Riders Of The Canyon lo forman los músicos Joana Serrat (voz y guitarras), Roger Usart (voz), Víctor Partido (voz y guitarras) y Matthew McDaid (voz y guitarras). Una cuadrilla de músicos con experiencias en solitario que hace ahora seis años decidieron juntar sus caminos en este proyecto paralelo versátil y democrático. Siempre a su lado, como hombre en la sombra, el también músico y coautor de algunas canciones David Giménez, capo del sello Great Canyon –creado junto a Joana Serrat– y mánager y cortafuegos de la banda.
El sonido del grupo en “Riders Of The Canyon” (Great Canyon, 2023) –su segunda publicación tras un primer EP cuyas cinco canciones han terminado incorporadas en el álbum– refleja esos pastos calmados por las amplias llanuras del rock y el folk-rock de raíz estadounidense. Un nado a contracorriente, ajeno a modas, dictámenes industriales, métricas o posibles pelotazos en TikTok. Un valor perseguido con persistencia en sus respectivos proyectos musicales, que ahora convergen en esta aventura de sabor anacrónico, con participación de músicos y productores de la tierra que los inspira musicalmente –como John Morgan, Ted Young, Joey McClellan y BJ Cole, entre otros–, y que defienden con éxito en escenarios de la península con una formación de cuatro, o cinco cuando se suma Toni Serrat, el hermano de Joana, a la batería.
¿De dónde sale el deseo de unir vuestros distintos talentos para formar Riders Of The Canyon? ¿Podéis resumir brevemente la intrahistoria de la banda?
David: En 2016 Joana y yo formamos la discográfica Great Canyon. Las dos primeras referencias que publicamos fueron las de Marta Delmont, ahora cantante en Pantocrator, y la de Roger Usart. Yo conocí a Víctor porque había militado algunos años en su banda Partido. Y empezó a crecer un poco la admiración, tanto en lo personal como en lo artístico, con estos cuatro artistas: Joana, Víctor, Roger y Matthew. Y de manera natural, un poco como un sueño, queríamos algún día unir todo este talento en un grupo para hacer lo que nos gusta: hablar de música, componer y tocar. Era una cosa que se planteaba cada día de forma más seria, pero un día la gente de la sala Rocksound nos llamó para saber si nos interesaría hacer de teloneros para The Band Of Heathens (fue el 28 de mayo de 2017). Y ese concierto de media hora fue el punto de partida.
Abrazáis sin remilgos la herencia americana y el folk-rock de raíces. En el disco lo anunciáis ya desde el inicio con ese “Master Of My Lonely Time” que remite mucho a The War On Drugs. ¿De dónde surge ese espíritu de recuperar y dar ese espacio a una música que, ahora mismo, resulta tan a contracorriente?
David: Si analizas los perfiles de cada uno en sus proyectos, muchos ya venían haciendo propuestas similares. Lo hacía Partido, lo hacía Joana, lo hacía Roger y lo hacía Matthew, que lo conocimos seis meses después de la formación. Con lo cual ellos ya llevaban esa carrera, así que lo más natural suponía continuar esa línea.
Joana: No tiene sentido ponerse a hacer algo que para ti no es natural; sería algo impostado. Más que proponernos qué tipo de música o género queremos tocar, tiramos por lo que es natural para nosotros. Teníamos esas canciones, y la sonoridad y los paisajes para revestirlas parten de nuestros referentes y del ámbito en que nos encontramos más cómodos.
David: Son los discos que escuchamos en casa. La música de la que nos gusta discutir y hablar.
Matthew: El reguetón y la música latina se llevan aquí, pero en el resto del mundo, Estados Unidos, Europa, Gran Bretaña, sigue habiendo grandes festivales llenos de americana, de soul, de blues, de la música que escuchamos nosotros.
“El reguetón y la música latina se llevan aquí, pero en el resto del mundo, Estados Unidos, Europa, Gran Bretaña, sigue habiendo grandes festivales llenos de americana, de soul, de blues, de la música que escuchamos nosotros”
Matthew McDaid
¿Tenéis algún tipo de vínculo extra con esa tierra? Más allá de la cultura que nos llega y de la música que habréis mamado.
