Por José Manuel Caturla→
03. 02. 2025
Todas las épocas tienen una moda y Marianne Faithfull (1946-2025), fallecida el pasado 30 de enero, no escapó a sus dictados. Hizo discos de pop pin-up, folk revival, country, new wave, cabaret, rock de autor, más electrónicos o de recitado poético, siempre ungidos de romántico sentido y sensibilidad, caminando entre las zarzas, manteniendo el tipo y abonando un arquetipo femenino de resistencia a lo largo de seis décadas, unas más fértiles que otras en términos cuantitativos, tratando de no bajar la guardia en calidad.
Puede gustarte más o menos la épica decadente del rock’n’roll en la que suele inscribirse, para bien y para mal, la figura de Marianne Faithfull. La mayoría de aspirantes a alcanzar la gloria no consiguen superar el grisáceo cinturón de asteroides en toda su vida. Ella, en cambio, se acercó tanto al astro rey que estuvo a punto de achicharrarse varias veces. Que siempre tuvo fe en sus facultades artísticas estaba inscrito en su nombre de familia. El cambio de los armónicos en su voz de contralto –pasando casi de chica yeyé a una especie de Bonnie Tyler del arroyo– es el carbono 14 de una mujer hecha a sí misma que no siempre fue la institución reverenciada, salvo pena de entrañable bastonazo, allí donde pisara.
Como se afirma en su biografía oficial, Marianne Faithfull podía mostrarse poco sentimental pero siempre afectuosa. Nick Cave razonaba acertadamente en una entrevista que le hizo a su querido numen que cuando ella cantaba parecía decir siempre algo entre líneas, más allá de la literalidad de las palabras. Las quince canciones que recuperamos a continuación tratan de mostrar, además, la gran variedad de registros en los que se aventuró, sin ceder personalidad, esta cantante fallecida a los 78 años con la voz de una mujer de 100 y una vida que, precisamente por lo vivido, la acercaba a los 200.
Para su primer single, la londinense se apropia de este clásico sentimental atribuido a su mentor Andrew Loog Oldham –también productor y arreglista–, a Mick Jagger y a Keith Richards, que reinterpretaron con mayor sobriedad como The Rolling Stones un año después. Oboe, muchas cuerdas, ritmos que preceden a los tambores velvetianos de Nico –a quien Faithfull dedicó “Song For Nico” en su álbum “Kissin Time” (Hut-Virgin, 2002)– y letras que presagian una vida igualmente marcada por las cicatrices interiores.
“North Country Maid” (Decca, 1966) fue un disco de versiones de folk que se publicó solo en Europa, el cuarto y más cohesionado de la década bautismal de Faithfull. Están “Green Are Your Eyes” (Bert Jansch; habitual en el cuaderno de Nick Drake), “Sunny Goodge Street” (Donovan) o temas tradicionales como “Scarborough Fair”. Faithfull emplea su joven tono elegíaco en cantar este himno escocés versionado, antes o después, por Judy Collins, The Byrds, Van Morrison, Papa M, Robyn Hitchcock o Rufus Wainwright. El sitar que suena no pertenece a Brian Jones sino al arreglista Jon Mark. Mike Leander persistiría como productor en los álbumes de Marianne Faithfull hasta su renovación post-punk de 1979.
El gran Jack Nitszche trabaja en los arreglos de esta composición escrita por tres malotes del Swinging London apellidados Faithfull, Jagger y Richards. Los dos pedruscos rodantes la reharían para su “Sticky Fingers” (1971) sin incluir a la letrista Marianne en los créditos del álbum. Aunque su historia no se refiere al aspecto lúdico de la toxicidad, el tema acabó asociándose a otros clásicos de la banda inspirados en la bella heroína como “Wild Horses” o “You Can’t Always Get What You Want”, o con otros himnos del género yonqui –“Heroin” (1966, Lou Reed) o “Cold Turkey” (1969 John Lennon)–. También hace buenas migas junto a “Sister Midnight” (David Bowie/Iggy Pop) o “Sister Europe” (The Psychedelic Furs). Gran música, peores vidas. “Something Better” sería la cara A de aquella misma moneda: el single publicado por Decca en febrero de 1969.
