En “Club Sentimientos Vol. 2”, DJ Python, radicado en Nueva York con raíces ecuatorianas, mantiene referencias al reguetón añadiendo un nuevo espacio de texturas meditativas y etéreas. El EP empieza con “Angel”, pieza de once minutos de sintetizadores luminosos que evocan el espíritu del vaporwave. “TMMD (IMMMD)” la construye con elementos escasos, una muestra vocal corta y un par de sintetizadores que se entrelazan alrededor de golpes de reguetón. Por su parte, “Club Sentimiental Vol Three” es una relajada progresión de sintetizadores prolongados como cantos de ballena por encima de ritmos dembow que dan vida a toda la canción. Teresa Ferreiro

Compuesto por tres versiones, en los apenas trece minutos que dura “Cavalcovers” parece literalmente de tres bandas diferentes. La aproximación es tan personal que ni optan por acercarse con fidelidad a los originales ni eligen destrozarlos flagrantemente. Para “21st Century Schizoid Man” (King Crimson) se olvidan de la parte más virtuosa y se quedan con los riffs aplastantes y el frenetismo del saxo. “Moonlight On Vernon” es pantanosa, la que más difiere de la “original” de Captain Beefheart. Por último, le dan un twist gay a “Love Story” (Taylor Swift) con una cover springsteeniana. ​​Destellos de ese lado más juguetón del quinteto. Diego Rubio

En “The Lead”, su primer EP, el trío británico abarca tanto como aprieta, renovando el armario del superpop para todos los públicos con hits sobrados de encanto producidos por su versado compatriota MNEK –irresistible armonización la de “Cardboard Box”–, reivindicando el inmarcesible legado de Aaliyah en “Summertime”, abriéndose camino en la concurrida intersección contemporánea entre R&B y pop gracias a “Inmature” y “Not My Job” e incluso desvistiendo de parafernalia electrónica sus temperadas voces en la balada acústica “Another Guy”. César Luquero

Rogério Brandão presenta un EP en el que, como su nombre indica (“La música de la Tierra”), se entremezclan el techno y el folclore. El angoleño toma como influencia principal el kuduro (originario de su país), para dar paso a un eclecticismo que roza lo contemporáneo y lo experimental: desde “Madeso” hasta “Sasuke” encontramos funaná, jungle y minimal, sin olvidar el rap característico de su barrio lisboeta, Lumiar. Así, “Música da Terra” desmonta los convencionalismos de una electrónica monótona y reafirma la consideración de la figura del productor en el mismo escalón que la del intérprete tradicional. Marta España

“Relative Poverty” ocupa la cara A de este diez pulgadas. Es una versión mejorada del mismo corte publicado en “Mozart’s Mini Mart” (2018), su anterior álbum como Go-Kart Mozart, trabajo concebido en su día como mini-LP. Lawrence se disfraza de golfante tipo “My Fair Lady” y enfatiza su interpretación vocal. También elimina el kazoo del final, además de añadir un toque R&B. “Record Store Day” reaparece –la canción salió en 2021 solo en formato vídeo– al otro lado de la cara. Con ella, celebra de nuevo un cosmos extinto: discos de vinilo que no cuestan un ojo de la cara, reductos independientes como Rough Trade o los nombres ilustres de Mark E. Smith y John Peel, el famoso locutor que lo ignoró. José Manuel Caturla

Nadie mejor que Preemo para inaugurar la serie de EPs con que el sello Mass Appeal celebra 50 años de cultura hip hop. Depositario y coprotagonista de dicha tradición, faro indiscutible del género durante su definitiva explosión artística y comercial, convoca al festejo a raperos y raperas de distinta condición y edad –de Slick Rick a Remy Ma, pasando por Nas o Run The Jewels– para servirles en bandeja cinco perlas de considerable grosor rítmico, de sonido característico pero a salvo de toda nostalgia. César Luquero

Quizá la peculiaridad más genial del proyecto de la joven productora británica, en proceso de despegue, es la voluntad de inyectar cierta humanidad al mundo, a veces en demasía cerebral y maquinal del jungle-drum’n’bass, mediante la creación de sonoridades complejas a nivel rítmico pero atmosféricamente terrenales. En parte gracias a la presencia recurrente de su voz levitante y a un regreso –integrado de manera orgánica– a sensibilidades soul e incluso semijazzísticas. El resultado son seis pistas imaginativas e inteligentes que contienen buenas dosis de tralla y melodías bien dibujadas, mientras demuestran la avezada pericia de la artista en lo referente al ensamblaje de capas, loops y samples. Xavier Gaillard

Las tres pistas que presagiaban la evolución hacia la que M.I.A. se dirigía en “MATA” (2022), su sexto disco de larga duración, componen una reivindicación de la artista y de su lucha entre el ego y la espiritualidad. El trap de “The One” recoge una parte de la transformación religiosa por la que ha transitado la británica de ascendencia cingalesa. El impulso reguetonero con acento anglosajón y el moombahton forman el núcleo de “Beep”, un canto a seguir los propios instintos. Y “Popular” escribe un nuevo capítulo sobre su turbulenta relación con Diplo y es manifestación de una admisible vanidad. Carlos Marlasca

