Así fue la historia para la mayoría de la gente, probablemente para ti también: a principios de 2024, dos chavales de la nueva hornada urbana argentina empiezan a hacer ruido entre el gran público gracias a “DUMBAI”. La escuchas –probablemente en verano– y pones mueca entre el escepticismo y el recelo, y de repente en octubre te sorprendes a ti mismo mándale la actuación de CA7RIEL & Paco Amoroso en el Tiny Desk de NPR a todos tus amigos. “¡Buah! ¿Has visto esto? Es la hostia”.
Pero resumirlo así es resumir mucho, tanto que es faltar a la verdad. Mientras todo esto pasaba, el dúo bonaerense presentaba su debut, “BAÑO MARÍA” (2024) –buen descriptor de un sonido que siempre termina la fiesta relajándose en la sauna–, en festivales y arenas de toda Argentina y Latinoamérica, confirmando un fenómeno continental que ya venía de sencillos como “OUKE” (2019), “Cono Hielo” (2019) o “PAGA DIOS” (2022) y que se frenó en la pandemia para dar cabida a dos trabajos en solitario –“EL DISKO” (2021) de CA7RIEL y “SAETA” (2021) de Paco Amoroso– que son útiles para entender las filias de cada uno y qué papel desempeñan en el combo. Su potentísimo directo, en el que integran toda su herencia en bandas de rock y su formación de banda clásica y en el que gracias a grandes músicos de la escena local le dan un enfoque más orgánico a todo su repertorio, iba abriéndoles puertas, así que no sorprende del todo que precisamente una actuación en Tiny Desk, donde realmente solo tenían que replicar, para estupor de los no habituados, su formato acústico habitual, sea lo que les haya catapultado definitivamente al mercado internacional.
Pero es normal la confusión: CA7RIEL & Paco Amoroso empezaron a sonar a gran escala con un dancehall –excepcional dentro de su discografía–, y en estudio su música hace pensar en un proyecto esencialmente electrónico entre el house, el hip hop y el pop. Nada que ver con las influencias reggae, el soul, el funk, el dub, la psicodelia y todo ese riquísimo acervo del jazz y el rock latinos del que luego echan mano en sus presentaciones en vivo, y que en cierto sentido será siempre más válido para una enorme cantidad de público que cualquier cosa relacionada con la música urbana. El gran acierto del dúo en estos últimos meses ha sido saber entenderlo: en diciembre, apenas un par de meses de un Tiny Desk que no paraba de crecer –a día de hoy está entre los veinte más vistos de la historia y subiendo; el primero, si te pica la curiosidad, es el de C. Tangana–, publicaron en disco su concierto en Buenos Aires, excelente puerta de entrada a su música; y ahora publican el EP “PAPOTA”, en el que recopilan las cinco versiones del Tiny Desk y otras cuatro nuevas canciones en las que, por primera vez, adoptan el sonido de sus directos, coristas incluidas, y ¿avisan de una nueva dirección?
Porque, de hecho, esa es la verdadera cuestión aquí, para los propios CA7RIEL & Paco Amoroso. “La gente se emocionó, abuelas haciendo TikToks ¿Y ahora qué vamos a hacer?, el Tiny Desk me jodió… Si yo no sé ni cantar / Y yo no sé ni rapear / El futuro pinta mal”, se preguntan en “IMPOSTOR” entroncando el jazz tropical, el R&B y el neosoul en su paleta de hip hop y pop. Y es una buena pregunta: si progresar hacia el éxito implica adoptar para siempre esta fórmula, ¿dónde queda la visión personal, o las propias pasiones de sus miembros, siempre más hyper que deliberadamente clásicas pese a que lo lleven todo mezcladito en el ADN?
Esta paradoja define también “#TETAS”, en la que ponen de manifiesto todas las concesiones que unos chavales “del culo del mundo” tienen que hacer para mantenerse arriba en las listas yanquis. Si quieres una “audiencia más grande, músculos, autos deportistas”, pues usa expresiones como “glow up” y “vibe check”; vende tu alma al GigaChad del capitalismo y anaboliza tu música y tu vida. “Si quieres ser alguien, no puedes ser tú, tienes que ser alguien que no seas tú. Y si quieres ser tú, no vas a ser nadie”. La autenticidad y la libertad para hacer en cada momento lo que les dé la gana son preocupaciones comunes a todo este disco. En “RE FORRO”, abriéndose panorámicamente hacia la samba, dejan las reflexiones más agridulces: “El sueño lo cumplí, ¿pero a qué costo? Ayer no me quería y hoy me odio. Me convencí de que soy otro”.
“EL DÍA DEL AMIGO”, al final, llega como un bálsamo en forma de funk electrónico y con un sonido mucho más desenfadado: Cato y Paco se declaran su amor mutuamente, y al mismo tiempo se encomiendan tanto al espíritu tropical como al remix infinito de Safri Duo. A lo mejor es que, después de todo, ni nueva dirección de nada: los directos de estos dos siempre estuvieron mucho más cerca de lo que parece de sus inquietudes de estudio. ∎
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