Joana: Yo desde “Dear Great Canyon” y “Cross The Verge” (se refiere a discos en solitario que publicó en 2014 y 2016, respectivamente) trabajé con músicos canadienses. Pero el punto de inflexión creo que se da en “Dripping Springs” (su álbum de 2017) cuando trabajé con Israel Nash y su equipo. Y ahí no solo establezco amistad artística, sino también personal; me entiendo a la perfección con ellos y surge una amistad. Casi todos los discos posteriores los he llevado a cabo con músicos del otro lado del Atlántico. Y forjando esa amistad luego resulta muy fácil llamarlos y plantearles: “Oye, tengo este proyecto, hay estas canciones, ¿queréis participar?”. Y resulta muy orgánico trabajar con ellos, porque comparten el mismo código y saben exactamente qué estás buscando. Pero lo mismo ocurre con Víctor y Jonah Smith.
Víctor: Claro. Roger también había trabajado con Ryan Boldt. Matt venía también de...
Matt: Trabajé con Romy, que es la pianista de Glen Hansard.
Joana: También con John Morgan…
Víctor: Y con Lee Falco y Jonah Smith. Todos veníamos de trabajar con diferentes familias. Y es verdad que para el disco hemos aprovechado la vía directa de los colaboradores de Joana. Pero todos teníamos una experiencia previa en formar pequeños núcleos.
Joana: Y tiene sentido. Al final compartes todos estos referentes, hablas el mismo lenguaje. Así que era natural contar con esas personas para que colaboraran en el disco.
David: No es gente ajena. Estás en contacto a través del correo con distintos proyectos y al final les propones poner una guitarra aquí o ahí. Incluso nos hicieron un favor a nivel económico: no cobraron lo que suelen cobrar por mezclar o producir; nos hicieron un precio de colegas.
Como buenos seguidores del género, imagino que os dolería, en mayor o menor medida, la pérdida de Robbie Robertson. ¿Cuán importante es la influencia de The Band y qué otras bandas de sus cercanías resultan rastreables en vuestro sonido?
David: Con Partido habíamos hecho versiones de The Band en directo.
Víctor: Sí, habíamos tocado “The Weight”. De hecho, Lee Falco, que es uno de los baterías de “Sunrising”, proviene de la familia de The Band. Porque ahí se dan estas familias que se constituyen como músicos y él venía directamente de aprender y tocar con Levon Helm.
Joana: Es hijo de Dios (risas).
Víctor: Porque, claro, The Band es un antes y un después cuando los descubres. Pero no sé si existe un poso real en nuestro sonido...
David: Nosotros no hablábamos mucho, por no decir prácticamente nada, de referencias.
Joana: No, eran sobre todo indicaciones de qué sonidos, qué guitarras. Pero no deja de ser tu cuna y la de todas tus familias musicales. Son los referentes. Aunque no quieras beber directamente, igual te influencia otra gente que fueron influenciados fuertemente por ellos. Es difícil escapar de los padres.
Víctor: Se hablaba de la armonización en el directo. Porque el disco está armonizado y en el directo hay una realidad muy clara: todas las voces son constantes. De una manera u otra, siempre hay dos o tres voces que funcionan a la vez. Se trataba de recuperar ese lenguaje, que ahora mismo prácticamente no se da como tal, como podían hacer Crosby, Still & Nash.
Joana: O los Byrds.
Hablando sobre esto, ¿cómo decidís quién interviene vocalmente en cada tema?
Joana: Depende del tema.
Matt: Sí, es en función de la canción.
David: Un ejemplo claro es “Everything Blooms In Spring”. Es una balada que cantaba originalmente Joana. Pero luego todos pensamos que la voz profunda de Roger le daría todavía más oscuridad al tema... Tú, Roger, ¿qué piensas al respecto? (risas).
Roger: Yo tengo la voz grave por naturaleza. Hubo una época en que escuchaba muchísimo el “American Recordings” (1994) de Johnny Cash. Cuando escucho música me gusta cantarla. Entonces lo que me pasaba es que escuchando a Cash no tenía que forzar nada y era todo supercómodo; me lo aprendí al pie de la letra. Esto influyó en mi adicción a esos discos. Con el paso del tiempo me he ido acomodando a ese registro. Y para canciones como la que decía David, es imprimirle ese toque a lo Nick Drake o Mark Lanegan, o ese tipo de cantantes.
