La portada de “Mother Earth’s Plantasia” (1976), de Mort Garson, reimaginada por Candela Sierra.
La portada de “Mother Earth’s Plantasia” (1976), de Mort Garson, reimaginada por Candela Sierra.

Fan Art

Mort Garson por Candela Sierra

En nuestra sección Fan Art proponemos a dibujantes seleccionar uno de sus discos favoritos para darle un giro creativo a la portada original. En esta ocasión Candela Sierra, conocida principalmente por su cómic más reciente, “Lo sabes aunque no te lo he dicho” (2024), ha optado por reimaginar la cubierta de “Mother Earth’s Plantasia”, de Mort Garson.

29. 01. 2025

Autora de “Lo sabes aunque no te lo he dicho”: contra la incomunicación narcisista. Foto: Laura Pere
Autora de “Lo sabes aunque no te lo he dicho”: contra la incomunicación narcisista. Foto: Laura Pere

Candela Sierra (Ronda, 1990) es licenciada en Bellas Artes, dibujante de cómics, ilustradora y guionista. Actualmente combina la docencia con la creación y ha conseguido situarse en una posición destacada dentro del concurrido panorama ibérico del cómic actual. Cuando le propusimos elegir un disco para reinventar su portada escogió “Mother Earth’s Plantasia” (Homewood, 1976), de Mort Garson, un álbum de música electrónica con una distribución inicial reducida a regalo por comprar en una tienda de plantas (la Mother Earth del título) antes de alcanzar su estatus de disco de culto. Pues, como la misma Candela explica, se trata de música compuesta para plantas. Quien haya leído la primera obra larga de la autora, “Rotunda” (Andana Gràfica, 2023), podría pensar en vegetales guiños irónicos; uno de los personajes principales adolece de una incontrolada pasión por las plantas. Si en ese título retrataba la precariedad laboral, en su última novela gráfica, “Lo sabes aunque no te lo he dicho” (Astiberri, 2024), hace lo propio con la incomunicación narcisista imperante. A continuación la autora nos explica su elección y comenta otros aspectos de su trayectoria.

“Me parece muy interesante que en la cubierta se deje claro que la música es para las plantas y, en segundo lugar, para la gente que las ama”, valora Candela.
“Me parece muy interesante que en la cubierta se deje claro que la música es para las plantas y, en segundo lugar, para la gente que las ama”, valora Candela.

¿Por qué “Plantasia”?

Porque es un álbum que, desde que me lo descubrió un amigo muy querido en un momento de grandes decisiones vitales, me ha acompañado y le tengo especial cariño. Además de que es una música que me produce muchas emociones.

¿Te sientes identificada con su propuesta artística?

Me parece muy interesante que en la cubierta se deje claro que la música es para las plantas y, en segundo lugar, para la gente que las ama. No sé si me siento identificada directamente con la propuesta, pero en cualquier caso me maravilla que un músico o cualquier artista conciba sus creaciones para un público que no está en posición de alabarlo. Es una propuesta con un objetivo honesto y una libertad patente.

¿Por qué has elegido este álbum en concreto?

He dudado mucho a la hora de elegir, porque me suele atraer más lo narrativo literario, pero, como digo, es un disco que me parece muy completo. Tiene un arco melódico con muchos matices, desde el primer tema al último, que no deja de ganar con las escuchas. Y luego tiene la particularidad de que en un inicio el disco de Mort Garson se produjo como regalo promocional con la compra de plantas en un vivero (y de almohadas, supongo, en una tienda de colchones). Muchos años después alguien lo rescató subiéndolo a internet y, como a mí, enamoró a muchos, tanto que Sacred Bones Records lo reeditó.

¿Hay algo que no te convencía de la propuesta original? Coméntanos, por favor, tu portada.

La portada original de Marvin Rubin me parece estupenda en su claridad y sencillez. A la hora de abordar su rediseño tuve en cuenta que ya se conocía y empecé a construir desde ahí. Si el disco fuese inédito y me hubiesen encargado su imagen, tanto el proceso como el resultado habrían sido distintos, ya que las necesidades habrían sido otras. Estaba claro que la ilustración iba a ambientarse en un entorno natural, pero no me quería limitar a las plantas de casa o a la relación de los humanos con ellas, sino al sonido, que este fuera protagonista.

¿Cómo concebiste tu alternativa? ¿Qué has querido subrayar?

La idea parte del agua como fuente de vida y de la cascada como generador de movimiento. Pensaba en el ruido blanco, que es tal y como se ve; esas gotas y murmullo del agua que chocan son como una onomatopeya visual, suena como se ve. Las ondas que se forman, que son literalmente ondas de sonido, se me antojaban relevantes para hablar del viaje sonoro del disco –salvando las distancias con el icónico “Unknown Pleasures” (1979) de Joy Division–. El otro personaje es el nenúfar al que este torrente, esta música, hace bailar. Parece que todo el dispositivo está armado solo para que él baile, y eso me gusta. En cuanto al diseño tipográfico barajé opciones más modernas o arriesgadas, pero al final opté, previo sabio consejo de una profesional, por algo sencillo que remitiese a una época y a un estado de ánimo que contraste con la oscuridad, porque aunque es un disco bastante alegre no es para nada plano.

