Murina, Sandré, Igual Nos Vamos A Morir, y Ruïnosa y Las Strippers de Rahola.
Murina, Sandré, Igual Nos Vamos A Morir, y Ruïnosa y Las Strippers de Rahola.

Informe

Under Barcelona (1): la reactivación desde el directo

La Ciudad Condal está viviendo una explosión de conciertos y no solo festivales. Tras la pandemia, un tropel de nuevas agrupaciones se foguea en el directo, más allá de la crisis de las salas, costes y restricciones. Espacios alternativos y autogestionados están sirviendo de refugio no solo al punk y otros géneros de alta potencia sonora, sino también a propuestas feministas y queer. En este informe en dos entregas revisamos esta variopinta y potente escena alternativa, conversando con algunos de los exponentes que más han resonado últimamente.

“El sector musical catalán se recupera de la crisis tras la pandemia y consigue los mejores resultados de su historia”. Esa era la gran noticia que el pasado septiembre daba la Asociación Profesional de Representantes, Promotores y Mánagers de Cataluña (ARC) en su Anuario de la Música 2023. La música en directo, en particular, reportaba un récord de facturación, superando incluso los ingresos previos a la crisis de 2008, con Barcelona a la cabeza del ránking por provincias, según reiteró el Anuario de la Música en Vivo 2024. La buena nueva, sin embargo, tiene sus bemoles. El subidón responde sobre todo a los macrofestivales, mientras que el resto del sector aún padece: muchas salas pequeñas, especialmente fuera de Barcelona, no han logrado remontar o no han vuelto a abrir tras el parón por el COVID.

Curiosamente, a pesar del adiós a espacios como RockSound, New Underground, Sala Monasterio o, ahora, en cierta manera, Sidecar, el under barcelonés ha estado viviendo una explosión de conciertos y bandas tras la pandemia. Y el estruendo no llega solo por agrupaciones con cierta trayectoria como Sandré, que, aunque surgida en 2018, tuvo su mayor proyección en 2023, convirtiéndose en el estandarte catalán del nuevo auge punk en España.

Tampoco se limita al apogeo synthpunk con bandas como La Élite o sistema de entretenimiento. Es un tropel de novísimas agrupaciones, algunas maceradas en tiempos de confinamiento como Ruïnosa y Las Strippers de Rahola, Enemic Interior, Murina, Algara, Prison Affair, Brutal Siegers o el diablo de shanghai, otras recién formadas pero muy activas y prolíficas como Igual Nos Vamos A Morir y Fuera de Sektor, o las aún más recientes Incident! y Las Lolas.

Murina: Martina de Lugnani (bajo y voz), Laura Vainiola (batería) e Iñigo Sanjuan (guitarra). Foto: Adri Valls
Murina: Martina de Lugnani (bajo y voz), Laura Vainiola (batería) e Iñigo Sanjuan (guitarra). Foto: Adri Valls

Se trata de una tan variopinta como potente escena alternativa surgida mayormente de forma cooperativa y autogestionada, que ha aprovechado no solo las pequeñas salas supervivientes y bares que siguen programando, como Psycho, Freedonia, El Pumarejo, La Nau, Rock’N’Trini, Meteoro, Absenta del Raval o La Cobra Bar. También se ha desarrollado a partir de fiestas alternativas y espacios creados por las propias bandas, casas okupa, casales, asociaciones y colectivos como La Cinètika, RAI Associació, Industrias MDA, La Cardenal, Ojalá Estë Mi Bici o el Masflow en El Masnou. Yo no veo que haya escasez de espacios, creo que hay más; al menos festivales de pequeño formato o alternativos”, afirma Rosa Pagès, la vocalista de Sandré.

