En tiempos en los que la vía punk rock está cada vez más devaluada entre las nuevas generaciones de oyentes, Bala prosiguen reformulando los significantes sonoros de su hoja de ruta sin perder sus señas de identidad más representativas. Y esta vez lo hacen a través de un sobresaliente cuarto LP, movido por la curiosidad a la hora de abrigar nuevos terrenos en su universo de tempestad eléctrica y rabia descontrolada, así como ya hicieron en cada uno de sus diferentes pasos discográficos previos.

En esta ocasión, han decidido ir un poco más lejos, con colaboraciones tan sorprendentes como la que llevan a cabo junto a Tanxugueiras en el single “Ouveo”, en el que abrazan la ortodoxia tradicional folclórica sin perder ni un gramo de su esencia por el camino para servirse de la misma en sus propósitos por sonar más emocionantes que nunca.

Dentro de terrenos más conocidos, otra de las ampliaciones del campo de batalla proviene de “Inmutable”, tema en el cual reducen su tendencia natural a la velocidad crucero y en el que se nutren de un brío post-metal, incluso cercano a Godflesh en su recia complexión rítmica.

Más allá de estos tonos renovados en su paleta de colores, “Besta” también se distingue por ser su colección más nutrida de cortes con hechuras de single. El catálogo de pruebas ganadoras, a base de nervio y electricidad, que las ha aupado a lo más alto del punk rock patrio, sigue tan latente como siempre. De ahí, brotan muestras post-grunge, a lo Soundgarden, como “Fuera”, clásicos de “darle zapatilla” marca de la casa como “Prisas” y hits de acoso y derribo como “Equivocarme”. No deja de ser más que representativa la presencia de la diosa del punk patrio, Ana Curra, en esta última y también en la no menos efectiva “3 veces”. En esta segunda colaboración de la lugarteniente del siempre añorado Eduardo Benavente en Parálisis Permanente, Bala nos sacuden los oídos con un ciclón post-hardcore, donde exorcizan proclamas de fuego y oscuridad, en una de sus muestras más imponentes a la hora de lanzar navajazos de empoderamiento femenino.

El punto gótico insuflado en este corte alude a la virtud del dúo conformado por Ánxela y Violeta para romper con las presunciones que puedan surgir sobre cómo suenan las gallegas: “Besta” se caracteriza por conseguir subrayar su personalidad a base de un espíritu continuo por desafiarse a sí mismas.

Romper con los referentes más evidentes surge de forma natural, con un sonido que, al mismo tiempo, cada vez es más Bala. Porque no nos engañemos: nadie en el circuito estatal puede presumir de poder explotar melodías volcánicas como Ánxela ni nadie tiene un control de los tempos rítmicos como Vio. Entre las dos, han conseguido forjar una receta totalmente personalizada que, visto lo visto, promete ir, incluso, a más en próximas entregas. ∎