabla + Alvva, el irresistible groove entreverado de funk, house y hip hop de Virginie o el makineo inmisericorde del veterano –mítico es decir poco– DJ Pastis. El cierre gamberro del festival con DJ Coco se espera siempre con ganas. ∎

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