Little Simz, gran concierto, gran audiencia. Foto: Òscar Giralt
Little Simz, gran concierto, gran audiencia. Foto: Òscar Giralt

Festival

Primavera Sound (3 de junio /1): resaca emocional

El rey león fue reina en una noche en la que las emociones fueron cabeza de cartel, pero hubo mucho más dentro del enorme ecosistema que es Primavera Sound. Después de un primer día difícil para todos, anoche se intentó hacer la remontada como se pudo y al menos se dejó buen resultado para el partido de vuelta, que jugaremos hoy.

04. 06. 2022

La primera jornada del Primavera Sound fue dura. Indiscutiblemente. Todos, quizá, nos vimos un poco sobrepasados por el acontecimiento, tanto la organización como el público. Y ayer tocó despertarse con resaca. Cansados, con los pies molidos y mucho kilometraje acumulado. Se nota que hemos perdido la práctica. El Fòrum nos recibía el viernes con el cielo teñido de gris y chispeando, como si cayeran las lágrimas de los que no podrían ver a The Strokes.

Cariño al pop naíf. Foto: Val Palavecino
Cariño al pop naíf. Foto: Val Palavecino
Antes de que las madrileñas Cariño se subieran al escenario Binance para espabilarnos con su fórmula de pop naíf, cute y electrónico cada vez más engrasada, los responsables del festival movían hilos tratando de hacer más llevadera esta segunda maratón: más fuentes de agua disponibles, en principio más camareros –aunque se notó poco–, una mejor organización de los flujos de personas… Fueron arreglos improvisados que se agradecen, pero que no resultaron del todo efectivos, porque se siguen generando acumulaciones casi inmanejables cerca de los dos escenarios principales y las barras siguen estando algo lentas para tal cantidad de asistentes. El salto adelante es evidente: aunque pareciera imposible, el festival es capaz de seguir expandiéndose, aunque eso no siempre signifique algo bueno.

Fontaines D.C.: subiendo. Foto: Jordi Vidal
Fontaines D.C.: subiendo. Foto: Jordi Vidal

A los que sí les sienta genial la expansión constante es a Fontaines D.C. Los irlandeses se adueñaron del escenario Estrella Damm bajo un nubarrón que parecían haber arrastrado consigo para presentar su último trabajo, el redondo “Skinty Fia” (2022). Y poco a poco –guitarras abrasivas y bajo al galope mediante– incendiaron a un público que terminó desmelenándose entre pogos, crowdsurfing y pequeños circle pits. Temas como “Big Shot” –con su intensidad, más crudo en directo–, “Roman Holiday” –esa nostalgia del rock de los 90–, “I Love You” –oscuridad de poeta maldito y crescendo arrollador– o “Jackie Down The Line”, que cerró el concierto, confirmaron la buena acogida que ha tenido la reciente iteración del grupo. De hecho, adaptaron “Boys In The Better Land” a este nuevo sonido porque no necesitan mirar hacia atrás: estos chavales ya solo miran hacia delante y lo que ven es una inmensa cuesta arriba que en algún momento, más tarde o más temprano, llegarán a coronar.

Little Simz, groove del bueno. Foto: Òscar Giralt
Little Simz, groove del bueno. Foto: Òscar Giralt

La corona de ayer –con permiso de cabezas de cartel y otras presencias legendarias como las de Low y Autechre en el Auditori Rockdelux– se la tenemos que reservar a Little Simz. Ella misma recordaba su actuación en 2019, con “Grey Area” recién editado y ante un público infinitamente más reducido que el que se congregó para ver su apoteosis en el escenario Cupra. El rey león anoche fue reina. Y rugió con fuerza, nitidez, garra y seda ante una audiencia absolutamente rendida. Si aquel disco la convirtió en verso suelto del grime británico, con “Sometimes I Might Be Introvert” (2021) ha arrancado la página y ha empezado su propio libro. Celebró su negritud desde el primer momento, con la canción que da título a este último trabajo, y desde ahí fue revisitando y reivindicando sus orígenes y su condición a través de un viaje por la música negra que va desde África hasta las calles más hediondas del Reino Unido. Fue impresionante la fiesta comunitaria que organizó en “Protect My Energy”, con un funk de ida y vuelta que puso el broche a todo un recital en el que también se recreó en los momentos más relajados –con los pulsos R&B acariciados por sintetizadores de “Woman”, o de “Selfish” y ese emotivo karaoke final–, además de en la pegada de verdaderos bangers como “Venom”.

Después de esta demostración, la noche obligaba a navegar en un mar de atractivas propuestas, que iban desde Earl Sweatshirt a King Gizzard And The Lizard Wizard, Warpaint o Parquet Courts. Pero entre todas ellas también supo reivindicarse –desde un escenario que quizá se quedó pequeño para tanto poderío– la francesa Jehnny Beth. La voz cantante de Savages se alineó con lo ofrecido el jueves por Charli XCX y Bad Gyal para construir su show en torno al control y la exhibición de la propia sexualidad, aunque lo suyo se aleje del pop y se adentre en terrenos del dominatrix-industrial. Además de presentar las canciones de su primer trabajo en solitario, dejó una versión de “Closer” (Nine Inch Nails) que significa mucho más de lo que parece: hace 10 o 15 años siempre eran ellos los que decían cosas como “quiero follarte como un animal”. Ahora son ellas.

Kaydy Cain, sabroso. Foto: Ismael Llopis
Kaydy Cain, sabroso. Foto: Ismael Llopis
Y fueron muchas las que bailaron con la propuesta de Kaydy Cain, una mezcla verdaderamente personal y auténtica en la que caben salsa, mambo, trap, hip hop y otros ritmos latinos en constante migración. Esto sucedió en el escenario Tous y fue la manera de inaugurar la vorágine producida por la fiesta en el Primavera Bits. Justo enfrente, desde el escenario Dice, el madrileño Oscar Mulero comenzó a desplegar su techno del futuro con la calma de los maestros, induciendo progresivamente un trance minimal con repique de maquinaria industrial. La sesión se fue oscureciendo paulatinamente y ganando profundidad mientras Lorenzo Senni, en el Tous, hizo una deconstrucción de la idea de trance con su visión más sádica, cada vez más anclada en la IDM y en el glitch. Con un último descenso de hard minimal que nos quitó el aliento, Mulero cedió los platos al mito Jeff Mills, que decidió alejarse de su versión más cerebral para ponerse al servicio del público y mantenerlo bailando hasta el amanecer. ∎

Oscar Mulero, maestro de la noche. Foto: Marina Tomàs
Oscar Mulero, maestro de la noche. Foto: Marina Tomàs
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