Dicen que nadie es profeta en su tierra, pero solo aquellos que no han sabido conjurar bien las raíces de las que vienen. No es el caso de la Chill Mafia. Esta agrupación familiar –luego musical– de Pamplona –de los barrios de Mendillorri, Rochapea y otras periferias– ha llevado la tradición pamplonica y la euskaldún a niveles mainstream. Y parecen unos mesías cuando me los encuentro en las gradas del MACBA, rodeados por una congregación de paisanos: unos venidos expresamente y otros instalados en la ciudad, que se han acercado a recibirlos en su visita a Barcelona. La misión es infiltrarme entre sus filas. Algo bastante fácil, porque son majos y el rito de iniciación en la Chill Mafia es traer un par de cervezas. Además, son una cuadrilla tan grande que nunca se sabe muy bien quién hace qué. Eso es, como mínimo, excitante. Hoy en día muy poca gente sabe con exactitud a qué ha venido al mundo, sobre todo con los trabajos de freelance.
Me siento una mezcla entre Hunter S. Tompson y Samanta Villar, porque con esta crew se hace en tres días lo que a la presentadora le costaba veintiuno. Va todo a demasiada velocidad. Ya me entendéis, también es por mi culpa. Me alucina que esta primera reunión sea en la plaza del MACBA, la meca de los aficionados al kebab. Primero fue propiedad de los Kefta Boyz –“kefta” es carne picada–, cuando llegaron a la urbe, y ahora la puebla la Chill Mafia que, con “Zure Kebapa”, su colaboración con Tatxers, hace las alegorías más calientes jamás escritas sobre este tubo de carne importado. No falta una visita al Bismillah Kebabish, un restaurante muy cercano.
Mis anfitriones para esta noche son Sara Goxua –DJ oficial de la formación– y Tronis, tutor “alegal” de la Chill Mafia, que enseguida me avisa que “la Chillma es una reunión de rara avis”. Pruebo con uno de sus últimos hilos delirantes de Twitter.
Siempre habláis de ligar citando a Lenin, ¿pero en qué ambientes os movéis?
Flako Fonki: En las herriko tabernas. Es una broma de los “jurrus”, hemos magnificado el chiste. No creo que nadie en su vida haya follado ligando con Lenin, pero cunde hacer como que sí. Te reto a probarlo por si lo consigues, a mí se me mete la polla para dentro.
Ando un poco perdida con tanta gente, así que, antes de bromear, mejor ubicarlos y preguntar por las nuevas incorporaciones. “Siempre han estado allí, pero ahora cantan”, dice Sara Goxua. Nora aka La Neni acaba de publicar su primer tema de reguetón “RANCANCAN”, con Irenen3s y Crush43. “Llevo tres años grabando mis propias canciones sin que vean la luz. Empecé descargando ‘type beats’, luego me atreví con FL Studio y también he estudiado teatro musical. Cuando por fin saque algo va tener un estilo propio. Cualquier tema que empiezan los hombres se lo mandan a todo el mundo, no cambian nada. Nosotras cuando lo publicamos es a prueba de bombas”, explica, antes de que Kiliki Frexko amplíe información al respecto: “Les ha producido La Joyería, que es el sitio de referencia en Bilbao y alrededores. También colabora Crush43, que es nuestro diseñador, que ya lleva tiempo cantando a un nivel muy meme, muy guapo. Tiene temazos como ‘La cumbia del Hombre Araña’ o esa de la gente muere mientras tu bailas”.
Luli, ¿y tú que haces?
Luli: Hago compañía y ayudo en lo que puedo, con el merch, por ejemplo. Y lío los porros, soy la liadora oficial.
Flako Fonki: ¡Lo bien que lía!
Irene: Ha estudiado ilustración, luego va a estudiar moda y cuando termine nos va ayudar a diseñar todo el merch, ¡haremos un kit para fumar!
Tú también has estudiado Historia del Arte y asesoramiento corporativo, que me he enterado que haces la dirección de arte de los videoclips.
Irene: Bueno, eso fue cuando salió que me habían cosificado (se refiere al videoclip de “Gazte arruntaren koplak tiser”), que dije que me iba a poner de novia putica cuando en realidad les estaba poniendo la ropa bien y todo bonico.
Kiliki: Se pensaron que la infantilizábamos. Ahora tiene 20, pero allí era más joven todavía.
