Lewis, Perkins, Presley y Cash: la reunión histórica en Sun Records el 4 de diciembre de 1956.  Foto: George Pierce
Lewis, Perkins, Presley y Cash: la reunión histórica en Sun Records el 4 de diciembre de 1956. Foto: George Pierce

Biblioteca Pop

Jerry Lee Lewis: Cuarteto del Millón de Dólares

En 1982 Nick Tosches publicó “Hellfire”, excelente libro sobre Jerry Lee Lewis. Considerada una de las mejores biografías sobre un artista de rock’n’roll, ha visto la luz en España en 2016 bajo el título “Fuego eterno (Hellfire). La historia de Jerry Lee Lewis”. En el fragmento que reproducimos –gentileza de Contra, la editorial que lo ha publicado entre nosotros– se cuenta cómo se formó improvisadamente el histórico Cuarteto del Millón de Dólares –integrado por Jerry Lee, Elvis Presley, Johnny Cash y Carl Perkins– en los estudios de Sun Records en Memphis. La traducción es de Federico Corriente.

Rockdelux 348

(Marzo 2016)

Al cabo de una hora, Sam grabó una mezcla de acetato de la versión de “Crazy Arms” de Jerry Lee, y aquella misma noche se la llevó a Dewey Phillips, el disc-jockey de la WHBQ que en julio de 1954 había estrenado como primicia en las ondas el primer disco de Elvis. Cuando Dewey puso en antena la grabación de Jerry Lee, la reacción fue inmensa y emotiva, igual que lo había sido ante el disco de Elvis. El martes siguiente, Sam ya había mandado fabricar y enviar copias del disco. Fue el lanzamiento más veloz –apenas cinco días entre grabación y distribución– de cualquier disco publicado nunca por Sun.
Jerry Lee, con el disco entre las manos, miraba fijamente la cubierta.

“Crazy Arms” (cara A) y “End Of The Road” (cara B): Jerry Lee Lewis With His Pumping Piano, 1956.
La miró fijamente. No solo con sus propios ojos, sino con los del Viejo Lewis, los de Mamie y Elmo, los de Lee Calhoun y Johnny Littlejohn, los de Miss Nellie Jackson y los del Espíritu Santo. Y sonrió como un idiota, porque a ojos de todos ellos se había redimido.
El disco no llegó a las listas de éxitos nacionales o locales, pero se vendió bien en el Sur y el semanario de la industria ‘Billboard’ le prestó atención en su sección de reseñas de country del 22 de diciembre. “Este sabroso disco es una apuesta de excepcional fuerza. Su interpretación de ‘Crazy Arms’ evidencia una asimilación a fondo del country-blues y sus potentes trinos están acompañados por un piano a lo Fats Domino que impregna la versión de un acento muy de Nueva Orleans. La cara B (“End Of The Road”) es otra maravilla, con un perfecto sentido del ritmo y la complicidad del mismo compás de piano. Un vinilo manifiestamente inteligente”.

“Elvis se dejaba caer por ahí, normalmente por la tarde… Aparecía en su motocicleta y pasaba un rato con nosotros. Una vez entró cuando estábamos jugando a los dados en la sala de control. Parecía un poli y creímos que era una redada”
Jack Clement, productor