En tu versión de “Plantasia” se aprecian cualidades muy pictóricas. Durante tu formación artística, creo que estudiaste Bellas Artes en Granada. ¿Cómo fue tu relación con este lenguaje?

Yo entré a Bellas Artes porque me gustaba pintar al óleo sobre tabla. En ese momento el dibujo para mí era una herramienta, no una finalidad. Disfrutaba haciendo copias de cuadros clásicos o retratos a partir de fotos y no se me daba mal. Pero supongo que me empecé a aburrir de necesitar un modelo y de los cuadros tan horrorosos que hacía si prescindía de las referencias, por no hablar de lo engorroso y caro que resulta para un estudiante. Así que cuando me orienté hacia la ilustración y el cómic dejé de pintar. Y aunque lo estoy retomando modestamente, supongo que es un lenguaje lleno de posibilidades que nunca me ha abandonado del todo.

“Después de haber visitado bastantes universidades, me parece que la enseñanza de las Bellas Artes, por lo general, no está ni bien orientada ni bien estructurada. Y el ejemplo soy yo, que me licencié con buena nota sin entender prácticamente nada y con lagunas sonrojantes en mis conocimientos”

Has completado tu formación con estancias en Bruselas, Quebec y un máster en Angulema. ¿Cómo sería el trabajo de Candela Sierra sin estas experiencias?

No lo sé. Sería diferente, sin más. Estoy feliz de haber tenido la oportunidad de viajar y de haber vivido en todos esos lugares, pero lo que es la formación puramente académica, salvo felices excepciones, no me parece más relevante que otras muchas experiencias de aprendizaje fuera de la norma, o incluso de las personas que conoces a medida que creces. Después de haber visitado bastantes universidades, me parece que la enseñanza de las Bellas Artes, por lo general, no está ni bien orientada ni bien estructurada. Y el ejemplo soy yo, que me licencié con buena nota sin entender prácticamente nada y con lagunas sonrojantes en mis conocimientos.

Ganaste en 2022 el V Premio València de Novela Gràfica con tu obra “Rotunda”, donde tratabas, entre otras cosas, la precariedad laboral. ¿Cómo ha sido tu experiencia en este sentido? ¿Ha sido fácil empezar a trabajar?

Antes de trabajar dibujando he tenido variedad de empleos alimenticios y he coqueteado con el diseño. El tema de la “profesión” siempre ha sido una de mis grandes preocupaciones. Por un lado por falta de una vocación firme y por otro porque me faltaba confianza y compromiso. Así que hasta que no tuve por lo menos lo segundo no había nada que hacer. Y, siendo sincera, también he tenido y tengo mucha suerte y buenos amigos. Sigo siendo precaria, pero de momento me organizo bien.

Compaginas tu trabajo personal con la docencia en la Escuela Minúscula de Ilustración y en ciclos superiores. ¿Crees que esta combinación enriquece tu obra o solo es un trabajo para poder vivir?

Supongo que si no hubiese tenido necesidad de ganar dinero nunca habría empezado a dar clase, porque yo estoy muy feliz en mi casa haciendo mis cosas. No obstante, es una profesión que siempre he respetado y que me ha enseñado mucho. Preparar una clase, transmitirla, intercambiar con estudiantes, teorizar sobre tu propio trabajo pero también salir un poco de tu universo y ver otros modos de entender o resolver un mismo problema son momentos muy valiosos que no cambiaría. Así que tras la resistencia inicial, no solo me compensa, sino que me estimula.

En tu última obra, “Lo sabes aunque no te lo he dicho”, abordas en un conjunto de historias independientes los problemas de comunicación de nuestro tiempo. ¿Acabará el narcisismo con la humanidad?

(Se ríe). Yo qué sé. No, a ver, es que es una pregunta muy grande. Yo no estoy para dar respuestas categóricas, sino que me limito a compartir mis observaciones. Ese libro es una exploración de un tema que me preocupa en lo personal y que me he dedicado a tratar de analizar. Pero la respuesta a esa pregunta sería mucho más interesante si viniera de una filósofa, por ejemplo. No obstante, mi percepción es que veo que se promueve el individualismo frente a lo colectivo y eso es lo que me da un poco de miedo.

Creo que se pueden apreciar cambios narrativos en “Lo sabes aunque no te lo he dicho” respecto a “Rotunda”. Por el planteamiento formal, la transición entre las historias, el dibujo… ¿Cómo ves la evolución de tu obra?