Joana: Y luego eso juega muy a favor de la paleta, de qué es lo que estás ofreciendo. Porque yo nunca podría dar lo que él aporta. Lo mío es mucho más delicado, mi voz no tiene nada que ver con la suya. Y si piensas en lo que aporta a la paleta y a las dinámicas del disco, y además teniendo la voz de Roger, como para no aprovecharla...
“Evidentemente, Joana tiene una carrera contrastada, el público va predispuesto a escucharla. En ese sentido, su presencia es conocida, pero luego es verdad que la atención se reparte en el directo de una manera en la que las energías fluyen”
Víctor Partido
A nivel logístico, ¿cómo os organizáis? Por lo que tengo entendido os repartís entre Vic, Girona, Manlleu, Rupit y Sant Boi. ¿Cómo lo hacéis para ensayar y componer?
Joana: Termina siendo en Vic.
David: Entre Vic y Manlleu.
Roger: La base de operaciones es el WhatsApp.
Joana: Sí que trabajamos lanzando muchas ideas desde el WhatsApp. “Oye, tengo esta canción”, y entonces cada uno aporta lo suyo. Luego, cuando te reúnes, lo llevas a la práctica.
Víctor: Es curioso porque se puede forjar. Se puede dar una dinámica de trabajo en el día a día. El grupo de WhastApp está muy activo. Es muy armónico porque no hay autocensura; si no funciona, no funciona.
David: Sí, nadie se lo toma a mal.
Víctor: Hay una armonía que al final se plasma en el resultado final. Creo que detrás hay compañerismo y un trabajo muy sano. Y reivindico que todos aportamos por igual. Todos ellos son músicos superlativos. La escena da igual. Aquí lo importante es que cuando abracemos un proyecto tengamos claro que tenemos buenas canciones, lo que consideramos un buen repertorio. Y la admiración que tenemos entre nosotros creo que ha sido clave para que el disco haya salido satisfactorio.
¿Hay perfiles asignados dentro de la banda o cada uno puede aportar lo que considera oportuno?
Joana: Si hay algún perfil adjudicado ese es el de la logística, que controla David.
David: Conocida también como Logística Giménez y hermanas (risas).
Víctor: Además de marcar el calendario, los tiempos y lo que se tiene que dar, también es coautor, por lo que es un valor añadido importante. Matt tiene una delicadeza, tiene una gran importancia su aportación a la banda. Evidentemente, Joana tiene una carrera contrastada, no hay mucho más que hablar, y el público va predispuesto a escucharla. En ese sentido, su presencia es conocida, pero luego es verdad que la atención se reparte en el directo de una manera en la que las energías fluyen, y eso favorece que se dé un planteamiento del disco diferente, complementario.
David: Retomando tu pregunta, básicamente Matthew, Joana, Víctor o Roger envían una pista, habitualmente grabada en el móvil o, quien puede, en su home studio, y a partir de aquí se desarrolla. Todo ocurre de una manera muy colaborativa y participativa.
Roger: En ese sentido, yo creo que David ejerce un papel importante, que es el de detector de popurrí. Es como el antipopurrí. A veces es necesario que ese filtro esté un poco fuera. Si no, por tendencia natural, al ser amigos y admirarnos, podríamos acabar haciendo un tutifruti algo cutre.
David: La década prodigiosa (risas).
Roger: A veces estamos en las pruebas de sonido, y David pasa por ahí...
Joana: Y… “¡No!”.
Roger: Suelta: “¡No os flipéis!”. Y es importante que esté ahí. Con ese rol definido.
Matt: Y en el 69% de las veces tiene razón.
David: Vaya, no le doy importancia por el tema de tener la razón o no, sino por el porcentaje que has escogido (risas).
Víctor: En el fondo te descarga de esa presión de tener que defender constantemente algo de lo que tú también te sientes inseguro a veces.
