John Carpenter continúa componiendo sus músicas cinematográficas, ahora para películas inexistentes, como si el tiempo hubiera quedado varado en algún momento entre la década de los setenta y la siguiente. El sonido analógico de los sintetizadores, el tipo de beats que emplea, los riffs de guitarras metálicas y la inclusión de pianos tan impresionistas como sombríos nos remontan a las bandas sonoras de los filmes que realizó en aquellas dos décadas doradas en su filmografía. Sin pudor, con respeto. Sin nostalgia, con pulcritud.

“My Name Is Death” se titula el primer tema de esta cuarta entrega de la serie “Lost Themes”, apostillada “Noir”. A pesar de que el subtítulo del disco apunta al cine negro –pero también a la oscuridad–, este corte inicial podría haber pertenecido a la banda sonora de “Golpe en la pequeña China” (1986), su fantasía de aventura exótica, submundos orientales, magia y artes marciales; la guitarra eléctrica suena exactamente igual que entonces.

Cierto que algunos títulos remiten directamente al film noir y al cine policíaco en general: “My Name Is Death”, “The Burning Door” –que también podría emerger de otro filme del cineasta, “La niebla” (1980)– y “Beyond The Gallows”. Incluso hay uno muy pulp, “Kiss The Blood Of My Fingers”, de los más característicos de su estilo sonoro, que recrea el título de una película de 1948 rodada por Norman Foster, “Kiss The Blood Of My Hands” (aquí estrenada como “Sangre en las manos”), y otro, “He Walks By Night”, que, salvo en el tiempo verbal, es idéntico al de un notable noir de serie B y estilo documental dirigido en 1948 por Alfred L. Werker y Anthony Mann, “He Walked By Night” (entre nosotros “Orden: caza sin cuartel”). Esta es de las mejores y más transparentes piezas del disco, con sus aires góticos y su trepanación rítmico-cinética, puro Carpenter, porque el director de “Asalto a la comisaría del distrito 13” (1976) ha adquirido rango de compositor musical con un estilo definido e influyente. El resto se presenta con nomenclaturas más propias del fantástico: “Machine Fear” –parece una evocación de “Christine” (1983)–, “The Demon’s Shadow” y “Shadows Have A Thousand Eyes” –rítmicas inquietantes ideales para otra noche de Halloween– y “Last Rites”.

Carpenter sigue impertérrito diseñando atmósferas musicales de un cine de otro tiempo, un tiempo aún vigente gracias en buena parte a su obra. De nuevo con su hijo y su ahijado, Cody Carpenter y Daniel Davies. El dejó de dirigir definitivamente en 2010 después de “Encerrada”. Los discos que factura con este formato de trío eléctrico, bien sean “temas perdidos” o bandas sonoras para películas de otros realizadores, son en cierto modo su manera de seguir haciendo cine sin colocarse detrás de una cámara. ∎