Menuda cachaza. Más de veinte años han necesitado Iñaki Gametxogoikoetxea y Javier Aramburu para rescatar la legendaria “cinta plateada” de
Family. Hasta ocho temas de esta reveladora casete, todos grabados en las cuatro pistas de un Yamaha MT3X, pero ya plenamente concebidos, formarían parte de
“Un soplo en el corazón” tres años más tarde. Ambos, cinta (1991) y álbum oficial (1994), objetos generacionales de culto más próximos en espíritu a Mar Otra Vez que a La Oreja de Van Gogh, por si alguno no se había enterado. Básicamente: el pop en castellano puede expresar sentimientos verdaderos (me refiero, por ejemplo, al amor) con un lenguaje claro y atípico, y además puede sonar bien. El talento para hacer una buena canción es más difícil de definir.
“Casete” regresa en vinilo con descarga digital añadida, una portada que rememora sabiamente la original, sin créditos ni códigos de barras (nada, ni siquiera la identidad del autor, debe desviar la atención de la obra), una cristalina puesta a punto a cargo del ingeniero Xavier Alarcón y la inquebrantable devoción de Luis Calvo. Quienes desconozcan el contenido de la cinta descubrirán
“Sentimental” y la hasta ahora oculta rendición a
“Sígueme” (Vainica Doble). Destaca también la ausencia del bajo con trastes de Iñaki, sustituido temporalmente por las secuencias del teclado Roland D-20, solitario instrumento en aquellas grabaciones hogareñas salvo alguna guitarra ocasional (evidente en la extraordinaria
“Al otro lado”). En cuanto a la voz de Aramburu, transmite ya esa misteriosa aleación de distancia, serenidad y afectividad, dejando atrás definitivamente el ímpetu juvenil de La Insidia.
Family siempre fueron (son) un dúo fronterizo y autónomo más pendiente de la expresión interior que del objetivo de una cámara. Se ha comentado mucho su tozudez frente a los medios. Alguien llegó incluso a inventarse una entrevista. Pero quien los conoce bien sabe que no hay pose. La maestría de “Casete” puede ayudar a comprender que la mejor versión de Family siempre fue, paradójicamente, la más privada. ∎