Justamente hoy se cumplen cinco años del fallecimiento de
Manu Dibango (1933-2020), uno de los astros más refulgentes del firmamento musical africano. Este saxofonista camerunés fue además, tras Fela Kuti y Miriam Makeba, uno de los pioneros en la internacionalización de la música del continente negro. Resulta paradójico, por otro lado, que “Soul Makossa”, su mayor
hit, se editara en realidad en 1972 como cara B de un single que incluía como tema principal “Hymne de la 8 Coupe D’Afrique des Nations”, que era exactamente eso, un himno que celebraba la fase final de la Copa de África en su octava edición, que tuvo lugar en Camerún entre el 23 de febrero y el 5 de marzo de 1972 con ocho equipos compitiendo por el título (el anfitrión acabó en tercer lugar).
Ese mismo año, David Mancuso, el DJ neoyorquino que pasó de las
psychedelic parties de Timothy Leary a convertirse en emperador de la disco music y el house en sus fiestas privadas de The Loft, consiguió una copia en una tienda de Brooklyn y la empezó a pinchar. No tardaría en convertirse en uno de los primeros éxitos internacionales de la música africana. Al año siguiente llegarían las primeras versiones del tema: la del percusionista nigeriano Babatunde Olatunji (sí, el del “Jin-go-lo-ba”, que luego retomaría Santana), más funky, y la más salsera de la Fania All Stars, que fue incluida en la película “Salsa” (1976) de Leon Gast y Jerry Masucci –en la que interviene el propio Manu dirigiéndose al público en un español macarrónico– y en el álbum en vivo “Latin-Soul-Rock” (1974) de la Fania.
No es de extrañar la relevancia y la trascendencia de una canción como “Soul Makossa”. Su conocido e hipnótico crescendo, siempre a la búsqueda del clímax, la hace parecer una réplica afro del “Bolero” de Ravel o del “In C” de Terry Riley, impregnada, eso sí, del tórrido funk de James Brown y del afrobeat de Fela Kuti. Su magnetismo en la pista de baile es inmediato. Y el cálido toque de saxo y el conocido e infeccioso fraseo
“mama-say mama-sah ma-ma-coo-sah” hacen el resto. Esta parte, precisamente, fue utilizada por Michael Jackson en su monumental “Wanna Be Startin’ Somethin’” (1982), lo que originó una demanda por parte de Dibango, que finalmente se resolvió en 1986 con un acuerdo extrajudicial por valor de un millón de francos franceses. Ese mismo fraseo ha sido sampleado o canturreado por infinidad de otros artistas (de Todd Terry a Eminem, pasando por Kanye West, Ariel Pink o El Chojín), entre ellos Rihanna en su “Don’t Stop The Music” de 2007, aunque en esta ocasión una nueva demanda de Manu no prosperó al haber sido incluido como coautor del tema.
Dibango grabaría otras versiones de “Soul Makossa” a lo largo de su carrera, siendo especialmente atractiva la que incluyó en su magnífico disco panafricano de 1994
“Wakafrika”,
con la fulgurante voz del senegalés Youssou N’Dour y a ritmo de vibrante electrofunk. El camerunés llevaría este disco al directo en una gira que recaló en 1995 en Barcelona, Madrid y el festival Pirineos Sur en unas actuaciones inolvidables que contaron con la presencia de estrellas de la talla de Ray Lema, Angélique Kidjo, Bonga y Mory Kanté. Y una última recomendación: no dejen de escuchar
la trepidante revisión electro que Afrika Bambaataa & The Millenium Of The Gods hicieron en 2004. De una manera o de otra, aunque solo fuera por su ritmo narcótico, tan envolvente como incandescente, “Soul Makossa” merece figurar en la historia de la MÚSICA –así, con mayúsculas- con letras de oro. ∎