Bajo
Suscripción
Si solo fuera por la voz, Valeria Castro ya podría ser una de las grandes realidades de la canción española de los últimos años. No entraría en la categoría de Mónica Naranjo o Marta Sánchez, sobradas de octavas y técnica descomunal, sino en la de las personalidades absolutas, desde María Dolores Pradera a Rocío Márquez, pasando por Silvia Pérez Cruz o María del Mar Bonet. Pero es que Valeria Castro es, también, autora y compositora. Y no cualquier compositora, sino una con un talento descomunal, que se sabe rodear, además, de arreglistas excelentes. Así fue como la sorpresa que supuso su primer álbum, “con cariño y con cuidado” (2023), pudo llegar a esas cotas inusitadas. Curiosamente, Valeria había comenzado a darse a conocer en plena adolescencia subiendo a sus redes sociales versiones de canciones de otros artistas (Pereza, El Canto del Loco o La Oreja de Van Gogh, entre ellos). Fue así como en 2017 terminó llamando la atención, entre otros, de Alejandro Sanz (otro de los “versionados”) o Leiva.
Atenta a todo lo que destaca , Warner la contrató, puede que sin saber exactamente de qué tamaño era el diamante que tenía ante sí, porque lo primero que hicieron fue ir lanzando versiones bien grabadas de temas conocidos: el “Qué bonito”, de Rosario Flores, o “Contigo”, de Sabina. Lo mejor, por supuesto, estaba por llegar, cuando se animó a escribir sus propias canciones y ahí todo estalló. Primero lanzó un EP de seis cortes, “chiquita” (2021), con canciones como “guerrera”, “ay, amor” o “la corriente”, y unos cuantos meses después apareció “con cariño y con cuidado”, su primer álbum, en el que figuraba “la raíz”, un temazo de los que hacen época, por el que fue nominada a los Grammy Latinos en 2023.
Valeria sabe llevar las riendas de su caballo para no desbocarlo, y fue dejando por el camino nuevas muestras de sus capacidades: en 2024 fue nuevamente candidata a los Grammy Latinos por “La ceniza”, tema que compuso a medias con otro canario, Ale Acosta, para el álbum de este “El porvenir”, y doble candidata a los premios Goya por las canciones originales que compuso para “El 47” y “El amor de Andrea” (la de esta última, compuesta a medias con Vetusta Morla).
Ahora ha llegado el momento del “difícil segundo disco”, el que debería corroborar todo lo apuntado en cuatro años sin tacha… ¡y lo vuelve a hacer! El primer single de este segundo álbum venía acompañado de un vídeo de presentación protagonizado por, entre otras, cuatro actrices de primera división, Bárbara Lennie, Olivia Molina, Macarena García e Irene Escolar: esta es la liga en la que Valeria se ha lanzado a competir.
El disco arranca con “devota”, iniciada escalofriantemente a capela. Musicalmente, no tenemos que situarla en el experimento de inspiración folk –a la manera de Rodrigo Cuevas, Mercedes Peón o Baiuca–, sino en un clasicismo –que es el de Serrat, Drexler o sus paisanos canarios Rosana y Pedro Guerra– actualizado gracias a los bellísimos arreglos y la sobria producción a cargo del catalán Carles “Campi” Campón (ganador de siete Grammy Latinos), de una elegancia sobresaliente. Literariamente, sus textos no llegan a la profundidad de un Rafael Berrio o un Nacho Vegas, pero logran, en su sencillez, calar y transmitir poderosamente su mensaje. En este sentido, hay un tema especialmente emotivo: “honestamente”, dedicada a un antiguo amor, en la que no me siento capaz de destacar una sola estrofa, porque toda la canción es de una dolorosa hermosura.
Y siento haber destacado una canción, porque eso podría hacer desmerecer las demás, cuando se trata, en realidad, de uno de los discos más homogéneamente compensados que se hayan publicado en los últimos años. Aun así tendría que señalar también, en el capítulo de canciones de desamor, “parecido a quererte” y “debe ser”, otra tremenda canción de desamor en la que colabora Silvia Pérez Cruz, una de sus referentes, en la que la alternancia de sus voces nos lleva hacia un brillante crescendo final de aires mexicanos. “el cuerpo después de todo”, la que da título al álbum, es, con su envolvente cadencia rítmica, otro de esos temas llamados a convertirse en clásicos de su repertorio, en el que también entrará, me adelanto al futuro, “sentimentalmente”, el corte que más puede animar a mover pies y caderas en los conciertos en directo. Valeria Castro es un talento de los que en cada siglo salen muy pocos (en este, en España ya tenemos otro, Rosalía) y se va a enfrentar a presiones que los humanos creativamente menos dotados ni se imaginan. Crucemos los dedos para que nada la aturda ni la deslumbre. ∎
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