Jack Clement le había pedido a Jerry Lee que acudiera al estudio en la tarde del 4 de diciembre para tocar el piano durante una sesión de Carl Perkins. Poco menos de un año antes, Perkins había grabado “Blue Suede Shoes”, tema que se convirtió en uno de los mayores éxitos de 1956 y que saltó de las listas country a las de pop y rhythm’n’blues. Fue el disco más vendido de la breve historia de Sun Records, y tanto Sam como Carl estaban ansiosos por repetir su éxito. De los cinco temas grabados el 4 de diciembre, Sam decidió lanzar “Your True Love”, que Perkins acababa de componer, y “Matchbox”, versión cañera de un blues que había sido grabado por primera vez con el título de “Matchbox Blues” por Blind Lemon Jefferson en 1927. Ninguna de las dos grabaciones tuvo el éxito que esperaban Sam y Carl, y Carl Perkins, que le había proporcionado al rock’n’roll uno de sus pocos himnos auténticos, descendió lentamente a aquel lugar en el que la fama repite su propio nombre, arrastrando las palabras sin cesar a través de sus gruesos labios prostituidos.
Aquella tarde iban a pagarle a Jerry Lee quince dólares por su trabajo, y a él le pareció muy bien. Disfrutó tocando con Perkins, cuyos discos le gustaban, y también conociendo a Johnny Cash, otra estrella de Sun Records, que había acudido a la sesión invitado por Carl. Pero por encima de todo disfrutó –fue todo un placer– conociendo a la única persona que nadie imaginaba que fuera a estar allí, la única persona en la que había estado pensando más que en ninguna otra durante los últimos días. Lo cierto es que fue un auténtico placer conocerlo.
Desde que se había marchado de Sun el año anterior, Elvis visitaba el viejo estudio cada cierto tiempo. “Sencillamente se dejaba caer por ahí, normalmente por la tarde”, dijo Jack Clement. “Aparecía en su motocicleta y pasaba un rato con nosotros. Una vez entró cuando estábamos jugando a los dados en la sala de control. Parecía un poli y creímos que era una redada”.

Aquel 4 de diciembre por la tarde Elvis llegó al estudio de Sun con Marilyn Evans, una bonita corista de 19 años que se había traído a casa con él desde el hotel New Frontier de Las Vegas. Todos los que estaban en el estudio se congregaron alrededor de Elvis, la persona más famosa del mundo. Él se sentó ante el piano y empezó a deslizar los dedos por el teclado con ademán inseguro. El grupito de Carl Perkins (sus hermanos J. B. y Clayton a la guitarra rítmica y el bajo, y W. S. “Fluke” Holland a la batería) cogió sus instrumentos y lo siguieron. Muy pronto Elvis, Carl, Cash y Jerry Lee comenzaron a cantar juntos. Jack Clement puso en marcha la grabadora y Sam Phillips telefoneó al ‘Memphis Press-Scimitar’. Al cabo de unos minutos, llegaron al estudio el columnista Robert Johnson (“TV News And Views”) y el fotógrafo George Pierce. Para entonces el grupo había dejado de tocar, pero Elvis, Carl, Cash y Jerry Lee seguían cantando con el piano acompañándolos. Después de que el fotógrafo obtuviera sus imágenes, Johnny Cash, que había estado cantando los bajos, se marchó para ir de compras con su mujer, Vivian. Los otros tres siguieron cantando. Perkins, que era un cantante solista poderoso, cantó con suavidad, casi de manera tímida, en presencia de Elvis. Sin embargo, Jerry Lee cantó como un poseso.
“Ese chico sabe lo que se hace”, comentó Elvis. “Creo que tiene un gran futuro por delante. Tiene un estilo distinto, y su forma de tocar el piano me deja pasmado”. Foto: Gilles Petard / Redferns (Getty Images)
“Ese chico sabe lo que se hace”, comentó Elvis. “Creo que tiene un gran futuro por delante. Tiene un estilo distinto, y su forma de tocar el piano me deja pasmado”. Foto: Gilles Petard / Redferns (Getty Images)
Cantaron “Blueberry Hill”, y pasaron luego al góspel. “Just A Little Talk With Jesus”, “Lonesome Valley”, “I Shall Not Be Moved” (tras la cual Jerry Lee declaró: “Vaya, esto es divertidísimo. Me gusta”), “Peace In The Valley” y “Down By The Riverside”. Después de que Elvis imitara breve y sarcásticamente a Hank Snow, volvieron al góspel. “Farther Along”, “Blessed Jesus, Hold My Hand”, “Jericho Road” y “I Just Can’t Make It By Myself”. A esto le sucedió un popurrí de canciones de Bill Monroe de finales de los años cuarenta –“Little Cabin On The Hill”, “The Summer’s Come And Gone”, “I Hear A Sweet Voice Calling”, “Sweetheart, You Done Me Wrong”–, seguidas por una versión del reciente tema de Wynn Stewart, “Keeper Of The Keys”, y unos cuantos compases del nuevo disco de Pat Boone, “Don’t Forbid Me”, canción al final de la cual Elvis comentó que había sido escrita para él, que “estuvo en mi casa durante siglos, macho. Nunca la vi. Ya sabéis, demasiados trastos tirados por ahí en medio”.