Irene: Estaba con los mofletes rojos por el frío, sin maquillar y no me sabía la canción. Luego, cuando vieron que cantaba en otros temas, entendieron que yo también era un pilar, que no me habían puesto allí como un objeto. Pero cuando salió esta polémica no me entraba en la cabeza, no me había dado cuenta que la gente puede estar tan loca. ¿Por qué piensas eso, señor? ¿Qué te pasa, tío? Se me hacen rarísimos estos comportamientos, porque soy de la generación que ha crecido literalmente con La Zowi.
La gente flipa con que seáis una cuadrilla y trabajéis de forma fluida, pero para mí esto es lo que va realmente en contra del patriarcado, que es supercategórico. Vivir en lo fluido, sea de género o a la hora de producir música, estar cómodo en lo fluido y decidir trabajar desde allí.
Sara: Es en modo “siendo”.
Flako Fonki: Y porque los planes salen mal (se ríen).
Lo interesante es que cantáis desde un barrio que ya no es el de las grandes capitales, ¡Gora lo rural!
Kiliki: Es que en España hay pocas capitales grandes y en el resto de ciudades, o al menos allí, vivimos a una hora del monte. ¡Y algunos a diez minutos a pata!
Flako Fonki: Somos más aldeanos, no queda otra. Hay wifi de milagro.
En estas se nos suma la Euskoprincess, futura diva nacional que acaba de publicar el EP “Hollywood Star-System” (2022) con la ya icónica “D1CK P1C” junto a Ben Yart. Ella es uno de los satélites que rodean a la Chill Mafia y marca el terreno lapidario con un “Si tú eres de barrio de verdad tampoco estás para romantizarlo, no es solo una estética”. Kiliki sabe mantener esa distancia: “No vamos a ponernos to’ flipaos, que nosotros estamos en Iruña”. Y Sara explica cómo funcionan las cosas por su zona: “Allí te vienes arriba un día y pasa el de tres años de tu clase y te dice ‘¡qué cojones!’”.
Pero para fliparse es lo que sucede al día siguiente, en su concierto en la sala Razzmatazz. Llegan en una furgoneta que podría ser el autobús de Ken Kesey en “Gaseosa de ácido eléctrico” (Tom Wolfe, 1968) y descargan el sofá que han traído desde Iruña, el de su propio local. A eso se le llama ponerse cómodo, como en casa. El portero, desubicado, les pide las pulseras como si se le fuera a colar una tanda de jóvenes de garrafón. Los productores Suneo y Tulipump se sientan en el sofá, que ya está en su lugar de honor encima del escenario, a imitar las voces de toda la ristra de cantantes. Sin pudor, así funcionan sus pruebas de sonido. Detrás del escenario, cada vez que alguien se cuela y pregunta dónde están las birras, se oye el grito de “¡Te falta backstage!”. Lo tienen dominadísimo.
Me chivan que entre sus teloneros, Hofe X 4:40, está uno de los hijos del primer guitarrista de Tijuana In Blue y sobrino de uno de los Lendakaris Muertos. Ese es Rem Zelak, miembro de 4:40 junto a Hattori Hanzo, así que me acerco y le pregunto y aprovecho para coger un par de cervezas, por qué no. “A mi padre le decían ‘tu hijo se ha vuelto rapero’ y siempre les contestaba que mientras yo hiciera música a él le daba igual”, cuenta. Aunque por estética parezca uno de los cofundadores del sello Dischord y que toque en Fugazi, este concierto como artista invitado no es casualidad, porque ellos empezaron a cambiar el rap estricto en Iruña hacia otras movidas que luego facilitaron el proceso a la Chillma. Una situación perfecta para ahondar más: “Pamplona ha sido muy de boombap”, prosigue Rem, antes de profundizar: “Pero te aburres de ser un rapero normal. Nosotros fuimos la punta de lanza con las fiestas de Nibbass, que duraron de 2015 a 2019, cuando se murió Dani, nuestro cantante, al que le dedicamos luego el disco ‘Panacea’ con sus a capelas. Tenía una estética muy de astronauta, Erik Urano siempre ha sido una gran inspiración y a nuestra manera nosotros hemos influenciado la forma de funcionar de la Chill Mafia, aunque nuestro retrato no fuera tan generacional, sino más personal e intimista. A nosotros también nos han marcado, la primera persona que escuché rapear en euskera y me gustó fue Flako Fonki, que no hacía ni pop ni música reivindicativa, que era lo habitual. El euskera al final es muy poético en las estructuras, como el alemán lo es en la construcción de sus palabras”. Irene subraya la importancia de aquellas fiestas: “Nibbas fueron las primeras fiestas de perreíto que juntaron a muchas escenas, incluida la nuestra, que venía más de los soundsystems”. Kiliki no puede evitar que le invada una pizca de nostalgia pasajera: “¡Esos recuerdos cuando pinchaba ‘oldies’ y me lo dejaba todo en vinilo y no en sustancias!”. Y Sara incide en el componente iniciático de aquellas citas: “Yamal, el DJ de la ‘crew’ de las Nibbas, fue de las primeras personas que me dejó tocar equipo profesional en su casa y pincharme los sets”.
