La última vez que disfrutamos de La Zowi en formato largo fue un par de meses antes de que la palabra pandemia entrara en nuestro vocabulario. Aunque en este tiempo no ha dejado de sacar singles y colaboraciones, seamos realistas, sabían a poco y nos empezaba a faltar una buena dosis de la chulería de La Zowi. Lo que no podíamos imaginar es que la espera se iba a saldar con el que sin duda alguna es su mejor trabajo: aunque “Élite” (2020) y “Ama de casa” (2018) contienen algunas canciones claves de la artista, no son tan redondos como su último disco, en el que no sobra ni falta nada, como si todo lo que habíamos escuchado hasta ahora, cada single, cada colaboración, hubiera sido una búsqueda y un aprendizaje de Zoe que le ha permitido llegar hasta aquí.

Lo primero que llama la atención de “La Reina del Sur” es la forma en que La Zowi reclama su lugar y su trono, no solo en lo musical, sino en la calle: sigue fiel a los suyos, a sus valores y a la autenticidad, y a quien no le guste que se dé media vuelta. Trabaja incluso con la gente de siempre (Mark Luva, Soto Asa), pero cede espacio a nuevos colaboradores (Galee Galee, ITHAN NY) sin dejar que en ningún momento le quiten el protagonismo. “Me quedo con mis putas, me quedo con mis G / To’ lo que tú quieres, yo ya lo conseguí”, canta en “Chill”, un tema en el que deja claro que no se ha vendido y que no tiene en mucha estima a quien va buscando la fama por la fama. Si le está tirando beef a alguien en concreto o es una crítica general a quienes se abrían paso hace unos años en la misma escena incipiente que ella, queda a la imaginación de cada cual.

A lo largo de los casi 45 minutos que dura “La Reina del Sur” se escucha reguetón (“Contarte”), trap (“Chile TK”, “Bitch Feka”), ritmos caribeños (“Bebé”, cantada en francés) y hasta unas palmas en “Chill”, pero en todos los temas se desenvuelve con soltura y seguridad, y da la sensación de que hay ideas mucho más claras y una ambición que también se deja ver en los videoclips que ha sacado hasta la fecha. La actitud sigue ahí, pero va acompañada de una producción y composición sin aristas. Un buen ejemplo es “Make Up”, con una melodía y letras 100% reconocibles (“le follen al dolor (fuck) / a tus heridas ponle make up”) y donde repite incluso con Mark Luva, pero ahora suena con un empaque y una solidez en los que no hay rastro de ese espíritu algo amateur de sus primeros temas. Tampoco falta la habitual dosis de tristeza en “Bobo”, el contenido sexual en “Lokita” o el perreo duro (“Portarse”). Como ella misma canta, “no es lo mismo desde que me fui”. La Zowi sabe lo que vale y, afortunadamente, ha vuelto. ∎