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Decenas de mujeres perreando, una pool party, oro, cochazos, un casoplón, playas… no es el vídeo de un grupo de gangsta rap, es la forma en que La Zowi y Albany han decidido presentar al mundo “Sugar Mami”, con una estética deudora de los 80 hasta en las tipografías. Lo realmente novedoso del videoclip no es tanto lo que pasa en él, sino que esté protagonizado única y exclusivamente por mujeres: al borrar la presencia masculina, la directora Isabel de Fortuny subvierte toda la iconografía de la que aún se nutre el imaginario pop y convierte a la mujer, que hasta ahora solo tenía lugar como objeto, en sujeto activo y protagonista absoluta, y la fiesta de La Zowi y Albany, en una fiesta sorora y empoderante a la que resulta imposible no querer apuntarse en tiempos de distanciamiento social. Carolina Velasco
Rosalía y Canada se reúnen dos años después de que Nicolás Méndez dirigiera el asombroso díptico visual de “Malamente” y “Pienso en tu mirá”. Si aquellos clips celebraban la imaginería cañí del cinturón industrial de Barcelona con recursos visuales cargados de simbolismo, “TKN” traslada la acción a un barrio de Los Ángeles para escenificar la idea fuerza de este tema junto con Travis Scott: la lealtad de la familia elegida o natural y la fuerza del clan.
Méndez rinde pleitesía a la estética clásica del hip hop, pero lo hace esquivando los tópicos sobre violencia, drogas y machismo con una premisa simple, pero muy potente: Rosalía es la matriarca de una banda de niñas y niños que vagan por las calles para sobrevivir. Con una coreografía que acentúa el lado animal y salvaje de los críos y crías y un montaje espectacular a cargo del propio Méndez y Carlos Font Clos, el tratamiento del vídeo acierta en ensalzar el sentido maternal de la protección como otra forma de poder femenino. Juan Monge
Personalmente disfruto cuando los artistas nos llevan a sus zonas, sean calles de extrarradio o urbanizaciones ajardinadas. Son los lugares donde empezaron su carrera y donde quizá algunos mantienen aún un pie. Entre el polígono de Almanjáyar, Almuñécar y el Albayzín, Yung Beef hace retake de su vida en el lado sur. Aunque se muestra discreto, tiene a Khaled de anfitrión, “el primer gángster en hacerse rapero”. Si en otras ocasiones ha cantado que la calle está enamorada de él, en “Southside” demuestra por qué es difícil resistirse. Entre manadas de niños, silvestrismo de pájaros y sus gentes puestas para el roneo, allí se planta el artista con su camisa Fendi, la cadena de oro con el logo de La Vendición y el McLaren aparcado en la puerta; es la combi completa del modelo aspiracional. Aïda Camprubí
La banda pamplonesa Melenas se comprometió con el sello internacional Trouble In Mind para el lanzamiento de su segundo trabajo discográfico, que avanzó con “3 segundos”, un tema que llegó con este cartucho visual: las componentes del grupo son transportadas a los recuerdos televisivos y cinematográficos de la infancia de su realizador, Iker Insausti, mediante diapositivas resueltas con la magia del croma.
Un barrido por grandes hitos de la cultura popular donde las músicas, al más puro estilo Beastie Boys, se enfundan distintos vestuarios y pelucas para penetrar en “Cosas de casa”, “Canción triste de Hill Street”, “Star Wars”, “Flash Gordon”, “Dune”, las tardes de vicio con la Atari y la NES, “Street Fighter” y todo ese popurrí que termina engullido en una fuga alucinada hacia su tramo final. Manifestaciones culturales de finales de la década de los 70, los 80 y los 90 que tiñen de nostalgia sus imágenes. Más allá de la soltura que se demuestra con los fondos verdes, sus artífices respetan con detalle y pericia el aparato gráfico y las tipografías propias de esos productos de la cultura popular que son homenajeados en clave cómica y desenfrenada por el cuarteto navarro en esta alocada y divertida comparsa. Marc Muñoz
En cuanto solventemos algún que otro problemilla un poco más urgente, habría que hablar seriamente de la dismorfia facial. Selfi va, selfi viene, nos vemos nuestra propia cara más que nunca, pero también tenemos menos claro que nunca cómo luce realmente. ¿Se puede saber quién es ese tío del espejo que me está mirando? Esta realidad pasada por un filtro de Instagram salta también, claro, a videoclips como el de “L’amor fa calor” de Renaldo & Clara, tan pop como la propia canción. La directora Ingride Santos mezcla lenguajes y se inventa infinitas soluciones en pantalla vertical para entregar un documento audiovisual que es puro 2020: si el móvil es la nueva tele, si pasamos stories como antes hacíamos zapping, seguir pensando solo en 16:9 quizá haya dejado de tener sentido para siempre. Víctor Trapero
El 13 de marzo de 2020, Hidrogenesse, confinados, grabaron en casa “Otro lado”, una versión del “Caramelo House” de Chico Blanco a piano, voz y el sonido de la fuente de la Piazza Navona de Roma, como lo capturaba la webcam de una plaza que, al otro lado de la pantalla, Carlos Ballesteros y Genís Segarra observaban vacía. Todo el ritmo 4/4 y los hi-hats que le quitaron al original, el productor de Granada se lo devuelve en su remix de “La carta exagerada” –del álbum “Joterías bobas” (2019)–, y para el cual Hidrogenesse escriben y dirigen, como Jacques Demy, la película “La casa exagerada”, un cortometraje de casi 7 minutos que también protagonizan.
