Pianista sin límites. Foto: Òscar Giralt
Pianista sin límites. Foto: Òscar Giralt

Entrevista

Clara Peya: “Lo que yo deseo no es tener mucha fama, es poder dedicarme a la música toda la vida”

Son ya trece discos los que respaldan la trayectoria de la pianista y compositora catalana Clara Peya. El lanzamiento de “Corsé”, con las voces, entre otros, de Sílvia Pérez Cruz, Albert Pla, Salvador Sobral o Ferran Palau, no hace sino acrecentar el misterio: ¿por qué apenas se la conoce fuera de Cataluña?

04. 10. 2023

Clara Peya (Palafrugell, 1986) es una de las figuras más destacadas de la escena musical catalana: en 2019 recibió el Premio Nacional de Cultura de Catalunya que concede el Consell Nacional de la Cultura i de les Arts (CoNCA) por su trayectoria musical y su compromiso social. En aquel momento llevaba publicados ocho discos, situados a caballo entre la canción de autor y el jazz. Sin embargo, lo más curioso es que todavía no había publicado los que pueden considerarse sus mejores trabajos. Entre ellos, dos discos de piano solo: “A-A Analogia de l’A-mort” (Satélite K, 2019) y “Estat de larva” (Vida, 2020). Este último, como resultado sonoro de la convulsión provocada por los tres meses de confinamiento a los que nos vimos todos obligados en la primavera de aquel año.

El tercero de esa lista de mejores trabajos era un disco de canciones titulado “Perifèria” (Vida, 2021), un álbum intimista en el que abordaba, precisamente, esas materias de su compromiso social, dedicado a todas esas formas de vida situadas en la “periferia” de lo que se entiende por normal. Ahora, la pianista y compositora ha grabado un nuevo trabajo, “Corsé” (Vida, 2023), que combate la idea de la perfección. Como es habitual en sus discos de canciones, ella no canta: reserva ese papel a vocalistas amigos invitados. En esta ocasión son trece, entre los que destacan, por conocidos, Sílvia Pérez Cruz, Albert Pla y Ferran Palau. El 7 de octubre lo va a presentar en Girona, el 15 de noviembre en Barcelona, entre el 23-25 de noviembre en el Monkey Week en Sevilla y el 8 de diciembre en Tarragona.

“Cerebralmente”, vídeo realizado por Ariadna Peya y protagonizado por Ariadna Gil.

Tu disco anterior, “Perifèria”, hablaba de las periferias reales y las emocionales. ¿Cuál es el leit motiv que encierra “Corsé”?

La cárcel de la perfección a la que nos sometemos todas. No pienso que el disco sea una oda o una defensa política radical del concepto de imperfección. Pero digamos que la perfección, por el hecho de ser perfecta, no “desea”, mientras que la imperfección es un ser “deseante”, un ser que se mueve, que busca, que necesita algo. Solo por este motivo está vivo. En cambio, la perfección está muerta, es inerte, es estática porque es algo que no desea, que no se mueve. Lo mejor que nos puede pasar es ser seres imperfectos, que es lo que evidentemente somos todas. El disco es una crítica absoluta a los mandatos sociales que nos imponen –y que nos autoimponemos también–, a la autoflagelación y al maltrato que nos infligimos a nosotras mismas por culpa de la existencia del concepto de perfección.

Cuando empleas el femenino, ¿lo haces porque no consideras que el hombre se someta al concepto de perfección?

No, lo empleo en genérico, para todas las personas por igual.

En algún momento había visto en tu Instagram que te quejabas de que habían modificado tu imagen retocándola con Photoshop…

Correcto. Precisamente porque creo que es importante que le demos valor a la vida vivida. Si no aceptamos el paso del tiempo, si no aceptamos el hacernos mayores, estamos dándole la espalda a todo lo que hemos aprendido durante toda nuestra vida, a la experiencia, que es lo que yo creo más interesante. Lo que tenemos que hacer colectivamente es cambiar la forma de pensar y entender que las personas somos movimiento, que las personas pasamos por procesos, que la pérdida de facultades cuando envejecemos por el paso del tiempo es la ganancia de un montón de experiencia y de un montón de cosas que tendrían que ser imprescindibles y muy alabadas en nuestra sociedad y que, sin embargo, se perciben como un problema.