J’Kerian Morgan no es de las que se duerme en los laureles ni busca repetir fórmulas ya testadas. Lo demuestra en este EP, que mira a su álbum del año pasado –“Water” (2021)– pero que, en vez de lanzarse por la plataforma de los remixes, selecciona cuatro cortes de ese disco y los reinterpreta con el único acompañamiento de trombones, trompeta y tuba. Despojadas de toda la parafernalia electrónica, “Come Unto Me”, “Emergency”, “Always You” y “Diamond” brillan con sus ropajes de viento y metal, con la voz de la protagonista alcanzando cotas de emoción y vulnerabilidad que estaban más escondidas en las tomas del álbum original. Juan Cervera

Este EP presenta a una Kate Bollinger más sutil y efectiva que nunca en su persecución de un repertorio ligero pero jugoso, tierno pero profundo, con no poco soul en las voces. En cuestión de dos años, esta promesa ha afinado su olfato para la melodía, como dejaron claro los singles de avance: “Yards / Gardens”, “Who Am I But Someone” y “Lady In The Darkest Hour”. El resto no defrauda en absoluto: arranca fuerte, o suavemente fuerte, con la susurrada “I Found Out”, el tema titular es un divertimento folk-rock y el que cierra los fastos, “Connecting Dots”, un momento de reflexión de sonido riquísimo. Juan Manuel Freire

Cuatro canciones, cuatro bocados de su vieja magia. El primero, “Jesus Freak Lighter”, dos minutos y medio de R&B con espíritu post-punk e inferencias electrónicas. “Something You Know” es una especie de balada funk lo-fi que no cuesta imaginar versionando a Steve Lacy o, quizá todavía más, Unknown Mortal Orchestra; todo para dar sonido a una reflexión ambigua sobre el cambio y el tiempo, temáticas que se repiten en “Wish”, indie pop de beat metronómico. Cerrando el lote encontramos “Relax And Run”, colaboración con otra voz habitual (Eva Tolkin) y una nueva en el clan (gran Erika de Casier, que también protagoniza la outro): R&B-pop de vanguardia (esas cuerdas tenebristas). Juan Manuel Freire

Pese a que las condiciones eran propicias para que estos pioneros del house francés unieran fuerzas –formaron parte de Roulé, sello que Thomas Bangalter lideró entre 1995 y 2003, Alain y Stéphane Quême son primos–, que no lo hubiesen hecho hasta ahora relegó durante años la posibilidad de un lanzamiento unido al reino de la fantasía. “Step By Step” despeja dudas sobre cómo sonaría su diálogo: la psicodelia soleada del track homónimo sirve de telón para que Noah Lennox (Panda Bear) se deleite en su potencial melódico mientras que el resto del EP conserva tanto los gestos de Daft Punk como la sensibilidad propia del dúo a la hora de detectar y disponer samples. Bartolomé Armentano

Overmono sigue su racha triunfal tras entregar el himno de la reapertura de clubes en 2021, “So U Kno”, con un EP que lleva su sonido a un nuevo estadio. Manteniendo su pasión por el corta y pega de vocales, pero apretando el acelerador hacia un sonido mutante, esquelético e indómito, quizá algo alérgico a los hits (con la excepción de esa apisonadora industrial que es “Gunk”), Tom y Ed Russell homenajean la música de baile británica en distintas vertientes. “Dead Mics” es purito UK garage con un diseño sonoro excepcional, “Phosycon” navega las aguas de las luminarias IDM que les sirvieron de educación sentimental, y en “Gfortune” usan el mismo manual de Burial en el tratamiento de samples vocales para dar con una suerte de R&B fantasmagórico, como a punto de romperse. Álvaro García Montoliu

Como parte de ese portentoso corpus pos-“Untrue” (2007), Burial ha insistido en hundirse en la faceta más ambiental de su sonido en temas como “Subtemple”, “Beachfires”, “State Forest” o “Dolphinz”. Este EP profundiza en esa vertiente para dotarla de una mayor nitidez y hondura sin renunciar a esos tics habituales que se han convertido en marca de fábrica. “Antidawn” apenas tolera la presencia furtiva de los ritmos: hay bombos que aparecen por detrás por momentos como latidos de gorrión, prácticamente imperceptibles en la mezcla. Sin embargo, hay una energía latente común a todo su catálogo anterior. Juan Monge

Cuando sacaron sus primeros EPs en Livity Sound o Mainframe Audio, a caballo entre 2019 y 2020, nadie podía prever el tremendo salto (del bass más o menos canónico al hyperpop vitamínico) que estos dos locos del trance y hardcore contínuum iban a dar este 2022. El giro, dramático pero altamente divertido, empezó a notarse a partir de “Home”, mini EP aparecido en enero, de solo dos tracks, flipantes ambos, tocados por la urgencia y la velocidad que define buena parte de la música de baile de ahora mismo.

“Icons”, publicado solo unos meses después (el 30 de junio), supone sin duda su trabajo más relevante y perfecto, la constatación y el triunfo de su particular revolución: cinco cortes alucinantes y alucinados que son speed garage después del speed garage, PC Music para oídos finos y synthpop pasado de vueltas, aire fresco que arrasa con la carga espesa y las atmósferas viciadas de muchos de los clubes de Europa, aún dominados por el techno y el house. Hay además mucho humor en Two Shell: en las máscaras y los outfits, en sus dementes sesiones pregrabadas, en los samples y los edits (Alicia Keys, Sugababes) y en una reivindicación raver que (¡por fin!) no recurre a la nostalgia. Y, por supuesto, hay hits: algunos tan incontestables como “Pods” o “Ghosts”, que caen como una tormenta de lluvia en pleno desierto y dibujan un futuro excitante para toda una nueva generación de animales nocturnos que andan muy faltos de referentes. Carles Novellas