Álbum

Els Pets

1963RBG, 2022

08. 07. 2022

Suena el primer compás de No t’escolto”, la guitarra brinca para ponerse a surfear sobre la batería y lo que sale por los altavoces bien podría ser un nuevo himno de Real Estate o el próximo single de los Rolling Blackouts C.F. más pop. Pero no. Lo que suena, claro, es la canción inaugural de 1963”, álbum con el que Els Pets reinciden en su pop confortable y doméstico, puro bálsamo de dos minutos y poco, y se reivindican como uno de los grandes tesoros del pop de largo recorrido. Pocas bandas, digámoslo ya, con una evolución tan ejemplar y una madurez tan envidiable.

Sin prácticamente pasos en falso desde que publicaron Sol” (1999), Lluís Gavaldà, Joan Reig y Falin Cáceres ejemplifican la mejor encarnación del pop adulto, de esa nostalgia productiva que activa las ganas e invita a tomar impulso en el pasado para seguir mirando hacia adelante. Nada de acomodarse; nada de embobarse con el propio reflejo.

En su entrevista de hace unos días con Aleix Ibars, explicaba Lluís Gavaldà que se infló como un pavo real después de leer que alguien decía en Facebook que siempre hay una canción de Els Pets que explica el momento vital en el que estás”. Y si eso es así, que lo es, es porque los de Constantí siempre han sabido traducir en versos y música el momento exacto en el que se encontraban. Así que ahora, a punto de cruzar la barrera de los 60 años, lo más normal es que entreguen un disco como “1963”; un trabajo que conmemora tanto su fecha de nacimiento como el lanzamiento de “Please Please Me”, primer disco de The Beatles y kilómetro cero del pop moderno, pero que esquiva hábilmente la naftalina y el autohomenaje acartonado.

Al contrario: después del algo más otoñal y reposado Som” (2018), los catalanes recuperan el nervio pop, las guitarras resplandecientes y el molde new wave mientras van levantando, piedra a piedra, canciones sobre funerales, lavadoras por recoger, crucigramas a medio terminar y ojos cansados que ya no consiguen descifrar la carta de los restaurantes. Melodías con tumbona y sombrilla que se recuestan para aprovechar los últimos rayos del sol de día y gargantas a punto de quebrarse al recordar todo lo que duele.

Anglófilos militantes, los de Constantí siguen picoteando de Elvis Costello (Ulls com piscines”) y The Style Council (“S’equivoquen”) y abriéndose camino a través del pop de la Costa Oeste con espíritu aventurero. Incluso se arriman a los Smiths menos obvios, los de “Asleep”, para firmar la sobrecogedora y milagrosamente sencilla “Fem riure”, probablemente la mejor canción de Gavaldà en años (no et moriràs d’això / però ara et fa mal”) e insuperable broche para un disco que conjuga la ironía marca de la casa (Atracament a La Caixa”) con el toque mágico de Joan Pons (El Petit de Cal Eril), mucho más presente y reconocible que en “Som”.

No cuesta demasiado, de hecho, encontrar túneles y pasarelas que conectan las canciones de “Energia fosca” (2019) con los acabados de “Encenalls” y “Sota un glop de vi”, pruebas más o menos definitivas de que otra de las grandes habilidades de Els Pets ha sido sacar el máximo partido al talento ajeno. Ocurrió con Brad Jones con la flamante trilogía formada por “Agost” (2004), “Com anar al cel i tornar” (2007) y “Fràgil” (2010); con Raül Refree y “L’àrea petita” (2013), y ocurre ahora con Joan Pons, compinche con el que los catalanes consiguen sonar exactamente como lo que son. Esto es: un grupo contemporáneo, relevante y necesario que hace siglos que trascendió barreras lingüísticas y geográficas. Como un espléndido grupo de pop. Sin más. ∎

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