Se veía venir. Hace meses que se podía intuir que estos coches iban a chocar y que iban a liar un pifostio de la hostia. Se dice se comenta que el comportamiento de Coppola fue escandaloso durante el rodaje de la película (y aquí entendemos “escandaloso” como “hasta el culo de abusos, despidos injustificados y sustancias diversas”), que eligió a un buen puñado de actores “cancelados” como ataque frontal contra la cultura woke, que la tarea de “dirección” se la tomó Francis de forma tan disipada que nadie sabía exactamente qué carajo de filme estaba haciendo… Y, claro, al final ha sucedido lo que tenía que suceder y el estreno se ha pegado un buen batacazo en taquilla.
La cosa da penita porque también se dice se comenta que “Megalópolis” podría ser el testamento fílmico de Francis Ford Coppola… Pero, si así es, el director puede estar bien orgulloso de habernos regalado un fenómeno viral puramente siglo XXI. Porque las redes sociales se han volcado en comentar una película que, según a quién preguntes, invita a revisar las valoraciones “bueno” y “malo” como respuesta a la típica pregunta del “¿el filme es bueno o malo?”. Hay quien se pone cultureta y hermana la obsesión del director por la filosofía grecorromana clásica con la de un estreno reciente tan bien querido como el de “Los que se quedan”, de Alexander Payne. Pero sobre todo se está subrayando el rollito conspiranoico del guion, tan cercano a la sensibilidad pro-Trump y anti-Biden. O lo mismo pero expresado con una imagen: este meme.
Otro aspecto de “Megalópolis” que está provocando barra libre de choteo es precisamente su peculiar montaje, que queda perfectamente ejemplificado en este vídeo y en este otro. Pero, sobre todo, lo que tiene a todo el mundo de acuerdo es que la experiencia visual de la película es un jodido viaje lisérgico con los peores efectos visuales que se recuerdan en mucho tiempo. De hecho, los efectos visuales son tan malos que a veces te hacen dudar si no estarás viendo un videoclip de Linkin Park. Pero, un momento, ¿efectos baratunos? ¿Churrigueresco visual? ¿Cero sentido del ridículo? ¿No estaremos hablando de una digna sucesora del delicioso kitsch del “Romeo + Julieta” de Baz Luhrmann?
Aunque, si por algo será recordada “Megalópolis”, es precisamente por la actuación de Adam Driver haciendo lo que mejor sabe hacer Adam Driver. Y también por una única frase que ya ha pasado a la historia del cine, pero sobre todo de las redes sociales: “Back to the claaaaahb”. Porque ya se sabe que a las redes les basta y les sobra una frase para estar obsesionadas un mes entero. Y más todavía si esa frase acaba propiciando un remix del “club classics” de Charli XCX. ¿A que nunca habrías sospechado que iba a cerrar el descalabro de “Megalópolis” con la aparición estelar de Charli? Así funcionan las redes. Así funciona el siglo XXI.
La semana pasada, Lady Gaga sorprendió a sus fans lanzando un nuevo disco titulado “Harlequin” que viene a ser algo así como un complemento a la banda sonora de su nueva película “Joker. Folie à deux” (ya tú sabes: la secuela en que Todd Phillips retoma su visión del archienemigo de Batman). Y hay que reconocer que lo de “sorprender” es literal, porque resulta que nos encontramos ante un álbum de trece (¡obvio que tenían que ser trece!) versiones de clásicos de jazz, mayormente, aunque también se escapan por ahí cosillas de ópera y soft rock.
Como siempre que Gaga hace el más mínimo movimiento, las redes se han volcado en apoyar. Algunos se han dedicado a contextualizar el universo de “Harlequin”, empezando por la portada en homenaje a una foto tomada en una clínica de salud mental en el año 1976.
Otros se han venido arribísima a la hora de afirmar que la artista es la Judy Garland de este siglo. Y hay quien incluso ha tenido la santísima jeta de falsear una rewiew de ‘Pitchfork’ y cascarle a “Harlequin” ni más ni menos que una puntuación de 8.5 acompañada de la codiciada etiqueta de “best new music”.
Total, que Lady Gaga ya tendrá tranquilos a sus little monsters durante unas semanas, por mucho que en alguna canción del disco se le vaya la mano con los gritos y que lo del pelucón baratuno del Party Fiesta que lleva en las fotos de promo sea un delito estético. Porque lo importante es que los fans ya están empezando a mimetizar la personalidad esquizoide y bipolar de Gaga en “Joker. Folie à deux” para celebrar el lanzamiento de “Harlequin”, ademas de dejarse invadir por el espíritu de las “jazz hands” a este nivel o, mejor todavía, al nivel de Mia Goth en “Pearl”. ¿Conclusión? Que alguien se monte en una máquina del tiempo y se dirija directamente al momento exacto en que Lady Gaga le chupó el alma a Liza Minnelli para hacer este “Harlequin”. Por favor.
Llegamos al final de Haciendo Scroll con un broche de oro: David Bustamente afirmando que es el inventor de la deconstrucción masculina en esta entrevista con ‘El País’ cuya fotografía de portada es exactamente lo contrario a la deconstrucción masculina. Dice el antiguo concursante de ‘Operación Triunfo’ que lo criticaban “por llorón” y que, al parecer, eso le certifica como principal teórico, filósofo, inventor e impulsor de la deconstrucción masculina. Lo que obliga a preguntar: ¿lo dice en serio o ha sido un patinazo y a lo que se refería es a este tipo de “DeConstrucción”?
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