A cierta edad los años vuelan como el papel de fumar, pero quienes a finales de los setenta empezábamos a comprar discos, aunque solo fuese para el amigo invisible del instituto, la década anterior se percibía tan lejana como el jardín del Edén. La voz de Faithfull ya raspaba por los abusos químicos en este inesperado tema de synthpop atómico que aún conserva toda su fuerza. Paladines del art rock como Winston Tong, el vocalista más abisal de Tuxedomoon, cerró su disco “Theoretically Chinese” (1985) con “Broken English”, un corte de supervivencia y reinvención inspirado por la banda terrorista Baader-Meinhof.
No dejamos aún “Broken English” (Island, 1979), ya que contiene, entre otras grandes piezas, “The Ballad Of Lucy Jordan”, compuesta por el escritor y dibujante Shel Silverstein. Dr. Hook & The Medicine Show no consiguieron arruinarla del todo en 1974 y Momus la rescató para su álbum “Tender Pervert” (1988) con el título de “Bishonen” –sin acreditarla correctamente–, intercambiando el dolor existencial de su protagonista por las fantasías suicidas de un aprendiz de Yukio Mishima. Steve Winwood toca el sintetizador en la versión de Faithfull, uno de los mayores éxitos de su carrera en clave kitchen sink drama.
Hemos repasado los avatares pop, folk y electro-nicotínicos de Faithfull, pero no otra cara esencial de su poliedro estético. Como buena descendiente de los Sacher-Masoch, contaba con genes suficientes para inscribirse en la lista de weimarianas ilustres como Marlene Dietrich o Lotte Lenya, la esposa de Kurt Weill, interpretando frecuentemente la música de este último y de su letrista Bertolt Bretch. Traducida por Eric Saltzman, “The Ballad Of The Soldier’s Wife” fue una de sus mejores versiones junto a Chris Spedding y la producción de Hal Willner, coordinador del recopilatorio “Lost In The Stars. The Music Of Kurt Weill” (1985) donde se publicó. PJ Harvey, puntual colaboradora de Faithfull en el futuro, grabó una versión actualizada de esta misma composición para otra compilación de jóvenes artistas, “September Songs. The Music Of Kurt Weill” (1997).
Pertenece a “Rich Kid Blues” (Castle, 1985), un álbum archivado en 1971 con el título inicial de “Masques”. Grabado en los míticos estudios Trident del West End durante la peor época de Faithfull como politoxicómana sin hogar, vio salida muchos años después con temas como este de George Harrison procedente del tesoro “All Things Must Pass” (1970). Habla de los peligros que acechan en la vida, incluidos los falling swingers. De esto sabía algo Faithfull, cuya voz aún exhibe el trémolo característico de sus primeros discos; recordemos que la canción se registró a principios de los años setenta, si bien mostrándose ya más profunda y firme. Entre sus incontables versiones también destacó “Working Class Hero”, de John Lennon, incluida en “Broken English”.
Pertenece a la banda sonora compuesta por Mark Isham para “Inquietudes” (1985), una de las mejores películas del director norteamericano Alan Rudolph que tan de moda estuvo en los años ochenta. La estética neo-noir del filme le venía como anillo al dedo a la siempre nocturna y torturada torch singer de Hampstead. A Isham corresponden los pertinentes arreglos de trompeta con sordina y bases sintetizadas de esta pieza clásica escrita por Richard M. Jones.
Gracias a “Strange Weather” (Island, 1987), el culto a Marianne Faithfull acaba de consolidarse. De este importante álbum, el primero producido por Hal Willner para la cantante, suele destacarse con toda lógica su tema homónimo, compuesto por Tom Waits y Kathleen Brennan. La desafiamos eligiendo “Yesterdays”, escrito en 1933 por un grande del Tin Pan Alley como Jerome Kern, con letra de Otto Harbach y originalmente destinado a “Roberta”, un musical del que se conoce mucho más “Smoke Gets In Your Eyes”, tema que Faithfull desestimó combatiendo también lo previsible. Recomendamos escucharla a tope de sonido.
