Álbum

Clara Peya

PerifèriaVida, 2021

29. 03. 2021

Once discos a su nombre en trece años… La pianista y compositora bajoampurdanesa Clara Peya, principal representante actual de los minimalismos musicales españoles, tiene una necesidad torrencial de expresarse. Discos de canciones, discos conceptuales, discos instrumentales… “Perifèria”, titulado en catalán, se creó en 2019, pero la pandemia y el confinamiento obligaron a su retraso hasta este mismo año, incluyéndose dos canciones nuevas (“Ni el mar” y “Ha mort l’amor”) surgidas precisamente de las insólitas circunstancias vividas en 2020… Las mismas circunstancias que provocaron, además, el lanzamiento de otro disco, “Estat de larva” (2020), de piano y teclado solo, que Peya no tenía previsto.

“Perifèria” entra dentro de la categoría de disco conceptual. Su tema es la gente expulsada a los márgenes, a las que el sistema da la espalda: los invisibles. Peya ejerce de activista feminista y lesbiana, además de portavoz de los desfavorecidos de todo tipo (los beneficios, por ejemplo, de una de las canciones del álbum, “Mujer frontera”, la única en la que intervienen la rapera franco-chilena Ana Tijoux y la actriz Alba Flores, se destinan al colectivo Jornaleras de Huelva en Lucha). Ella misma, pese a los privilegios que admite disfrutar por ser blanca y perteneciente a una familia de clase media pudiente (padres médicos y una tía materna, ya fallecida, concertista de piano, Josefina Rigolfas, que ejerció de ejemplo a seguir), ha hecho que su conciencia de clase la empuje a la “responsabilidad de clase”.

Pero lejos de que su propuesta sea la canción protesta, su expresión es el minimalismo romántico. Si en discos anteriores como “Estómac” (2018) u Oceanes (2017) las canciones se construían partiendo del mundo del jazz o, directamente, del pop y la electrónica (y, en ocasiones, con elementos del rap), en esta ocasión todo se teje desde un minimalismo de ondas repetitivas que puede recordar la obra reciente de Nils Frahm o ese hermosísimo álbum grabado por Nico Muhly con el cantante feroés Teitur Lassen, “Confessions” (2016), en las que engarzan a la perfección los textos cantados por Enric Verdaguer (con trayectoria propia a su nombre y, más recientemente, como Henrio): cinco en castellano, cinco en catalán.

Tal vez el momento más dolorosamente hermoso del álbum sea “La niña”, poética reflexión sobre la anorexia, que en la vulnerable voz de Verdaguer (uno ya no puede imaginarse estas canciones sin su sensibilidad como intérprete) muestra todo su potencial evocador. Pero que uno tiemble especialmente con una canción no quita méritos a las restantes piezas, a las que el piano con sordina envuelve en una atmósfera de bella y delicada fragilidad. Y esta culmina, sorprendentemente, en la tristeza no exenta de esperanza de “Ha mort l’amor”. ∎

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