No esperaba, desde luego, una entrevista en un hotel de lujo como me ocurre habitualmente en los encuentros presenciales con artistas, teniendo en cuenta los tres freaks que tengo delante. Mainline Magic Orchestra se han prodigado últimamente con un house de tramontana que es como mezclar la irreverencia hedonista de Locomía, vestuario a lo Klaus Nomi, la exuberancia escénica de La Fura dels Baus y un sentido del humor muy catalán –aunque también un poquito Miguel Noguera– lubricado por bromas personales e imaginería de internet.
En los shows de Nile Fee, John Heaven y Daniel 2000 todo es posible. Como que suenen flautas sintetizadas, propongan espectáculos de magia o malabares, se sometan a una sesión de masaje, paren la música para pedirte un cigarro o cualquier gilipollez que se les ocurra. Nacidos y criados en Torroella de Montgrí (Girona), el trío se conoció en el skatepark del pueblo y se formó como grupo en las fiestas mayores de la zona del Empordà hasta que se mudaron a Barcelona a los 18 años.
El pasado marzo publicaron por fin su álbum debut, “Harri Poter” (Primavera Labels, 2024), con el que ni mucho menos quieren desmarcarse de esa dimensión performativa. Han volado cabezas con su directo en plazas como Barcelona, Londres, París y Milán, y atendieron a nuestra llamada concediendo una charla desde un restaurante gallego del Eixample barcelonés y, posteriormente, una loquísima sesión fotográfica en el Parc Joan Miró.
¿Qué diferencia hay entre Mainline, el colectivo, y Mainline Magic Orchestra, el grupo?
Daniel: Mainline Magic Orchestra surge del colectivo de DJs, que vino primero. Somos un grupo de amigos que hacemos música y pinchamos. Tenemos también a Yung Prado, a Marcelo Pantani… De repente, un día poco antes del confinamiento desde la radio online Dublab nos dijeron si queríamos hacer una actuación en directo con instrumentos de música que se desmarcase un poco de lo que es pinchar discos. Y nos animamos a probar algo. Teníamos unos temas planteados, pero no los llegamos a cerrar. La noche anterior se nos ocurrió hacer nosotros mismos unos trajes especiales con goma eva. El concierto fue totalmente improvisado sobre las bases y tonterías así. Fue un show de broma, pero la gente se lo pasó muy bien y, como nos gustó la experiencia, pensamos en seguir con la tontería. Y hasta hoy.
John: Tengo que matizar que en ese momento éramos seis, y por eso nos bautizamos “Orchestra”. Con tres quizá queda un poco raro.
Nile: En ese momento eran seis y yo, de hecho, no toqué en ese concierto.
John: Tirando de cachondeo y como vamos al revés, estamos pensando en cambiarnos a Mainline Magic Filarmónica.
¿Y cómo es el rol de cada uno dentro del grupo? Porque veo que algunos tenéis un background musical y otros no sabéis ni lo que es un Do.
Daniel: Bueno, ahora ya sabemos dónde está. Pero si llegamos a La nos perdemos (risas). No tenemos unos roles muy marcados. Los tres somos amigos desde muy pequeños, hemos convivido juntos durante mucho tiempo.
John: En directo sí hay una separación más clara.
Daniel: John es el cantante principal y toca algunos sintetizadores y teclados. Nile y yo nos dedicamos más a samplers; yo a cosas más percusivas y épicas y él más melódicas.
Nile: A la hora de producir los temas todos hacemos todo. Algunos los empiezo yo y los remata el resto. Hay otros que empezamos juntos. Todo va variando.
Daniel: Esto no es un grupo clásico en el que tienes el bajista, el guitarrista…
Os veo en la encrucijada entre la exuberancia visual de La Fura dels Baus y la música de baile kitsch de Locomía. ¿Cómo convergen ambos mundos?
