Los
Swans están muertos… Así de categórico se mostraba Michael Gira titulando aquel disco en directo de 1998 con el que mandó bajo tierra años de brutal intensidad. Estaba agotado. Necesitaba salir de aquel (magnífico) agujero negro. Más relajado en los últimos tiempos con el proyecto acústico Angels Of Light, en las entrevistas callaba al periodista: el cuerpo de Swans jamás saldría de su tumba. Pero incluso sus palabras también se las llevó el viento.
“My Father Will Guide Me Up A Rope To The Sky” –notable regreso en 2010– quedó empequeñecido con la experiencia de los directos. Los Swans más salvajes conseguían lo que la multinacional MCA no pudo apostando por el abuso lírico en
“The Burning World” (1989): dejar con la boca abierta al que nunca fue fan.
“The Seer” es el disco en estudio llamado a recoger el espíritu de aquel directo. Y el resultado es, para empezar, generoso. Dos horas de música severa que se encajan sin rechistar. Diría que hasta con placer. La naturalidad con la que el grupo se mueve en zonas de máxima intensidad marca la diferencia. Gira ha acertado hasta en los fichajes, porque, si bien la vuelta de su ex compañera Jarboe transcurre con discreción, la aportación de Ben Frost –debería tener ofertas para ambientar filmes de terror– transforma una secuencia de puñetazos y pausas en una odisea espectacular.
“Cop” (1984, despiadado) y
“Children Of God” (1987, sostenible) marcaron la pauta, pero podríamos discutir si aquellas demostraciones de poderío impactaron con la misma puntería que este disco. ∎