“En las salas donde hay que pagar alquiler tocamos poco, salvo conciertos organizados por colectivos como Ojalá Estë Mi Bici o L’Afluent”, advierte Martina de Lugnani, voz y bajo de Murina, de los que hablaremos en la próxima entrega. “También nos presentamos en centros cívicos, que en Barcelona es muy común que los cedan”, comenta la bajista sobre otras instancias a las que han apelado. “Yo siempre he estado girando en okupas y lugares alternativos, porque es mucho más fácil. Montas un concierto con tres amigos, invitas a otras bandas y listo”, abunda Fulvio Tulli, bajista y vocalista de Igual Nos Vamos A Morir (también haremos foco en ellos en la segunda entrega). “Me gustaría tocar en un circuito más profesional. Pero muchas veces es la única manera de tocar y sobrevivir como banda”, advierte.

Igual Nos Vamos A Morir: Fulvio Tulli (bajo, voz), Martín Menta (guitarra) y Vladimir Yacoy (batería). Foto: Lucía Cassinetti
Igual Nos Vamos A Morir: Fulvio Tulli (bajo, voz), Martín Menta (guitarra) y Vladimir Yacoy (batería). Foto: Lucía Cassinetti

Espacios alternativos y centros sociales okupados (CSO), especialmente los ubicados en el extrarradio de Barcelona, como el Masflow en El Masnou, La Korrossiva en Montcada i Reixac o Nabat 3 en L’Hospitalet de Llobregat, se han convertido en la alternativa para sortear no solo el alquiler de salas, sino las restricciones de acondicionamiento e insonorización, acogiendo conciertos ligados al punk, el metal y otros géneros de alta potencia sonora. “En los bares siempre nos pedían que tocáramos sin batería y esa no es nuestra propuesta. Decidimos no volver a tocar en acústico… a menos que nos llamen del Tiny Desk”, bromea Felipe Añez de Melcochas (en mayor detalle en la segunda entrega).

Estos recintos también han sido uno de los principales refugios del movimiento queer, con un renovado impulso de bandas feministas y transfeministas, como Endora y Sus Vicios o Las Marikarmen, y la eclosión de otro buen número de agrupaciones integradas por mujeres, personas no binarias y del colectivo LGTBIQ+ como Ruïnosa y Las Strippers de Rahola, Las Lolas, Mis Amigas Fuman Todas y TETAS FRÍAS, entre otras surgidas en el marco del colectivo emo-punk do it yourself My Heart Your Mouth. En la mayoría de los conciertos suele verse el cartel “No se toleran actitudes de mierda”, previendo situaciones de intolerancia y violencia. “Con todo el maquillaje y el vestuario, algunos piensan que nos pueden tocar. Pero es parte de un espectáculo. No quiere decir que fuera del escenario puedan acosarnos”, recalca Jaume Llagostera de Ruïnosa y Las Strippers de Rahola.

Aprovechando el perfil creativo de sus integrantes y círculo cercano, gran parte de los grupos también suele asumir, en modo hazlo tú mismo, el diseño de camisetas y material promocional. Además de los conciertos y su difusión a través de Instagram, muchos llegan a gestionar sus grabaciones y vídeos de forma totalmente autónoma o con el apoyo de microestudios y sellos independientes como Hukot Estudio, BCore, Magic Room Records, Aloud Music, Cuerdas Fuera Records, Siete Barbas Estudio, Common People Records o Sheep Punk Records, así como pequeñas promotoras y agencias de management como Rebel Sound o El Piti de la Suerte.

Independientemente del cierre de salas, los costes de alquiler y otras limitaciones en las que profundizaremos más adelante, esta nueva camada de bandas se ha desarrollado tocando, fogueándose en el directo. En esta y la próxima entrega nos sumergimos en algunas de las propuestas que más vienen resonando, no solo “rock de guitarras”, sino también de “baterías”, estilos que el imperio de las músicas urbanas y la escasez de lugares acondicionados –más cierta comodidad de los programadores, según dicen las bandas– vienen dejando de lado en los circuitos más formales.

