Hace más de dos décadas, si es que queremos descartar su primera etapa como Smog, que Bill Callahan se convirtió en una de las voces más personales del rock independiente norteamericano. El hombre ya no tiene nada que demostrar, si acaso solo mantenerse, pero si algo le faltaba era encapsular uno de sus lacónicos directos. Eso es “Resuscitate!”, que de espartano en realidad tiene bien poco, aproximándose por contra a “It’s Too Late To Stop Now”, el prodigio que Van Morrison publicó en 1974. Ambos artistas han sabido crear dos de sus obras más destacadas en ese apartado tan difícil que tanta pereza suele dar, como es el de los discos en vivo, y expresando una idea similar: la expansión soul de su sonido. Solo que en el caso de Callahan resulta singularmente idiosincrático y más inesperado.
“Resuscitate!” se grabó el 6 de marzo de 2023 en el coqueto Thalia Hall de Chicago. Sobre el escenario a Callahan lo acompañaban su habitual Matt Kinsey (guitarra), Jim White (batería) y el saxo tenor de Dustin Laurenzi –responsable de “Snaketime” (2019), un disco de versiones de Moondog–. A ellos se les añadieron puntualmente Nick Mazzarella (saxo alto) y Pascal Kerong’A (voz) en “Naked Souls” –donde suelta la perla revisionista “Columbus blew a hole in Hispaniola”–, Nathaniel Ballinger (piano) para “Planets”, y Lisa Alvarado (armonio) junto a Joshua Abrams (guimbri, una especie de laúd africano) en “Natural Information”, tres momentos álgidos de la velada junto a “Coyote”, también expandida, en este caso a más de doce minutos, el doble de su duración original. Con estos tórridos mimbres, el folk song drone sobre papel secante que suele desplegar Bill Callahan en sus discos de estudio cobró una nueva dimensión, diríase que colosal, e inmortalizada en este álbum de apenas diez piezas centradas en “YTI⅃AƎЯ” (2022), que ya contiene mucho de free jazz y rock zumbante, con pinceladas de “Apocalypse” (2011) y “Gold Record” (2020), y la ironía críptica de “Keep Some Steady Friends Around”, extraída de “Rain On Lens” (2001) y única superviviente de Smog aquella tarde.
Callahan afirma que sus canciones tienden a mutar una vez grabadas y “Resuscitate!” sería la prueba de que el mejor barítono del indie, heredero moderno de Johnny Cash y Lee Hazlewood, sabe encajar en la mejor tradición rock, la más inconformista o menos conservadora. Es admirable observar también cómo su autor es capaz de convertir dos simples notas en una hipnosis minimalista, aunque cortes como “Partition” tienen mucho de psicodelia clásica adherida a sus notas procedente de Country Joe & The Fish, The Doors o Funkadelic. El concierto fue grabado a mitad de gira, justo cuando la banda no estaba “demasiado verde ni demasiado madura”, como deseaba su líder, y eso se nota en la fluidez del set aunque hayan desaparecido cinco temas que podemos rastrear, si la información de la web setlists.fm es correcta. Serían “Bowevil”, “Drainface”, “Drover”, “In The Pines” y “Too Many Birds”, al menos las tres últimas descartadas de forma imperdonable por limitaciones de espacio. Callahan conjetura con su típico humor negro que la duración del bolo habría sido mejor tan solo con los diez temas desenterrados. ∎
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