En el videoclip de Stanley Sunday para “La carta exagerada”, Carlos y Genís eran los mayordomos de un señor animado que residía en una casa de muñecas. En el vídeo del remix, son Hidrogenesse los que habitan la casa del título, exageradamente pequeña. Y están confinados, en pijama –aunque elegantes–, viendo el streaming que Chico Blanco ofreció el 30 de mayo en el YouTube del MACBA, y bailando música house toda la noche (y todo el día también), jugando con la polisemia de house en inglés, y en un guiño a Jarvis Cocker, DJ en sesiones de discoteca domésticas a raíz de la pandemia.
Jarvis es uno de los astros del panteón de la casa de Hidrogenesse, en el que también figuran Chico Blanco, Almond, Demy y su universo –las actrices Catherine Deneuve y Danielle Darrieux, el compositor Michel Legrand, el escenógrafo Bernard Évain–, Lady Miss Kier de Deee-Lite y el pintor de miniaturas David Macho. Todo completado con tutoriales de baile (house, por supuesto), cocina, belleza y salud para sobrevivir a un confinamiento. Marta Salicrú
Un álbum tan cinemático como “Futuros valores” (2020) no podía tener mejor acompañamiento visual que este cortometraje dirigido por Miguel Ángel Blanca (ex Manos de Topo, autor del documental “Magaluf Ghost Town”). Protagonizado por el mismo Pablo (Und Destruktion) García, todo gira alrededor de la canción “Problemas” y de un surrealista platu-faves con propiedades marianas: el santo varón confiesa atormentado la aparición de la Santina (Virxe de Covadonga) en el seno de una calórica fabada. Epifanía que, a diferencia de Clemente Domínguez, solo le sirve a su polifacético testigo para disertar sobre vaques mansas, etnomusicología y la angustia existencial de un artista comprometido con el poder transformador de la música. Víctima de las aporías tardocapitalistas y de sus propias obsesiones, el pobre guaje acaba deambulando inconcluso por un crepuscular prau durante una escena final que retrotrae a las chanzas bucólicas de Syd Barrett. Original, tragicómica y caótica, entre el documental, el videoclip promocional y una ficción que se nutre parcialmente de la novela “La bestia colmena” (2018) del mismo Pablo García, la cinta sabe reflejar en sus apenas siete minutos el sentimiento visceral de un paisano por la inocencia perdida y la creación artística valiéndose para ello de infalibles arquetipos regionales, cierto gracejo épico y la ambigua circunspección a la que tantos otros bigotudos han recurrido a lo largo de la historia musical humorística, con o sin recado (Hazlewood, Sparks, Hidrogenesse, Moroder…). José Manuel Caturla
En “Fandangô de Carmen Porter”, la pérdida amorosa se hace presente a través de una serie de fenómenos paranormales dignos de “Cuarto Milenio”. En el videoclip que ha dirigido Nono Ayuso para el tema de Califato ¾ , sin embargo, no se invoca a los referentes pop que aparecen en la canción y se esquiva además cualquier distancia irónica a la hora plasmar la experiencia de dolor por la desaparición de un ser querido del protagonista, un padre trabajador de unas salinas a quien encarna en toda su gestualidad doliente Óscar Corrales. Si en la letra la trascendencia viene dada por manifestaciones sin carga religiosa y dignas de la posmodernidad televisiva, en las imágenes se apela por el contrario a un imaginario de devoción popular cristiana, sobre todo a través de dos referencias iconográficas claras: la aparición mariana y la capacidad de videncia más allá de los sentidos que en Andalucía además tuvo su encarnación propia en la figura de Clemente, el Papa ciego del Palmar de Troya.
Un blanco y negro de vocación expresionista resalta el proceso de pena y transfiguración del personaje principal. El rigor del cine de Dreyer (sin el añadido del elemento juguetón con que, por ejemplo, Luis Cerveró releía “Ordet” para “Tot torna a començar” de Mishima), las salinas como paisaje de luz y sombras como en “Araya” de Margot Benacerraf, la pulsión surrealista buñueliana de rasgar la mirada para ver más allá de la realidad objetiva y las apariciones como escapadas de una obra de Val del Omar alimentan este poderoso videoclip en que el quejido interior y la necesidad de trascenderlo se enraízan en un imaginario popular concreto. Eulàlia Iglesias
“Aquí yace C. Tangana: ídolo, músico, amante. Pura crema, pura maña”. No lloréis por él ni roguéis por su alma, pues en el vídeo de “Demasiadas mujeres” ya tiene quién le llore, nueve viudas como nueve claveles que al son de cornetas y luciendo uñas de gel recuerdan lo mal que las amó el Pucho. Ya había dejado escrito en la letra de esta canción qué música sonaría en el día de su funeral, y cumplió con su palabra.