Sandré: Carles Pons (guitarra), Stefania Lusini (bajo), Rosa Pagès (gritos), Marc Torrent (batería) y el de la gorra (invitado). Foto: Jordi Oms
Sandré: Carles Pons (guitarra), Stefania Lusini (bajo), Rosa Pagès (gritos), Marc Torrent (batería) y el de la gorra (invitado). Foto: Jordi Oms

Sandré, un cenicero lanzado a la cabeza

Formado por Carles Pons Altimira (guitarra), Rosa Pagès (voz), Stefi Lusini (bajo y voz) y Marc Torrent (batería), si algo distingue a Sandré son sus brutales directos: una metralla de humor cáustico descargada a pulso furibundo, entre guitarras punzantes y los alaridos desquiciados de Pagès y Lusini… si es que la primera todavía no se ha lanzado en crowdsurfing y la segunda aún no ha atacado el bajo con su katana.

Punk lo suelen llamar, aunque al grupo no le termina de encajar el rótulo ni tampoco emergió del clásico circuito de esta escena. Su primer concierto fue en Gutter Fest, una feria de edición gráfica que solían frecuentar, vinculados profesionalmente al diseño y las artes visuales. Ahí los vio el director de la sala Heliogàbal, quién los incorporó al Festigàbal en la Festa Major de Gràcia.

Se pusieron por nombre Sandré, como “cenicero” en catalán –“cendrer”– pero con grafía incorrecta. “Sabíamos que en Madrid no tendríamos éxito, así que lo pusimos mal escrito para que no fuera fácil”, bromea Torrent. Fue lo contrario. “No teníamos disco, ni material, ni vídeo para enseñar y por Bandcamp nos empezaron a escribir para tocar”, resalta Pagès. Tras el disco de debut, “Ave Muñón” (BCore-Mama Vynila-Snap! Clap!, 2019), y el EP “Trunel” (BCore, 2020), todo se aceleró hasta “Gestiones fáciles” (Hotel, 2022).

Entonces llegaron los sold outs en Barcelona, Madrid, Valencia… un galardón en los Premios Rock Villa de Madrid, presentaciones en el Primavera a la Ciutat, Cranc Festival, Sound Isidro, Let’s Festival y una histórica descarga en el Canela Party en Málaga: “Tenemos el récord de volumen del festival. Hubo quejas de vecinos en toda nuestra franja. ¡Toca Sandré, se hunde Torremolinos!”, cuenta entre risas Pagès.

Como “punk marciano” se les calificaba al inicio, aunque ellos decían ser “demasiado punks para los pijos y demasiado pijos para los punks”. El género parece ser más un punto de partida. En cada disco hemos ido incluyendo cosas más complejas, pero siempre con el punto de que sea cañero, con ganas de hacer ruido, de molestar y agitar”, subraya Torrent, el más veterano en la música, con otras incursiones en grupos como Els Nens Eutròfics.

En las letras también se evidencia esa intención. “No tengo tiempo de cocinar, no tengo tiempo para cuidarte, no tengo tiempo para tus amigos, no tengo tiempo para cuidarme, no tengo tiempo para tener hijos”, braman en “No”. Aunque hay algunas canciones de humor más ligero, la mayoría resulta una descarga irónica y catártica sobre la precariedad y las dificultades de la vida moderna (“Perro”), el consumismo (“Cosas”), la angustia y la salud mental (“Fracaso”, “Millones”, “Miedo la vida”), la presión social y hasta estética (“Presión”, “Yoga facial”).

Sandré: “Miedo la vida” (2023).

“No hay temas de lucha obrera o cosas superpolíticas, porque somos de la parte alta del mundo y desde el privilegio siento que no tengo derecho de ponerme de ese lado de la reivindicación”, aclara Lusini. “Al final sí tiene un componente político, pero es más una crítica de lo que te afecta en el día a día, la cotidianidad capitalista, una mirada crítica a la sociedad que no te gusta”, agrega Torrent.