Seguramente haya una evolución porque el grueso de los libros se dibujó en el orden de publicación. Sin embargo, debo reconocer que los planteamientos se fraguaron casi de manera simultánea. Son dos proyectos que empezaron con pocos meses de diferencia y que fui alternando hasta que pude desarrollarlos gracias a los premios. Tampoco pienso estratégicamente en mi evolución. Me adapto a lo que creo que necesita el proyecto, pues lo importante para mí, en este caso, es la naturaleza de los libros, no el conjunto de mi obra.

“Es un honor que me relacionen con los belgas Schrauwen y Evens, que sin duda son dos de los dibujantes que me fascinaron en mi época de estudiante. Pero no son los únicos. Admiro a muchísimos dibujantes, desde Caran d’Ache a Saul Steinberg pasando por autores contemporáneos como Dash Shaw, Amanda Baeza o Jorge González”

Veo algo de Olivier Schrauwen y de Brecht Evens en tu color, aunque se aprecia en tu trabajo un estilo personal cada vez más marcado. ¿Cuáles son tus principales referentes?

Es un honor que me relacionen con los belgas Schrauwen y Evens, que sin duda son dos de los dibujantes que me fascinaron en mi época de estudiante. Pero no son los únicos. Admiro a muchísimos dibujantes, desde Caran d’Ache a Saul Steinberg pasando por autores contemporáneos como Dash Shaw, Amanda Baeza o Jorge González. Aunque cuando dibujo y pienso en cómic, trato de no leer a autores que me gusten mucho para evitar tenerlos demasiado cerca y que haya una involuntaria contaminación cruzada. Así que busco otras fuentes de inspiración en otras artes: principalmente literatura y cine.

¿En qué proyecto te encuentras inmersa en estos momentos?

He tenido la inmensa suerte de recibir la beca Residencias de la Academia de Cine para escribir la adaptación de “Rotunda” a largometraje de animación, así que este curso estaré en gran parte dedicada a eso. Por otro lado, estoy terminando un cómic con guion de Guillaume Lavenant para la editorial francesa Virages Graphiques. También estoy realizando un vídeo de animación sobre Benidorm para la cadena francoalemana Arte. Y, por último, estoy empezando a escribir seriamente lo que será mi próximo libro.

¿Dónde te ves en el panorama del cómic actual en España?

No me sitúo en un lugar concreto porque evito las comparaciones y trato de no esperar nada. Estoy, eso sí, muy bien acompañada tanto por mis editoras como por lxs compañerxs que voy conociendo en cada evento. En resumen, estoy muy contenta por todo lo bueno que me ha traído mi trabajo y, si puedo, seguiré escribiendo y dibujando. Y ya si mis libros son bien recibidos, pues ¡albricias!

Cita, según tu criterio, tres obras maestras del cómic que creas que perdurarán en el tiempo.

Voy a ir con libros de este siglo XXI porque los del siglo pasado ya están perdurando. “Domingo flamenco” (2018-2023) de Olivier Schrauwen, precisamente porque me parece que se corona con esta fantástica obra y meses después de leerla sigo pensando en ella. El “Asterios Polyp” (2009) de David Mazzucchelli, que es un libro maravilloso para enseñar la envergadura del cómic. Por último, voy a decir uno que no está editado en español, de Dominique Goblet y Kai Pfeiffer, titulado en francés “Plus si entente” (2014). Es un libro dibujado y escrito a cuatro manos, con una premisa muy interesante. Los autores se enviaban secuencias de cuatro viñetas sobre un tema, los encuentros amorosos por internet. Y después de un tiempo, con todo el material compusieron un relato añadiendo determinadas partes. El resultado es espectacular.

Y tres obras imperecederas de la música…

Aquí yo soy menos formal y mis gustos son eclécticos, cambiantes, emocionales y analfabetos. Pero me aventuro, sin pensarlo demasiado, con los siguientes: el “Omega” (1996) de Morente y Lagartija Nick, por supuesto. El “Mambo!” (1955) de Yma Súmac, porque CÓMO NO. Y “La mauvaise réputation” (1952) de Georges Brassens, aunque podría ser prácticamente cualquiera de su discografía. En cada uno hay canciones memorables que contienen imágenes muy poderosas y la música, que parece sencilla, es siempre perfecta. ∎

“La idea parte del agua como fuente de vida y de la cascada como generador de movimiento. Pensaba en el ruido blanco, que es tal y como se ve; esas gotas y murmullo del agua que chocan son como una onomatopeya visual, suena como se ve. Las ondas que se forman, que son literalmente ondas de sonido, se me antojaban relevantes para hablar del viaje sonoro del disco”, nos explica.
“La idea parte del agua como fuente de vida y de la cascada como generador de movimiento. Pensaba en el ruido blanco, que es tal y como se ve; esas gotas y murmullo del agua que chocan son como una onomatopeya visual, suena como se ve. Las ondas que se forman, que son literalmente ondas de sonido, se me antojaban relevantes para hablar del viaje sonoro del disco”, nos explica.

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