Por Felipe Cabrerizo→
30. 07. 2021
En la discografía de Celentano conviene adentrarse con brújula y salacot, no solo por lo masivo de su producción o por la ausencia de moldes en los que encuadrar la mayor parte de sus temas, sino porque el aluvión de álbumes, digamos, irregulares puede dar fácilmente al traste con la más intrépida de las voluntades exploradoras
Pero tampoco nos echemos las manos a la cabeza, porque armados con un buen mapa no es difícil encontrar piezas de caza mayor entre esta avalancha de discos originales, bandas sonoras, regrabaciones de éxitos, portadas inenarrables y recopilatorios caóticos. Y para localizarlas no es necesario recurrir obsesivamente al brillo de sus primeros años: si de algo puede presumir Adriano Celentano es de un recorrido con más picos y valles que los Dolomitas, pero perfectamente sostenido desde hace ya mucho más de medio siglo. Abandonen, eso sí, toda esperanza de una carrera medida, con fases y etapas perfectamente secuenciadas, con discos clave en los que Adriano revela estados de ánimo y exorciza demonios personales. “Chi se ne frega”, que dicen sus compaisanos: Celentano entendió hace tiempo que él juega en otra liga, la de la celebración popular, y que su mundo no es ese, sino el de las canciones, el de unas canciones libérrimas pensadas única y exclusivamente para uso y disfrute público. Aquí va una pequeña cartografía de una discografía inabarcable como pocas.