Daniel: Eran dos referencias grandes al empezar el grupo. De hecho, nos siguen gustando. Sí es cierto que ese componente más Locomía se ha ido diluyendo en el tiempo. Hacemos cosas más electrónicas, más de grupo…
Sí, está claro, más los primeros singles que ahora…
John: Había más referencias al pasado, a Ibiza, pero ahora buscamos un sonido más actual. Eso sí, La Fura dels Baus sí que la vamos a mantener siempre. ¡Son muy divertidos!
¿Cómo visteis este álbum de debut? ¿Como una manera de desmarcarse del rollo performance de los circuitos del directo?
Daniel: No es un componente del que nos queramos desprender. Siempre ha sido una parte esencial del proyecto. Este nuevo directo es verdad que trae más trabajo, que está más pensado, tiene más sentido a nivel musical y está más enfocado al club y no tanto al festival. Pero a nivel performance vamos a seguir a tope con ello hasta que nos aburramos. Es verdad que ahora tenemos ya 30 años y no nos encaja tanto (risas).
John: Teníamos ganas de crear un disco que nos representase a nivel de grupo, con lo que vivimos ahora a nivel musical.
Nile: Antes poníamos la performance por delante de la música, que quedaba relegada a un segundo plano, y ahora, por primera vez, lo queremos igualar un poco. Con este álbum nos hemos querido esforzar para que la música tenga más peso. Igualar la balanza, que no todo fuesen tonterías.
Y con la balanza igualada, ¿los directos seguirán siendo igual de locos?
John: La idea es que lo sean más.
A la hora de plantear los directos, tenéis ideas realmente chaladas. ¿Son cosas que se plantean con tiempo o hay un tanto por ciento de espontaneidad?
Daniel: La tónica a menudo ha sido la espontaneidad, el improvisar. Muchas de las cosas que luego se han comentado en internet las habíamos pensado el día antes. Hemos funcionado siempre un poco así, pero cada vez intentamos ser más organizados, trabajar con más antelación y preparación, porque si no…
Nile: Ahora diría que un 90% del directo está todo pensado. En el 10% restante puede pasar cualquier cosa.
¿En algún momento os tenéis que autocensurar en el sentido de pararos los pies con ideas loquísimas, o el cielo es el límite?
Daniel: Sí que nos autocensuramos.
Nile: A ver, nos limita más la gente o el sitio donde vamos a tocar que nosotros mismos. Nos cortan las alas. Por permisos, por dinero…
Si algún día sois unas superestrellas sin limitaciones de presupuesto, ¿cómo os gustaría que fuese vuestro directo?
Daniel: Si somos unas superestrellas, nos retiraremos y no querremos tocar más.
Coño, que toquen otros, como hace Locomía.
Daniel: ¡Eso lo hicimos, de hecho! En noviembre pasado fue el último concierto de la gira anterior. Salió la idea de que tocasen otros en lugar de nosotros. Compramos unos disfraces de oso en AliExpress que miden tres metros y pusimos a tres colegas dentro, programamos la música para que hicieran playback y vimos el concierto desde la terraza.
El disco toca muchos palos electrónicos, distintas vertientes del house y las influencias están repartidas en diferentes universos. También es diverso en lo tonal. Hay momentos nostálgicos y evocadores, otros eufóricos, otros hedonistas…
Daniel: He de reconocer que los temas son la estética por la estética, la diversión por la diversión. No hay mucha profundidad en ellos, no hay un concepto detrás en la mayoría de los casos. No ha sido un camino musical que busque algo. Las canciones son fruto del momento en el que salieron, sin buscar nada específico.
John: No es un concepto global del disco, pero lo que sí une muchos de estos temas es que parten de bromas internas nuestras.
¿Como el delfín humanoide de la portada del disco? Es que me deja muy perplejo todo esto.
Daniel: Es una retroalimentación constante de tonterías.
Nile: Nos gusta sacar las cosas de contexto.
Volviendo al house, ¿fue quizá lo que os unió en un principio?
