Liz Phair emergió desde las catacumbas lo-fi, escuela de Chicago, en el rock alternativo de los 90, cuando las maquetas y los fanzines marcaban el devenir de la escena. De allí proviene su mayor creatividad y su estilo más personal: inteligente, sagaz y, al mismo tiempo, vulnerable y desgarrador, con una perspectiva de género que entonces era bastante insólita en su circuito y con la que consiguió adelantarse a los tiempos actuales. En el nuevo siglo abrazó por sorpresa (y con polémica) el pop de marca blanca, pero sus movimientos más recientes todavía prometen alguna que otra sorpresa. Esta es una selección de sus mejores canciones.