“La perfección, por el hecho de ser perfecta, no ‘desea’, mientras que la imperfección es un ser ‘deseante’, un ser que se mueve, que busca, que necesita algo. Solo por este motivo está vivo. En cambio, la perfección está muerta, es inerte, es estática porque es algo que no desea, que no se mueve. Lo mejor que nos puede pasar es ser seres imperfectos, que es lo que evidentemente somos todas”

¿Cómo surge la idea de hacer que el disco gire temáticamente sobre este concepto en concreto? ¿Hubo algo que te hiciera decir que estabas hasta las narices de eso?

En realidad es un tema que está constantemente en nuestras vidas. Estamos frustradas de no poder ser lo que se espera de nosotras, lo que se espera de una mujer, lo que se espera de una músico, lo que se espera de una persona. Es lo que transmiten las familias hegemónicas: tener hijos, tener una feminidad normativa, envejecer con dignidad, ser la mejor en lo que haces… Es algo que está ahí todo el rato: la productividad, las normas de este sistema capitalista, que son muy salvajes y no nos dejan tiempo para realizar nuestros procesos emocionales, que requieren tiempo y de toda una dramaturgia larga. En esta sociedad todo es “pam, pam, pam”… Y contra eso, evasión, drogas… o unas pastillas para dormir, o unas pastillas para estar mejor. ¡Es todo! ¿Por qué no nos damos el tiempo y, sobre todo, el espacio entre nosotras para que las cosas…? ¡Es que hay mucha carne en el asador!

En Cataluña eres una de las figuras más prestigiosas del mundo musical, pero fuera de allí no has terminado de arrancar todavía, pese a que escribes canciones en los dos idiomas. ¿A qué crees que se debe?

Pues se debe a que España tiene mucha más gente que Cataluña. Yo creo que mi lugar es complicado: soy una pianista que escribe canciones que cantan otras personas… Es un lugar un tanto curioso, ¿no? En Cataluña, de hecho, la gente ha tardado muchos años en entender cuál era, musicalmente, mi lugar. Aún a día de hoy hay gente que piensa que yo canto las canciones. Soy un ser que genera controversia… De todas formas no creo que esto que dices acabe pasando nunca, también te lo digo…

Mar de colaboraciones. Foto: Òscar Giralt
Mar de colaboraciones. Foto: Òscar Giralt

Entiéndeme, tú eres una música rara y creo que a quien gustas en Cataluña no es al fan de Jarabe de Palo, por decir un nombre asociado con comercialidad y calidad. Tú gustas a la gente un poco rara, y hay gente rara en todas partes: en Cataluña, en Madrid, en Andalucía, en Sebastopol. En ese sentido tu discurso, por así decirlo, sería universal. Y además compones para los dos idiomas: no lo pones, por así decirlo, “difícil”. Pienso que a lo mejor tampoco lo has considerado como un esfuerzo que valga la pena…

La verdad es que… no tengo un… ¿Cómo te lo explico? No he remado nunca hacia algo así como “la fama”, sino más hacia el equilibrio mental. Me gusta hacer música y me encanta lo que hago y salir al escenario, pero me gusta, sobre todo, porque me da paz mental y equilibrio. Me calma. Yo no tengo un equilibrio de salud mental muy bueno y tampoco creo que la fama sea algo muy sano para el cuerpo y para la mente. Afortunadamente en Cataluña he ido creciendo muy, muy, muy lentamente. No ha sucedido eso de sacar un disco y que lo pete… De hecho, estoy convencida de que no hubiera podido sostenerlo. Aquí todo se ha ido produciendo muy lentamente, muy poquito a poco. Pero, respondiendo a tu pregunta, es verdad, a España no voy mucho…

¿Y por qué componer letras en los dos idiomas? ¿Te consideras las dos cosas, catalana y española, o es por otro motivo?

Mi lengua es sin duda el catalán. Es con la que me siento más cómoda, con la que hablo, con la que pienso y con la que me expreso. Y tengo una familia supercatalana. Lo que pasa es que tengo un bagaje musical en el que he escuchado muchísima música latinoamericana, muchos boleros. Y como también soy bilingüe, mi imaginario poético se ha creado además en castellano. En realidad me es más fácil escribir una canción en castellano que en catalán, porque en catalán hemos tenido muy pocos referentes que hagan buenas letras y buenas canciones… No hace falta que te hable de los del rock català, que han sido un lastre… Desde hace unos años todo ha cambiado un poco, pero hace años yo no podía escuchar música en catalán porque no me gustaba nada de lo que había. Entonces mi imaginario se creó en castellano y hay unas licencias poéticas que me suenan mucho más bonitas en castellano que en catalán. Y esta es la realidad, a pesar de que mi lengua sea el catalán.