Se encuentra en “A Secret Life” (Island, 1995), un álbum producido, compuesto y orquestado por Angelo Badalamenti que recuerda a un Nino Rota sintetizado, con maravillosos arreglos orquestales y una Faithfull recitativa, autora de la letra acerca de una ruptura sentimental, que se deja seducir por los mundos liminales del mago neoyorkino. “She” es un ensoñador vals-habanera, mandolina incluida, entre Vangelis, Brian Eno y Leonard Cohen. Alguna fotografía con el rímel corrido de Marianne Faithfull recuerda un poco a Julee Cruise, salvando las distancias.
Nick Cave entra en la órbita de Faithfull –ya no saldría de una u otra forma– con un nuevo álbum de reconversión, “Before The Poison” (Naïve, 2004), donde compone la música de “Crazy Love” acompañándose de sus Bad Seeds. Destacan otras colaboraciones del australiano con la musa como su dueto en “The Crane Wife 3”, una canción de Colin Meloy, de The Decemberists –“Easy Come, Easy Go” (Naïve, 2008)”, junto a Marc Ribot y Barry Reynolds– o “The Gypsy Faerie Queen” –“Negative Capability” (Panta Rei-BMG, 2018), penúltimo álbum en estudio de la cantante–. Puede que “Crazy Love”, con letra de ella, sea la mejor.
Esta es otra canción que podría haber firmado Nick Cave, pero es de Frank McGuinness –otro músico extensamente asociado a la dama– y Leo Abrahams –que participa en el álbum de ANOHNI & The Johnsons de 2023–. Una historia de fantasmas, campana gótica incluida, se suma al amplio catálogo estilístico de Marianne Faithfull, más diverso de lo que su acusado perfil vital dejaba entrever. “Horses And High Heels” (Naïve, 2011) es un disco precioso, con portada de Jim Warren y piezas emocionantes que se instalan en tu imaginación. “The Old House” termina con un solo crepuscular de Lou Reed a la guitarra eléctrica que podría haber durado un poco más. Hall Willner se encarga de la producción.
Mark Lanegan –prematuramente fallecido en 2022 a los 57 años– escribió con Greg Dulli “The Stations”, otra gran canción de “Horses And High Heels”. Destacamos en cambio “They Come At Night”, proveniente del mencionado “Negative Capability”, con música de Lanegan, letra de Faithfull y músicos de raza como Ed Harcourt, el multinstrumentista Rob Ellis –fiel de PJ Harvey– o Warren Ellis al sintetizador. Se trata de una robusta pieza de electro rock y cadencias marciales afines a los aires fríos de “Broken English” inspirada esta vez en los atentados parisinos de noviembre de 2015, donde Faithfull tenía un apartamento.
El título de “Songs Of Innocence And Experience 1965-1995” (Universal, 2020) procede de la conocida colección de poemas ilustrados del poeta romántico William Blake. Este recopilatorio de canciones deparó sorpresas como “The Calm Before The Storm”, un tema escrito por Rubén Blades y Lou Reed para el álbum del primero, “Nothing But The Truth” (1988). Faithfull, siempre atenta a sus artistas favoritos, la rescató para un proyecto de 1989 que no acabó fructificando.
“She Walks In Beauty” (2021), junto a Warren Ellis, fue su último álbum en estudio. Dedicado a Hal Willner, fallecido por COVID el año anterior, se centra en textos de poetas británicos como Wordsworth, Keats o Tennyson. En el tema que le da título, Faithfull recita un poema de Lord Byron escrito en 1814 acompañada por Head (ambientes, producción), Nick Cave (piano) y Warren Ellis (teclados, producción). Faithfull dijo que trabajar con este era como saltar al espacio exterior. So long, Marianne.
La semana vista por... Raül de Tena: lunes, 31 de marzo de 2025
La semana vista por... José Manuel Caturla: viernes, 28 de marzo de 2025
La semana vista por... José Manuel Caturla: miércoles, 26 de marzo de 2025
La semana vista por... José Manuel Caturla: lunes, 24 de marzo de 2025
La semana vista por... Cesc Guimerà: viernes, 21 de marzo de 2025