Cada nuevo paso en la discografía de Turnstile ha supuesto un logro. “Nonstop Feeling” (2015) depuró la agresividad y el primitivismo de sus primeros EPs sin abjurar del fuerte vínculo que les unía al hardcore-punk de encaste neoyorquino ni esconder las inquietudes melódicas y compositivas que han ido puliendo hasta definir su particular libro de estilo. Aquel álbum conectaba por igual con el legado de Agnostic Front que con la brecha crossover abierta por Rage Against The Machine. La voz de Brian Yates suponía un evidente hecho diferencial, pero el cantante no estaba solo en la tarea. En aquellas canciones había tanta intención como intuición. Con “Time & Space” (2018), empezaron a trascender los contornos del hardcore bajo el confortable palio de un sello con poderío como Roadrunner, impulsados por una actitud artística exploratoria que entroncaba con grupos de referencia como Snapcase, pero sin dejarse el ataque, la frescura y la inventiva por el camino.

Con este tercer largo, el quinteto de Baltimore rechaza cualquier melindre genérica sin cortar amarras con sus raíces punk. Estas siguen retoñando en las poderosas acometidas de “DON’T PLAY”, afloran entre el vértigo y la síncopa de “WILD WRLD” e incluso les permiten actualizar a Suicidal Tendencies en “HUMANOID/SHAKE IT UP”. Pero Turnstile no están por la labor de confinarse en términos estéticos, de ahí que incluyan una composición sin precedentes en su repertorio previo como “UNDERWATER BOI”, pop a medio tiempo con guitarras ensoñadoras. O que inviten a Blood Orange para caminar hacia territorio Deftones en la paisajística “ALIEN LOVE CALL”. Tampoco se cortan a la hora de incorporar influjos tan inesperados como The Police en la irresistible “NEW HEART DESIGN” o de mirarse en el espejo melódico de Nirvana –también con ayuda de Blood Orange– vía “LONELY DEZIRES”.

Más sofisticado y ambicioso que sus predecesores, “GLOW ON” funciona de principio a fin y puede contribuir a renovar el interés del gran público hacia estos sonidos. A la habilidad de Turnstile para construir canciones llenas de gancho dentro de los márgenes estilísticos del punk-core –“BLACKOUT”, “MYSTERY” y “HOLIDAY” pueden ser hits en cualquier parte– se suma la efectividad con que tienden cableado entre lo tradicional y lo contemporáneo, desbaratando cualquier tentativa de segregación generacional o de bloqueo nostálgico. ∎