Álbum

Swans

The BeggarYoung God-Mute-[PIAS] Ibero América, 2023

05. 07. 2023

Vuelven Swans, o sea, Michael Gira, con el segundo álbum de su nueva etapa. El primero fue “leaving meaning.” (2019), un disco donde se reservaba el crédito de todos los cortes rompiendo así con la dinámica colaborativa del proyecto existente desde 2010. El personal, sin embargo, se mantiene prácticamente intacto con algún cambio: el guitarrista Norman Westberg, pieza clave de Swans en todas sus etapas, solo participa aquí de forma residual, y el teclista Paul Wallfisch ha sido reemplazado por los multinstrumentistas Larry Mullins –viejo miembro de Swans–, Dana Schechter, visible en el segundo álbum de Angels Of Light, el grupo que Gira formó tras la primera desbandada de sus cisnes negros en 1998, y Ben Frost.

Otro denominador común es que Gira es incapaz de hacer álbumes breves aunque se lo proponga. Además, como viene siendo habitual, el fiero vaquero angelino sigue levantando fondos de los fans con terrosas ediciones limitadas dibujadas a mano con las que financia posteriormente la grabación –esta vez en Berlín– de sus álbumes oficiales. Son trabajos preliminares integrados por tomas en directo y maquetas de las canciones que posteriormente perfilará en el estudio con sus músicos. Las diez que conforman “The Beggar” aparecieron el año pasado en “Is There Really A Mind?” (2022) con una duración similar al producto acabado, salvo “The Beggar Lover (Three)”, que dura ella solita igual que un elepé entero de vinilo –43:51 minutos– y no aparece como tal en el disco fundador.

Nunca es sencillo descifrar las letras de Gira, siempre torrenciales, intuitivas, interrogativas. La experiencia que proponen Swans es sobre todo física, especialmente en los directos. Aun así, cada pieza contiene un fascinante pulso poético. De nuevo se advierten temáticas como la mortalidad, el asombro por la existencia, la liberación –de uno mismo, del miedo, de la dependencia– o el parasitismo que corroe las relaciones humanas. El banquete que ofrece “The Beggar” se extiende a once canciones que avanzan y se retuercen, zumbantes y palpitantes, a lo largo de más de dos horas de duración. Pero su larga mecha rara vez alcanza el cartucho de dinamita. Esta es una diferencia de los Swan actuales respecto a discos como “The Seer” (2012), quizá pensando en los nuevos directos. Algo que desmiente la crónica que Ricardo Aldarondo hizo de su actuación en el Primavera Sound de Barcelona el pasado 2 de junio.

Lejos de resultar aburrido, “The Beggar” es un trabajo variado que integra piezas como “No More Of This”, donde reminiscencias de Nico y alguna macabra canción de Navidad se suman a sutiles toques de slide guitar y armonías vocales celestiales. Estas últimas, de la mano de Anna y Maria von Hausswolff en la versión larga de “The Beggar Lover (Three)” –servida en un segundo CD y solo en descarga con el vinilo–, una sinfonía experimental que funciona de principio a fin. “The Beggar”, en su avatar corto de tan solo diez minutos –ejem–, es la más post-punk del lote y recuerda mucho a “Was He Ever Alive?”, cara B del 12” “Can’t Find My Way Home” (1989).

Pero el disco comienza con “The Parasite”. Su guitarra acústica recuerda a Michael Cashmore en Current 93 y podría referirse a internet, eso que horada cielo y tierra, que te atrapa con cantos de sirena, aunque Gira suene más a lestrigón –definitivamente, entre Genesis P. Orridge y David Tibet, santísima trinidad de la noche oscura del alma–. “Unforming” también transmite cierta calma, por supuesto tensa, y un dejarse llevar, aunque las dificultades para respirar en “The Beggar” son una constante. “Michael Is Done” habla de la propia finitud, no sin sentido del humor, y de la circularidad de la vida. Entonces la canción rompe en un estallido de guitarras tintineantes que remiten a “All Tomorrow’s Parties” The Velvet Underground.

El verdadero atractor de Swans es su música hipnótica y temas como “Ebbing” te arrastran eficazmente hacia un centro donde te quedarías a pesar de letanías testamentarias como: Bajo cielos de azufre, las mareas ebrias nos arrastrarán, desplegándose, sin respirar; en estanques poco profundos, en la palma de tu mano, yace una mente, disolviéndose, sin ver, desdoblándose, sin pensar, liberando, repitiendo, no respirando. Esta vez Swans suenan a Spiritualized de retiro en un cenobio de monjes nihilistas (o en la masía de Florian Fricke). “Los Angeles: City Of Death” resulta más ligera, hasta que brotan los sueños que inyectan insectos y la fruta de la sífilis. La catarsis final es verdad que llega con la indescriptible –y recitada– “The Memorious”, uno de los cortes nuevos que no falta en los últimos directos.

Cabe preguntarse en qué estado mental idea este autor sus descarnadas liturgias. Pero no podemos reprochárselo. Cada disco de Swans es una celebración, una misa negra sin ídolos falsos, un viaje psicodélico que recorre todas las edades y el globo entero, una apoteosis musical que remite a los grandes genios del sonido como Phil Spector. Gira se vuelve a probar como un derviche obstinado en desvelar el rostro de la realidad, dios y gusano. Y como nada nunca es lo mismo, lo animamos a que no deje de intentarlo mientras siga prendiendo en él la llama con la que incendia toda su música. ∎

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