A mí me han gustado muchísimo, siempre, Lluís Llach y Joan Manuel Serrat…

¡Estos sí, estos sí! ¡Pero son dos, eh!

En los noventa, en cambio, entró toda la cosa política de apoyar a Sopa de Cabra, Sau, Sangtraït…

¡Terrible!

Yo me decía: “¿Qué porquería es ésta?”. Cuando por fin escuché a Antònia Font me dije: “¡Coño, por fin! Un grupo bueno que canta en catalán”.

Tienes buen gusto. Sí, Antònia Font está muy bien, muy bien producido y muy ingenioso. A mí me gusta mucho también.

“En realidad me es más fácil escribir una canción en castellano que en catalán, porque en catalán hemos tenido muy pocos referentes que hagan buenas letras y buenas canciones… No hace falta que te hable de los del rock català, que han sido un lastre… Desde hace unos años todo ha cambiado un poco, pero hace años yo no podía escuchar música en catalán porque no me gustaba nada de lo que había. Entonces mi imaginario se creó en castellano”

Y también está Albert Pla, que ha colaborado contigo en “Corsé”. Lo que está claro es que nunca has querido forzar tu crecimiento artístico.

Es que no creo en eso. Yo creo en hacer las cosas desde el amor. Yo creo en hacer las cosas porque te nacen de dentro, en un compromiso no solo político sino musical –que también me parece político, en el fondo– con lo que hago. Yo creo en comprometerme con que siempre que salga a un escenario dar todo lo que tenga. Y este es, también, mi compromiso con la vida. Creo que esta es en realidad la clave de la felicidad, mucho más que buscar fama o petarlo. No quiere decir que esté en contra de alguien que busque eso: hay mucha gente que lo busca y me parece una opción. Ahora sí me parece una opción, antes igual lo juzgaba, pero ahora me parece una opción como otra cualquiera y lo entiendo perfectamente. Pero no es la mía.

Y si de repente pasara, hagamos ciencia ficción, que tuvieras mucho éxito y te llamaran de muchas partes, ¿harías como J. D. Salinger y desaparecerías del mapa?

No sé qué pasaría porque es algo que no es mi deseo. Yo creo mucho en lo que a veces proyectas y lo que deseo no es tener mucha fama. Es poder dedicarme a la música toda la vida, ¿sabes? Y poder vivir de la música todo el rato. Esto es lo que yo quiero: vivir de la música siempre, constantemente. Tener mucha fama no. Ya tengo en realidad muchas ofertas de curro. Aparte de mi proyecto personal hago muchas bandas sonoras para espectáculos de danza y ahora he hecho mi primera banda sonora para una película… No me falta el trabajo, me falta el equilibrio y que mi compromiso esté intacto. Me paso el día haciendo música, implicada con este compromiso musical. Esa es mi realidad. Y estos días que estoy haciendo entrevistas me doy cuenta de que lo que a mí me gusta ¡es tocar!

¿Para qué película es la banda sonora que has escrito?

No lo puedo decir…

Libertad periférica. Foto: Òscar Giralt
Libertad periférica. Foto: Òscar Giralt

¿Y cómo te afecta el papel de activista o de representante de colectivos? ¿Consideras que tu fama es algo positivo y que si tu imagen pública creciera redundaría en beneficio de estos colectivos?

Yo creo que la gente que tiene altavoz real tiene que tener un compromiso con todo este tipo de colectivos. Pero esta gente no tiene el compromiso porque entonces pierde fama y seguidores. La gente no se compromete y esto es, para mí, el problema. No se trata de que yo tenga que crecer, sino de que alguien que tenga un millón de seguidores hable…

¿En algún momento te has planteado que te produzca Refree?

Sí que me lo he planteado. Sí, sí, sí. Me encanta Refree. También sé que los dos tenemos mucha personalidad… En primer lugar, él tendría que querer. Y después, si él quisiera, habría que ver qué pasaría con dos personas de carácter tan fuerte… Pero sí, Refree es una de esas personas que convierten en magia lo que tocan. Esto es así. Pero también te tengo que decir que en “Corsé”, trabajando con los chicos de Trampoline Music, Dídac Fernández y Adri González, la producción del disco está muy, muy currada.