C. Tangana lleva tiempo reivindicando detalles de la España cañí en sus vídeos, auspiciado en sus travesuras por Santos Bacana y por la productora Little Spain con la que comparte esa visión de los tópicos del país tan desde fuera, tan libre de caspa. Ha sido en esta canción, no obstante, cuando por primera vez lo sonoro y lo visual han ido completamente de la mano: el secarral, las ojeras pintadas de lirio real, rojigualdas en las paredes y pintadas monárquicas con faltas de ortografía, vírgenes y mantillas y malos viajes.
De un lado está Antón, como siempre mirándoselo todo desde una esquina, como si la cosa no fuera con él, tan de lejos y tan de lado como acostumbra a observar sus fiestas. Aquí lo hace en un confesionario desnudo que bien podría haber sido diseñado por Mies van der Rohe –en realidad es de otro ilustre, Frank Gehry– y desde el que repasa vida y pecados. Del otro, la acción. Un ataúd que sale a hombros, como se saca al Cristo Mayor en Semana Santa, y el cortejo de mujeres a las que quiso –aunque fuera muy a su manera– recordándolo. De todo ello es testigo un niño que le hinca el diente a un bocata envuelto en papel Albal y luce una camiseta de los Oklahoma City Thunder, un niño que tanto podría ser ese pequeño Antón que jugaba a baloncesto como cualquier chaval de la España despoblada, el único de su pueblo. Con él nos despedimos de C. Tangana, pero de nuevo no lloréis por él: de su tumba se alza ya El Madrileño. Marta Pallarès
Con el permiso del tándem formado por Diana Kunst y Mau Morgó, Pablo Maestres se ha convertido en el valor más en alza de la órbita del videoclip en tierras catalanas. Volvió a demostrar su valía sobre los raíles de la dirección con esta cinematográfica doble pieza que gravita, libremente, alrededor de “Flora” y “Caic”, temas extraídos del álbum “Kevin” (2019) del omnipresente Ferran Palau. El propio músico se involucró junto a Maestres en la creación de este mayestático clip que toma como inspiración el mito del Ave Fénix para trazar el recorrido simbólico de tres personajes (uno de ellos interpretado por el propio Palau) interconectados a través de espacios nórdicos gélidos y solitarios, pero de una insondable calidez y paz reconfortante como efecto inesperado en paisajes de temperaturas bajo cero.
Rodado en Lulea (Suecia) la semana anterior a decretarse el confinamiento total en suelo español, la emulsión fascinante e hipnótica que desprende su visionado se explica por una estética depurada: el uso inteligente de los formatos como separadores de las tres historias, una coreografía capturada con una steady tambaleante en sincronía con los movimientos imposibles del bailarín del primer fragmento, la fotografía sugestiva de Marc Miró o esos hermosos encuadres donde los elementos surreales colisionan con la acción de los tres personajes guiados y conectados por una constelación de motivos místicos y simbólicos, sin olvidar todo ese apartado estético y la escala cromática empleada que podría intercambiarse con los de la serie “Tales From The Loop”. Un discurrir sensorial que casa a la perfección con los ánimos de la música del artista catalán y cuyas sensaciones generan un confort inefable y hasta cierta adhesión stendhaliana. Marc Muñoz
2001 Nacho Vegas Seronda (Ramón Lluís Bande) / 2002 Beef Platinum (Marc Lozano) / 2003 Manta Ray Take A Look (Benet Román) / 2004 Camela Cuando zarpa el amor (J. A. Bayona) / 2005 Refree La reina de les neus (Gerard Casas y Clara Puig) / 2006 Christina Rosenvinge A Liar To Love (Luis Cerveró) / 2007 Los Planetas Alegrías del incendio (Luis Cerveró) / 2008 Joe Crepúsculo Suena brillante (Luis Cerveró) / 2009 Kiev Cuando Nieva Sal (Orencio Boix) / 2010 El Guincho Bombay (Nicolás Méndez) / 2011 Nacho Vegas La gran broma final (Jonás Trueba) / 2012 Los Punsetes Alférez provisional (Canada) / 2013 Fernando Alfaro Extintor de infiernos (Vicente Gil Ginestar) / 2014 Los Punsetes Me gusta que me pegues (Canada) / 2015 Manos de Topo Un último esfuerzo (Alejandro Marzoa) / 2016 Aliment Razors (Luis Cerveró) / 2017 Rosalía De plata (Manson) / 2018 Rosalía Malamente (Cap. I Augurio) (Nicolás Méndez) / 2019 Rosalía De aquí no sales (Diana Kunst y Mau Morgó) ∎
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