Cerraron 2023 y la presentación de su álbum “Gestiones fáciles” en la sala Upload de Barcelona, junto a Tigre Balsámico. Este año fueron fichados para el Sound Isidro, donde tocarán el 27 de abril, el Mallorca Live Festival (14 de junio), el Low Festival (27 de julio) y el proyecto AIE En Ruta, con el que girarán por varias ciudades de España. En marzo estuvieron por Valencia y Castellón, el 13 de abril tocarán en Tarragona, el 11 de mayo en San Sebastián y el 24 de mayo en Sevilla.

Ruïnosa y Las Strippers de Rahola, provocación no binaria

Lo de Ruïnosa y Las Strippers de Rahola no es un concierto. Es un show drag, teatro, circo y cabaret; es punk, travestismo, ironía e irreverencia; es “The Rocky Horror Picture Show” (Jim Sharman, 1975) con las Vulpes alternando con Lorca. Se conocieron estudiando teatro y la idea de la banda surgió para aprovechar, como atrezo en un vídeo, unos vestidos de novia abandonados en la tintorería de un familiar. El vídeo nunca se filmó, pero cobraron vida ellas: Ruïnosa (Jaume Llagostera, la vocalista descarada) y Las Strippers de Rahola; es decir, Kalva Klein (Marcel Molina, guitarra y voz), Nico Lokao (Anna Castells, bajo y gritos) y la Marrana Jurásica (Laura Pulido, batería).

“Se nos conoce y aprecia mucho por la parte drag y al principio nos centrábamos más en el espectáculo, el mamarracheo”, confiesa Molina. Así ganaron la décima edición del Sarao Drag de Futuroa en la sala Apolo. Pero la apuesta ha ido madurando en todos los sentidos, encendiendo salas en Barcelona, Madrid, Málaga, Granada… y encuentros como el Festival Eufònic, el Transgress Fest, el VIHsibles Festival, la Fiesta Mayor Alternativa de Gramenet o el BAM en las fiestas de La Mercè de Barcelona. En octubre colgaron el cartel de sold out en la presentación de su primer EP, “Nuestra infancia travestida” (Rebel Sound Music, 2023).

Ruïnosa y Las Strippers de Rahola: (empezando por abajo) Nico Lokao, Kalva Klein, Ruïnosa y La Marrana Jurásica. Foto: Daniel Emperador
Ruïnosa y Las Strippers de Rahola: (empezando por abajo) Nico Lokao, Kalva Klein, Ruïnosa y La Marrana Jurásica. Foto: Daniel Emperador

“Ahora lo que buscamos es que la gente nos escuche, incluso en Spotify, sin ‘show’ ni maquillaje, y diga ‘¡suena increíble!’”, apunta Molina. La adaptación no es fácil, ya que su propuesta se articula en al menos tres capas: las canciones, compuestas en colectivo, inicialmente a partir de una lista de títulos imaginados; la teatralidad e interacción con el público –“entre canción y canción vamos poniendo un gag, una escenita”–, y el travestismo, con un trabajadísimo vestuario y maquillaje que bebe tanto de figuras pop, memes y vídeos –de Divine a David Bowie y Siouxsie Sioux– como del teatro de máscaras y el kabuki.

A partir del humor, la ironía y sus propios personajes travestis interpelan acerca de política, religión, sexualidad, identidad y la comunidad LGTBI. “Para qué hacer punk, si no es para decir algo”, recalca Llagostera. De ahí que muchas veces las han definido como queer-punk o queercore. “Reivindicamos el derecho de ser ‘queer’, pero somos artistas y músicos. Si quisiéramos hacer reivindicación en sí, haríamos una asamblea o un colectivo”, aclara Molina.