Por si fuera poco, dentro del backstage corre también Habichuela, coctelero del bar 33/45 en Barcelona, que bautizó un cóctel con el nombre de la fiesta y fue premiado como uno de los mejores del mundo. Esto es sincronía, no casualidad. No me da tiempo a robarle la receta porque la vorágine de la Chilla ya está subiendo al escenario de Razzmatazz. Se desnudan nada más poner un pie en escena, eso parece una pool party. Noventa minutos de show, el más largo de este colectivo y quizá de toda la escena urbana nacional. Con el Auto-Tune en desacato y una energía en ambos bandos que hace que vuelen hasta muletas. Poco importa que no sepamos euskera y chapurremos las letras de “Ezorregatik X Berpizkundea” (Oso Polita, 2021), todos estamos allí por la fiesta que dan. Cuando termina, todo son bromas. “Había una bandera de ‘Euskal Presoak Etxera’ en el concierto, somos oficialmente ‘jurrus’”, sentencia Sara.
Entre que terminan de desmontar el set y empieza su takeover de la sala principal de Fuego en Razzmatazz, donde tienen organizada su afterparty oficial, nos sentamos en la calle entre una multitud que no se sabe ya si son miembros vitalicios, recién adoptados o público de la familia de Chill Mafia. Pillo por banda a Kiliki Frexko, que es conocido por su vasto conocimiento y ponencias bien documentadas, para que me actualice un poco más. En esas nos enteramos que en la otra sala tocaban Ilegales. Seguro que si alguien de su público se coló, habrá gozado la experiencia. Quizá no estén tan alejadas las influencias, este colectivo sigue la tradición navarra de mezclar un poco de todo: “Iruña siempre ha sido más mezcla, como es más chiquito...”, afirma Kiliki. “Si escuchas los grupos de los 80 te catas de que en Euskadi eran más punkis, mientras que en Pamplona hacían una movida superespecial, te podían incluso meter una cumbia y no era raro ver a Eskroto de Tijuana In Blue arrancarse con una jota”.
Vosotros hacéis un poco lo mismo. Es más, me flipan vuestras referencias a la tradición. Por ejemplo, cuando en “BARKHATU” cantáis “guapos como Solano, leyendas como Tapia”. Desarrolla esta parte.
Kiliki: Solano es el típico trikitilari más popero, mientras que Tapia es la mayor vanguardia trikitilari que existe en Euskal Herria de sobras. Ha hecho discos que son una locura, es el primero que empezó a mezclar la triki con el techno y tiene un álbum que está hecho todo con versos de la guerra carlista. Solano es muy guapo, pero ojo que Tapia también. ¡Tiene un bigote increíble!
Como tenéis las referencias a la tradición euskaldun, ¿no os pasa que de golpe tenéis a señores escuchando?
Kiliki: Nos escuchan muchos exmacarras, vienen muchos a curiosear y luego ya no vuelven. Los viejos fieras nos escuchan, los no fieras nos odian. Los artistas de la tradición nos respetan casi todos, igual que yo les respeto a ellos: Ruper Ordorika, Fermin Muguruza, Josu Zabala… Su público nos odia, pero los que hacen la música dicen “¡gora estos chavales!”. Cada vez que nos vemos, echamos un vino y se lo gozan, es superbonico.
Esto me recuerda que siempre citas la frase de Eskroto, el cantante de Tijuana In Blue, que decía “la juventud tiene más razón que el copón”.
Kiliki: ¡Y el que diga que no, es un albardao! (significa que se ha quedado viejo)
¿Tenéis alguna hipótesis de cómo será la juventud después de nosotros?
Flako Fonki: La gracia está en que, por más hipótesis que hagas, nunca lo vas a adivinar.
Kiliki: Yo quiero seguir el hype para saber qué hacen los chavales después de nosotros y decir “¡ole!”. Porque seguro que hacen otra cosa, ¿sabes?
Flako Fonki: ¡Igual aprenden a cantar y todo! (se ríen).
Y antes de volver a entrar en la fiesta, para ponerle un final melodramático a este asunto. ¿Si se termina la Chill Mafia, tenéis plan B?
Sara: Nunca ha habido un plan.
Kiliki: ¡Hacer planes es de ricos! ∎
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