El mal ha sido uno de los objetos más estudiados por el pensamiento metafísico occidental. Pero si alguien piensa que, como tal, hemos de buscarlo más allá de lo tangible, que su causa es exterior al individuo, o que este actúa virtuosamente cuando conoce el bien –lo que comúnmente se llama “buenismo” y en la Grecia clásica “intelectualismo moral”–, esto equivale a creer, como dice mi madre en valenciano, que el cel és de cotonet. Porque el mal siempre ha seducido al ser humano, ya sea desde el mundo del hampa, en la agresiva normalidad o sublimado por el arte. Por eso, cada 31 de octubre, buenos y malos, tontos y sabios, cumpliendo un ciclo interminable que se ve alimentado en la modernidad por esos mecanismos del comercio tan conocedores de nuestras atávicas inclinaciones, celebramos el inofensivo Halloween.
Protagonistas no menos clásicos que el buenazo de Sócrates, célebre víctima del mal colectivo, todo sea dicho, son John Carpenter, sus socarronas películas y, lo que ahora nos ocupa, su nueva banda sonora para “Halloween Kills” en colaboración ya reiterada con su hijo Cody Carpenter y el guitarrista Daniel Davies. Se trata de la segunda secuela de la posible etapa final de la saga en la que también repiten el director David Gordon Green y la resiliente Jamie Lee Curtis, siempre enfrentada al no menos terco Michael Myers, el de la faca, vamos, interpretado por Nick Castle, otro resucitado. Y hablando de clásicos, no me resisto a comentar que la famosa línea melódica de “Halloween” ha sido recurrentemente empleada en el cine de “terror” como “La lista de Schlinder” o “Eyes Wide Shut”. Solo hay que compararlas con versiones lentas como “Stand Off”.
Olvidándonos de esta discutible curiosidad –recordemos que Carpenter compuso “Halloween” bastantes años antes–, la música de “Halloween Kills” se mantiene perfectamente en pie como álbum y no solo por su potente elemento extramusical, que esto siempre ayuda. Piano, teclados, voces sintetizadas y guitarras tratadas electrónicamente son los mimbres habitualmente empleados por el trío intergeneracional para entrelazar tempos, texturas, trucos y resto de ingredientes de la composición musical a modo de auténtico guion sonoro con principio –“Logos Kill” y “Halloween Kills (Main Title)”–, fin –“Halloween Kills (End Titles)”– y un desarrollo realmente disfrutable para los amantes de la tensión –“The Myer’s House” –, el misterio aterrador –“Rampage” y su tecno pulsante–, la trepidación pulp setentera –“First Attack”– o lo tenebroso a lo Goblin, o simplemente John Carpenter –“Let It Burn”–, intercalado por los típicos solaces románticos –“Frank And Laurie”–.
De esta forma, “Halloween Kills”, cuyos cortes apenas superan los dos minutos de duración, no transmite en ningún momento esa falta de cohesión de la que a menudo adolecen ciertas bandas sonoras convertidas en una mera colección de cortes incidentales sin interés por sí mismos. Solo se extienden los dos temas principales, el también mencionado “Rampage” y la suite de casi siete minutos“It Needs To Die”, que, colegimos, se corresponde con la sección final de una trama indisolublemente unida a “Unkillable”. Obligado desenlace este “imposible de matar” de un culebrón que va por su duodécimo capítulo –ya se ha anunciado “Halloween Ends” para el año que viene–, con Carpenter como conspirador sónico de su inexpresiva y maligna criatura. Un creador de 73 años ya retirado del cine pero muy activo en esta otra faceta, como bien muestra “Lost Themes III. Alive After Death”, publicado en febrero de este mismo año. ∎
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