Me imagino que, durante la mayor festividad estadounidense, la que celebra –hoy– su orgullosa Declaración de Independencia de 1776, que una canción nos recuerde que “vamos a morir todos” no es lo que a uno más le apetece del mundo. Pero así es Sufjan Stevens, y así decidió titular la pieza central de “Carrie & Lowell” (2015), su séptimo álbum y a día de hoy uno de los más laureados.

“Fourth Of July” aborda el leit motiv de ese disco: la muerte de su madre, Carrie –bipolar y esquizofrénica, abandonó a Sufjan cuando apenas tenía un año–; en concreto, una conversación entre madre e hijo poco antes de que ella falleciera de cáncer en el hospital. A pesar del contexto dramático y de la repetición de la frase “We’re all gonna die” a lo largo de toda la canción, el artista de Detroit logra imprimir una pátina poética y profundamente íntima, de reconciliación absoluta, al momento, llegando a escenificar el instante en el que su madre le pide perdón por haberse marchado al tiempo que reconoce que era lo mejor.

Ubicada estratégicamente en el ecuador del disco, “Fourth Of July” es sin duda la canción más importante de “Carrie & Lowell”, tanto que en directo se expande hacia un final catártico repitiendo la lacónica frase y que hasta ha sido objeto de dos versiones alternativas: “April Base Version”, grabada en el estudio de Justin Vernon en Eau Claire, y “Dumbo Version”, aún más desnuda y registrada en el estudio del propio Sufjan en Nueva York.

Y así, incidiendo una y otra vez en que todo tiene un final, es como Sufjan Stevens nos dice, a su manera, que lo importante es todo lo que pasa hasta entonces. ∎