“A mí personalmente me enorgullece mucho que tengamos un porcentaje importante de nuestro público que prefiere escuchar discos y no canciones. Y, aunque sea minoritario, creo que tiene mucho valor. Aunque a nivel de negocio sea un drama”
Roger Usart
Os están lloviendo muchas críticas positivas tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. También llegan voces entusiasmadas con el directo. Viendo esta reacción tan positiva, ¿qué prioridad le daréis a este proyecto a partir de ahora? ¿Aseguráis su continuidad o solo cuando las agendas lo permitan?
Joana: La idea es continuar.
David: En la primera etapa todos deseábamos que hubiera una continuidad, pero luego está la agenda personal de cada uno y el poder cuadrarla con la de los demás. Pero sí que es verdad que este aluvión de opiniones positivas y esa sensación de los directos con gente que se te acerca tiene una influencia en nosotros y genera una ilusión como si estuviéramos empezando de nuevo. Ya estamos con lo de “pues yo tengo una nueva canción que...”. Así que intuimos que...
Joana: ... habrá otro disco.
David: Intuimos que sí.
Joana: Lo que es difícil de determinar es el cuándo. En una carrera individual controlas y sabes mejor los timings. Pero en este caso no sabemos cuándo volveremos a entrar en el estudio, pero estamos trabajando en nuevo material.
Víctor: Y en términos de industria... La industria también está en un punto... El otro día se hablaba de 1800 canciones por semana.
Joana: ¿En serio?
David: Por día.
Víctor: Sí, por día en streaming.
Joana: ¡Es una barbaridad!
Víctor: Claro, el problema de todo esto es el colapso. Y nosotros de esto no participamos, porque ni sabemos ni lo entendemos. Los tiempos de preparación de un álbum y de un repertorio son los que son. Hay una vivencia, hay una etapa de escritura y luego otra más técnica de grabación. Esto nosotros lo hemos hecho de una manera totalmente fuera de los términos de la industria. Y eso también incluye que la gente disponga del tiempo para escuchar un disco entero, las diez canciones, y descubra la esencia y averigüe cómo se construye un álbum. Porque hoy en día todo es una vorágine bestial. Y no es que no participemos, pero no estamos dentro de ninguna escena ni una industria como tal. Simplemente vamos haciendo. Somos conscientes del valor que le está dando la prensa, que es importante. Creo que tiene que haber un reconocimiento a la gente que valida los proyectos. Una industria de visión clásica tiene que existir.
Joana: Sí, y otro aspecto que a mí me parece fundamental es el hecho de que jugamos con una libertad que desde los proyectos individuales igual es inferior. Lo que decía ahora Víctor: como no tenemos que entrar en ningún timing de la industria y la génesis de todo esto es al fin y al cabo pasarlo bien, el conjunto te sitúa en un mindset muy distinto a la urgencia de tener que hacer un disco por conseguir equis objetivos. Creo que somos afortunados.
Roger: A mí personalmente me enorgullece mucho que tengamos un porcentaje importante de nuestro público que prefiere escuchar discos y no canciones. Y, aunque sea minoritario, creo que tiene mucho valor. Aunque a nivel de negocio sea un drama.
Joana: Es que volvemos a la primera pregunta. Estamos haciendo esto desde una base honesta; si haces esta música ya sabes cuál es tu segmento.
Víctor: David y yo venimos de trabajar en la industria. Y ha habido un cambio importante en los dos o tres últimos años, desde la propia concepción del management sin ir más lejos. Hay rapidez por parte de los actores del sector, y creo que no participamos. Pero no por un tema de autoexcluirse, sino porque defendemos la obra. La obra es lo más importante y trasciende al tiempo.
David: Recuerdo una cita de Mark Oliver Everett, de Eels, en una entrevista en Rockdelux que decía: “Para mí lo importante son los discos porque un día dejaré de hacer conciertos, pero lo que siempre me superará, incluso en vida, son mis álbumes”. Y yo creo que por eso nos tomamos esta filosofía de “vamos a hacer lo mejor posible para nosotros mismos”. Luego, si lo escuchan diez o diez mil no depende de nosotros. Pero vamos a ser fieles a nosotros mismos. ∎
Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.