“La niña”, en “Perifèria”, y “Nana para mí”, ahora en “Corsé”, son las canciones que considero más emotivas y dolorosas no solo de sus discos respectivos, sino de tu trayectoria. ¿Son, quizá, las más personales?

“Nana para mí” sí. Sin duda. Es muy personal. Pero “La niña” no. “La niña” es una canción que le hice a una persona a la que amo profundamente. En ese sentido es muy personal, pero no es personal porque se refiera a mí. Pero “Nana para mí” sí. Es aquel sentimiento, que yo creo que todo el mundo ha pasado por él, de decir “me dormiría y no me despertaría nunca más”. Es decir, “no puedo con todo”, pero abordando desde la tranquilidad, no desde la desesperación. Es desde un dolor profundo pero consciente, no desde la ansiedad.

En su día creaste con Les Impuxibles –la compañía teatral que tienes con tu hermana Ariadna– “Suite TOC núm. 6”, un espectáculo que abordaba la enfermedad que te fue diagnosticada cuando tenías 21 años y el hecho de que llegas a sentir un dolor extremo por cosas imposibles, como que a los 7 años estabas convencida de que te tragabas cristales… ¿Cómo convives actualmente con la enfermedad?

Todo son valles y picos, pero hacerse mayor, conocerse y hacer mucha terapia me está ayudando un montón. Obviamente, soy una persona que siempre tiene esta tendencia y evidentemente me sale, pero tengo muchas más herramientas de autocontrol. Pero mi antídoto es ponerme delante del piano.

“Que ‘El tall’ lo cante Ferran Palau es una decisión absolutamente consciente, porque me parece que es una persona que tiene el arte de ‘decir’, que tiene una capacidad brutal para transmitir, para explicar las palabras cuando canta. Esa es una cosa que muchos cantantes no priorizan y para mí era evidente que lo tenía que cantar Ferran, porque la canción sube mucho cuando la canta él, porque está diciendo cada palabra”

Salvo algún caso concreto –como Judit Neddermann y ahora Sílvia Pérez Cruz, que canta precisamente “Nana para mí” pero no había vuelto a aparecer desde tu primer disco, “Declaracions” (2009)– quienes colaboran contigo solo lo hacen una vez. ¿A qué se debe que no repitan, ya que siempre necesitas voces para tus canciones?

En realidad depende de muchas cosas. Luego hay cantantes que hacen la gira conmigo y entonces colaboran durante mucho tiempo. Pero sí que es verdad que me gusta muchísimo explorar voces. Es una pasada lo que me gustan los timbres de las voces. Y luego hay voces y voces. Y luego está Sílvia. Sílvia es un canal. Sílvia sabe transformar todo lo que le das y multiplicarlo. Tú le das algo, ella lo pasa por su cuerpo y lo expande para el mundo.

¿Cómo decides quién canta cada canción? La lista de este disco es abrumadora: Salvador Sobral, Albert Pla, Ferran Palau, Leo Rizzi, Ede, Momi Maiga, Marina Herlop, Iris Deco, Alex Serra, Maren, Anna Ferrer, Pol Batlle… Pero en tus discos anteriores están Alba Flores, Ana Tijoux, Marc Vilajuana, Henrio (Enric Verdaguer), Alessio Arena, Paula Grande, Magalí Sare, Nina, Sandra Sangiao, Rusó Sala, Judit Neddermann, Laia Cagigal, Ana Rossi, Clara Luna, Gemma Abrié, Celeste Alias, la fadista Névoa, Bikimel, Susana Abellán, Olga Pes, Virginia Martínez, Vicky Peña, Mariona Castillo, Elena Gadel, Rodrigo Cuevas, Bozo Vreco…

¡Está pensadísimo! Cada canción es por la relación emocional que tengo con la canción, por el tipo de producción, por si las notas son más largas o más cortas. Por ejemplo, que “El tall” lo cante Ferran Palau es una decisión absolutamente consciente, porque me parece que es una persona que tiene el arte de “decir”, que tiene una capacidad brutal para transmitir, para explicar las palabras cuando canta. Esa es una cosa que muchos cantantes no priorizan y para mí era evidente que lo tenía que cantar Ferran, porque la canción sube mucho cuando la canta él, porque está diciendo cada palabra. Fíjate como “dice” las palabras: es interesantísimo.

Haces bastante hincapié en lo del número 13: tu disco número 13, con 13 canciones, con 13 cantantes…

Es el número imperfecto, el que no le gusta a nadie. ¡Pues vamos con todo, el 13 para todo! ∎

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