Estrenado a mediados de enero, “Eno” es un documental de Gary Hustwit –un cineasta que, en sus filmes, analiza el impacto de las nuevas tendencias en arquitectura, urbanismo y diseño gráfico e industrial– en el que ha empleado nuevos programas de software de eso que se llama “inteligencia artificial” –en cuyo apartado ha colaborado el veterano especialista Brendan Dawes, un artista que utiliza sistemas generativos de datos, aprendizaje automático y código para crear su obra–. Supuestamente, a cada visionado del documental este se reordena por sí solo, de modo que nunca vemos la misma película: partes de la misma aparecerán en un orden diferente y algunas desaparecerán, sustituidas por otras… Hay material de sobra: se habla de 500 horas de película cinematográfica y vídeo de los archivos personales de Eno.
El concepto es ingenioso y si a alguien se le podría aplicar sin que chirríe es, precisamente, a Brian Eno, el personaje más camaleónico, quizá, de todo el orbe musical del siglo XX y de lo que llevamos andado ya del XXI, tanto como músico y compositor como en su notabilísima carrera como productor discográfico (para gente como David Bowie, U2, Talking Heads, Coldplay, Devo, Grace Jones, Damon Albarn o Laurie Anderson). De hecho, Eno lleva décadas experimentando con programas generativos para crear música a partir de reglas y procesos, en lugar de tocar notas concretas en un instrumento.
Pero no estamos aquí para escribir sobre un documental que, ¡ay!, no he podido ver todavía, sino sobre la banda sonora publicada con posterioridad: hora y cuarto de música que recoge momentos de lo más variado de la extensa discografía del músico británico tras su adiós a Roxy Music. Además de dos piezas inéditas –“All I Remember” y “Lighthouse #429”, estrenadas en el documental–, el disco incluye otras quince, algunas tan antiguas como “Third Uncle” –de su segundo álbum en solitario, “Taking Tiger Mountain (By Strategy)”, publicado en 1974– y otras tan recientes como “Cmon” –publicada junto a Fred again.. (Frederick John Philip Gibson, en el carnet de identidad) hace ahora un año, en su trabajo conjunto “Secret Life”–. Esos dos extremos del arco temporal también nos muestran los dos polos de los temas elegidos: en solitario (cantados e instrumentales) y en colaboración con otros. De los primeros tenemos “Sky Saw” (de “Another Green World”, de 1975); “The Secret Place” (de “Apollo: Atmospheres & Soundtracks”, de 1983); “Stiff” y “Fractal Zoom” (de “Nerve Net”, de 1992), y “There Were Bells” y “Hardly Me” (de su reciente “FOREVERANDEVERNOMORE”, de 2022).
De sus discos colaborativos tenemos “Ho Renomo” (de “Cluster & Eno”, de 1977); “Spinning Away” (de “Wrong Way Up”, de 1990, a medias con John Cale); “Motion In Field” (grabada con Tom Rogerson en el álbum de este de 2017, “Finding Shore”), “Regiment” y “Everything That Happens” (de los dos primeros trabajos colaborativos entre Eno y David Byrne, “My Life In The Bush Of Ghosts” y “Everything That Happens Will Happen Today”, de 1981 y 2008, respectivamente); “Emerald And Lime” (tema que abría “Small Craft On A Milk Sea”, que publicó en 2010 junto a Jon Hopkins y Leo Abrahams) o “By This River”, una pieza original de “Before And After Science”, de 1977, pero que aquí aparece en la versión que Brian y su hermano Roger grabaron en directo en el verano de 2021 en la Acrópolis de Atenas.
Dejando a un lado las piezas que podemos dar por “conocidas”, las dos inéditas nos muestran, por un lado, un Eno emotivo y terrenal –en “All I Remember”, el descubridor de la no wave neoyorquina hace referencia a sus primeras influencias, como Ketty Lester (la cantante de “Love Letters”, canción de 1962 que recordaremos siempre por figurar en la banda sonora de “Blue Velvet”, de David Lynch), Dee Clark o Bobby Vee, y a recuerdos infantiles tan curiosos como las bombillas de 40 vatios… todos ellos resumidos en la frase “fuegos artificiales sobre un mar insondable”–, mientras que, por el otro, encontramos al Eno más reconocible, con una pieza ambient, “Lighthouse #429”, de su vasto archivo de material no publicado, que ha ido mostrando en los últimos tres años en ese programa de radio online, “The Lighthouse”, que se emite a través de Sonos Radio (exclusivo para dispositivos Sonos).
Pero, en realidad, más que de lo que aquí figura (tómatelo como un “grandes éxitos” de un personaje que nunca ha tenido “grandes éxitos” comerciales en su faceta artística –aunque es un ARTISTA con mayúsculas–, pero sí los ha tenido como productor), hay que sorprenderse de lo que no hay: ningún tema junto a Robert Fripp (tal vez el músico con el que más discos ha grabado), Harold Budd o Jon Hassell. Tampoco aparece representado ninguno de los cuatro discos de la serie “Ambient”, que sentaron las bases de lo que se comenzó a conocer como “música ambiental”. Ni “Needles In The Camel’s Eye” o “Baby’s On Fire”, que son, quizá, las más populares de sus canciones (de cuando Eno hacía realmente “canciones”, en su primer álbum en solitario, “Here Comes The Warm Jets”, de 1973). ∎
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