Nile: El house vino más tarde. Nos hicimos amigos en el pueblo porque todos íbamos al skatepark a patinar. Pero en ese momento cada uno escuchaba cosas muy diferentes. Dani escuchaba hip hop, yo ska y tú, Joan, no sé ni lo que escuchabas…
John: Música clásica (risas).
Nile: Pero sí hubo un momento en el que, cuando teníamos unos 16 años, montamos un colectivo llamado Algo Más Duro que hacía fiestas en las que unimos estilos de música. Había indie, electro… hasta llegar al house, que fue Joan quien nos introdujo. Es el padre de todo esto.
Daniel: Nos cogía de la mano y nos llevaba a La Rachdingue (risas). También coincidió en que se puso de moda Justice y todo el rollo francés de Daft Punk. Era lo que pinchábamos en ese colectivo, pero eso se fue apagando después y los que escuchaban eso se quedaron en tierra de nadie. Así que empezamos a escuchar house clásico, de Chicago, garage…
En “Cigarrito” rendís vuestro particular homenaje a Cristian Varela tomando prestada una frase de un track suyo. La reivindicación del techno castizo de los noventa se limitaba hasta ahora básicamente a Oscar Mulero.
Daniel: Siempre nos ha gustado, pero la verdadera historia detrás de “Cigarrito” es que en el anterior colectivo, cuando Joan estaba pinchando, a veces paraba la música y decía a viva voz que hasta que no le diesen un cigarro no la volvía a poner. Un día nos acordamos de eso y pensamos en que podríamos hacer lo mismo. Así que nos acordamos de la canción de Cristian Varela, que ya la habíamos pinchado en algún programa de radio.
Escucho melodías de videojuegos o de feria, como en el arabesco de “Bruce Willis”. ¿De dónde vienen vuestras influencias extramusicales?
Nile: La referencia viene de la típica canción que escuchas en los toros de la feria. Decía algo de una tribu apache y “jau, jau, jau”. Así que le dimos la vuelta y dijimos “house, house, house”. En cuanto a otras influencias, somos bastante frikis de internet más que de libros o museos. Cultura internet a full.
Cuando escuché por primera vez el disco no paraba de llevarme sorpresas tipo poner “Elektrassu” y pensar: “¿En serio estos malnacidos se van a poner a hacer scratches y ritmos rotos?”. ¿Os interesa mantener un factor sorpresa?
Daniel: Siempre nos ha gustado sorprender a través de las performances audiovisuales, pero también a nivel musical. Para esta canción queríamos que no hubiese letra, que solo fuese Joan riéndose con su risa diabólica.
John: Es algo que siempre me ha gustado mucho en directo hacerlo realidad.
Nil: Hay temas que antes de empezar a producirlos los pensamos en clave directo, para que Joan disfrute en él.
Daniel: Es verdad que en directo Nile y yo somos más aburridos y sosos, y Joan se lo pasa muy bien.
John: Ellos me preparan las canciones (risas).
Tenéis un espacio de creación que es una nave.
Nile: Es un espacio que tiene mi pareja en Sant Adrià del Besòs, cerca de la Verneda. Solemos trabajar en un par o tres de sitios, uno de ellos es esta nave. Es como un estudio. En nuestro piso tenemos un par de habitaciones. En una solemos ensayar y en otra producimos, es como un estudio de música. Dani tiene otro estudio de alquiler en Poblenou, así que vamos combinando. Normalmente lo hacemos todo en casa, porque es lo fácil, pero en la nave hacemos vídeos, fotos, tonterías…
Y por último, un momento de apreciación a vuestro vestuario. ¿De quién son vuestros trajes?
Daniel: Inicialmente, la idea de la pieza blanca con el fondo negro la diseñamos nosotros. Pero han ido evolucionando. El de la anterior gira, por ejemplo, fue un rediseño de Mar Ribaudí. Y ahora, para esta, lo ha hecho Júlia Puig, que es la pareja de Nile y es estilista y diseñadora. Ha hecho un diseño nuevo confeccionado de cero. ∎
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