La de 2024 –celebrada el 24 y 25 de mayo– ha sido la primera edición del festival Tomavistas –que lleva años teniendo problemas con los permisos para realizar el evento en el parque Enrique Tierno Galván– en la Caja Mágica de Madrid. Es innegable que el nuevo recinto no es tan cómodo como el anterior, pero si obviamos la comparativa, la nueva explanada es más que válida. Un despliegue sin esperas, aunque no se llegaron a agotar las entradas, no tan familiar como sus antecesores en Méndez Álvaro y en el que se echaba en falta algo de sombra durante las primeras horas de la tarde.
Pese a la incorporación de último minuto de Alcalá Norte debida a la cancelación de Dry Cleaning, el art punk de Bodega, la clubnostálgica Georgia o algunas bandas noveles nacionales como Adiós Amores, Bum Motion Club o Pipiolas, el cartel estaba conformado en su gran mayoría por grupos con al menos tres álbumes en su repertorio. Estas se pueden dividir en grandes formaciones noventeras cuyas giras parten del autohomenaje (Los Planetas, The Jesus And Mary Chain, Belle And Sebastian, Standstill), aquellas que molaban hace diez años aunque ahora sigan manteniendo el tipo (Phoenix, Villagers) o las que ya llevan tiempo en el mercado pero es ahora cuando empiezan a despuntar (Los Estanques, Repion, Hurray For The Riff Raff). En general, el Tomavistas amplía su público pero mantiene un cartel elegante en el que incluso las propuestas nacionales consolidadas siguen manteniendo un interés artístico fruto del cuidado por el buen gusto (Cariño, Alizzz, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba). Se agradece la mayor permisividad en los limitadores, la sensación de amplitud y los precios populares (todo lo populares que pueden llegar a ser en un evento de estas características).
“Hello, we are La Luz and we are from California”. Así se presentaba la banda que abría el festival, con un mensaje que pone en evidencia que no hay que creerse todo lo que aparece en internet (las búsquedas en Google basan sus orígenes en Seattle o Argentina). El cuarteto llegó a Madrid como trío: Maryam Qudus, teclista, no pudo acudir a la cita, por lo que Shana Cleveland y Audrey y Lee Johnson prepararon un set especial para la ocasión. “News Of The Universe” (2024), su nuevo álbum, estaba disponible desde el mismo viernes, de modo que la sucesión de sus composiciones más recientes no ayudó a una apertura dolorosa por la falta de sombra en el recinto y un asfalto que también picaba desde abajo. Pese a todo, ofrecieron surf-rock bien ejecutado, onírico pero puramente diurno y bien acogido por aquellos que se resguardaban bajo el poco cobijo que ofrecía el escenario Johnnie Walker.
El dúo integrado por los primos Jonathan y Guillaume Alric subió a un escenario conformado por dos tarimas enfrentadas, de modo que bajo un contraluz constante los franceses cantaban mirándose a los ojos más que a ese público que quedaba en el recinto: la desbandada que tuvo lugar tras el show de Los Planetas mostraba que el billing del cartel no se correspondía con los intereses del público. El segundo tema interpretado por The Blaze, “HEAVEN”, se acompañaba con el videoclip oficial de la canción, en el que aparecen un bebé y un perro descansando en un vehículo. Así, bajo esa casi luna llena mágica, la formación se alzaba, irónicamente, como esa banda-arquetipo para publicistas y amantes de los anuncios de coches. Electrónica nostálgica más cercana a las sustancias cannabinoides que a las bebidas alcohólicas, no bien entendida por una audiencia mayormente adulta como cierre del festival.
Alizzz ya presentó su debut en solitario, “Tiene que haber algo más” (2021), en Tomavistas 2022. Y Cristian Quirante lo recordaba en este nuevo paso por el festival como una de sus primeras presentaciones en vivo. En aquella gira, el artista se posicionaba en el circuito como compositor más que como productor. Ahora regresaba con “Conducción temeraria” (2024), un trabajo que destaca por su particulares texturas guitarreras. De hecho, en directo viene acompañado por Ferran Gisbert, el encargado de grabarlas en el estudio: un acierto obligado. No interpretó sus ya clásicas versiones de “Antes de morirme” (Rosalía y C. Tangana) o “Lobo-hombre en París” (La Unión), pero sí sorprendió la entrada a escena de Conociendo Rusia en “En tu casa o en la mía”. En “Despertar” o “El encuentro” –con la que cierra el concierto por primera vez desde hace tres años– se echaron de menos las voces femeninas de la grabación original: contar con alguna mujer en sus filas podría ayudar a solventar el problema. De los sonidos más limpios y potentes de la jornada.
Ataviado con la camiseta de rayas que lo caracteriza, Stuart Murdoch salió a escena para demostrar que la edad es un estado mental. Belle And Sebastian comenzaba el concierto con un “Nobody’s Empire” acompañado de irónicas fotografías en blanco y negro para acto seguido enlazar con “Another Sunny Day”, el tema que les hizo estar donde están. Su espectáculo es un despliegue de medios sophisti-pop ataviado con flautas, trompetas, violonchelos, melódicas a dúo, kalimbas, armónicas e incluso algo de a capela. Murdoch baila por todo el escenario, toca el piano, baja para hacer el funambulista por la valla que separa el foso del público mientras grita “We are not Mad Cool anymore, right?”, sus últimos recuerdos de la Caja Mágica. Casi al final, durante “The Boy With The Arab Strap”, una veintena de espectadores suben a escena a bailar con ellos, culminando así uno de los mejores conciertos de esta edición.
Los de Versalles publicaron “Alpha Zulu” en 2022, si bien son conscientes de que España los venera, casi en exclusiva, por el periodo comprendido entre “Wolfgang Amadeus Phoenix” (2009) y “Bankrupt!” (2013), y que a ellos deben su amplio espacio en nuestro país. De este modo, Phoenix incidieron puntualmente en algún trabajo de su etapa más contemporánea, si bien armaron un set cuyo peso radicaba en la discografía de hace una década, acompañada de unos visuales bastante ingeniosos construidos a través de dos pantallas superpuestas en las que se proyectaban mayoría de imágenes teatrales de palacios rococó, por si acaso se nos olvidaba su origen. Aunque su presencia como cabeza de cartel en el line-up resulte algo desfasada –eran headliners en los años 2017-2018, cuando estaban mucho mejor posicionados en el mercado discográfico–, el resultado es un show melancólico por la trayectoria de la banda, pero mucho más coherente como trallazo final que el del día anterior. Al fin y al cabo, Tomavistas 2024 es un festival de viejas leyendas.
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