Elvis había oído el disco de Jerry Lee, y cuando este cantó un fragmento de “Crazy Arms”, sonrió y dijo:
–Teníamos sentado ante el piano al hombre equivocado.
–La verdad es que tenía ganas de decírtelo –dijo Jerry Lee sonriendo a su vez y mirando a Elvis a los ojos, clavándole los suyos por un instante, sopesando lo que había detrás y luego rehuyéndolos–. ¡Hazte a un lado!

“Nos lo pasamos pipa. Carl Perkins estaba allí para realizar una sesión de grabación, y tiene un tema que va a pegar tanto como ‘Blue Suede Shoes’. Johnny Cash se dejó caer por allí. Jerry Lee Lewis también estaba allí, y después apareció Elvis”
Robert Johnson, periodista

En su columna de prensa del día siguiente, Robert Johnson describió de esta forma la fría tarde previa:
“Nunca he disfrutado tanto como ayer, cuando me pasé por el guirigay que se había montado en el sello de Sam Phillips, Sun Records, en Union Avenue. Nos lo pasamos pipa. Carl Perkins estaba allí para realizar una sesión de grabación, y tiene un tema que va a pegar tanto como ‘Blue Suede Shoes’. Estamos intentando organizar una primera audición para los fans de Memphis antes de que la canción salga, en enero. Johnny Cash se dejó caer por allí. Jerry Lee Lewis también estaba allí, y después apareció Elvis.

Elvis se fue derechito al piano y empezó a tocar ‘Blueberry Hill’ en plan Fats Domino. Revolucionaron completamente el local antes de haber terminado. Elvis tiene en gran concepto a Jerry Lee Lewis. ‘Ese chico sabe lo que se hace’, comentó. ‘Creo que tiene un gran futuro por delante. Tiene un estilo distinto, y su forma de tocar el piano me deja pasmado’.

Nunca había visto a Elvis tan simpático como cuando lo vi entreteniéndose y pasándoselo en grande con estos otros tipos con los que comparte las mismas aficiones.

Si Sam Phillips hubiera estado más alerta, habría puesto la grabadora en marcha cuando esa pandilla tan talentosa y que no había ensayado siquiera empezó a hacer el indio con ‘Blueberry Hill’ y un montón de otras canciones. Este cuarteto sería capaz de vender millones”.

Unos días más tarde, Sam Phillips envió un comunicado de prensa a los disc-jockeys que estaban en la lista de contactos de Sun. La hoja de siete por doce pulgadas reproducía la columna de Robert Johnson, junto con la fotografía de George Pierce del Cuarteto del Millón de Dólares. Al final de la hoja había un mensaje de puño y letra de Sam:
“¡Lamentamos que todos y cada uno de vosotros, maravillosos disc-jockeys responsables de que estos chicos figuren entre los más conocidos y populares del mundo del espectáculo, no hubierais podido estar allí también!

Sin embargo, pensamos que a lo mejor os gustaría leer de primera mano sobre nuestro fiestón: ¡estuvo genial!

Con mi más sincero agradecimiento,
Sam Phillips”
. ∎

(Se puede leer la crítica del libro aquí)

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