Su propio nombre, sin embargo, ya busca remover, rescatando por un lado a la villana del Club Super3, Ruinosa Gratandós, que “era una travesti de cabo a rabo y fue nuestro primer referente del glamur y del poder femenino”, y, por el otro, a la política Pilar Rahola, que tomaron como referente catalán “aunque no compartimos en nada su ideario político”. Así suelen enfrentar conceptos, quebrando dicotomías. “Somos no binarias y la no binariedad nos gusta”, recalca Llagostera.

Ruïnosa y Las Strippers de Rahola: “Soy catalana” (2023).

La mejor muestra son sus letras. “Soy catalana. Pero me gusta España, soy republicana. La Infanta se une, se viene a mi casa”, cantan en su primer single, “Soy catalana”. “A mí me gusta confundir, que la gente no sepa muy bien qué está pasando. Genera más reflexión”, dice Castells, sobre sus juegos y metaironías. “Esto viene de estar hartas de todo, de un lado y de otro, porque desde muy jóvenes se nos ha obligado a estar posicionadísimas políticamente”, explica Molina. Yo no quiero creer más en banderas ni fronteras, hay cosas mucho más importantes: sanidad, educación, derechos... Nos reímos de la catalanidad, de todo nacionalismo y todo lo que lo rodea”, abunda Llagostera.

Ruïnosa y Las Strippers de Rahola feat. Ladilla Rusa: “ET.S” (2024).
Desde febrero vienen presentándose en distintos centros cívicos, dentro del programa Barcelona Districte Cultural. En marzo estuvieron en el Let’s Festival y acaban de lanzar un vídeo esperpéntico de su tema más electrónico, “ET.S”, junto a Ladilla Rusa. El 6 de abril estarán en el ciclo Sound Isidro de Madrid y el 27 en el festival Monjamón de Barcelona. Pronto lanzarán un nuevo sencillo con vídeo, mientras terminan de concretar su primer larga duración. “Ahora, más desarrolladas como músicos, probaremos darle una vuelta a los temas”, dice Castells. “También para llevar la teatralidad a lo sonoro”, agrega Llagostera. ∎

Cenicero y strippers

SANDRÉ
“Gestiones fáciles”
(Hotel, 2022)

Lo último de Sandré ha sido una evolución natural de los elementos primigenios de su debut, “Ave Muñón” (2019): guitarras incisivas y melodías iterantes que coquetean con la psicodelia; voces desgarradas y divertidas que hablan del fracaso de la vida moderna a través de la ironía y la parodia; toques de disonancia y una base rítmica que ha ido creciendo en presencia y precisión. El punk sigue siendo el motor del disco, exponiendo su lado más salvaje en temas como “Katalina”, “Malas!” o “Yoga facial”, con giros que vienen del hip hop y del metal. Los matices noise, post-punk y psychobilly del disco anterior han tomado ahora una presencia inesperada y total hasta dar a luz canciones como “Millones”, “Perro” o “Hade”, además de “Miedo a la vida”, cabalmente nu metal, y la experimental “Buenu Buenu”.

RUÏNOSA Y LAS STRIPPERS DE RAHOLA
“Nuestra infancia travestida”
(Rebel Sound Music, 2023)

Es difícil reducir la propuesta integral de las Ruïnosas solo a su dimensión musical. Herederas del punk y la actitud irreverente de las Vulpes, con la elegancia musical y puesta en escena de “The Rocky Horror Picture Show”, más un constante juego identitario, podrían definirse como queer-punk o queercore. Pero sería insuficiente. Las canciones de su EP caben dentro del punk y el indie español más irreverente y satírico. El primer tema, “Subnopunk”, es una declaración de principios a través de un punk elegante. “Puta Renfe”, en cambio, coquetea con un rockabilly que se recrudece en “Mi Harley-Davidson”, donde adquieren cierta cadencia de cabaret. “Soy catalana” despliega un garage-punk divertido y controversial, mientras que “p0pper” cierra con corte post-punk y riffs que recuerdan a The Strokes. ∎

* Puede leerse la segunda parte aquí:
Under Barcelona (2)

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