El punk se resiste a ceder terreno como principal emancipador musical. CUMGIRL8 emergen tras el súbito parón pandémico como una de las formaciones con mayor fondo y forma de Nueva York. Lo suyo es un pastiche de los que convencen, entre el disco mutante de los ochenta y el revival electropop de los primeros dosmil, con un espíritu punk sucio y bailable.
Los campos de representación lingüística y política definieron durante décadas el criterio mediante el cual se originan los sujetos. Esta formación de género fluido compuesta Lida Fox (bajo), Veronika Vilim (guitarra), Avishag Rodrigues (guitarra) y Chase Lombardo (batería) arremete contra las políticas de género y sexuales, las dinámicas de poder en el juego capitalista y la toxicidad en las relaciones.
Sintomático que hayan acompañado a Kathleen Hanna, Johanna Fateman y JD Samson en parte de la primera gira de Le Tigre en dos décadas. En España ya han protagonizado fechas en el Wurlitzer Ballroom de Madrid el pasado mes de mayo y en la edición barcelonesa del festival Primavera Sound. El tour europeo de CUMGIRL8 también tuvo parada en festivales como The Great Escape en Brighton y London Calling.
CUMGIRL8 provienen del negocio de la moda y han encontrado en la performatividad estética y escénica otro mecanismo expresivo de máximo calibre. Un match rotundo con su sonido que desde su primer lanzamiento en 2020 ha evolucionado hacia un electroclash sexual y estimulante, con cierta, o mucha, mala educación. Adoran la moda, celebran la juventud, desprestigian la intelectualidad. Principios innegociables de provocación punk. Todo un mantra do it yourself envuelto en ese aura arty tan neoyorquina con el que volcar tanto aspiraciones artísticas como convicciones políticas.
Se sabe que las prácticas subversivas corren siempre el riesgo de convertirse en clichés adormecedores a base de repetirlas, más aún al hacerlo en una cultura en la que todo se considera mercancía y en la que la subversión tiene un valor de mercado. Su nombre, ya de entrada, desafía rozando el poste de la censura 3.0. Su cuenta de Instagram, de hecho, llegó a ser censurada por ser demasiado sexual. En su memoria llegó el EP “RIPcumgirl8” (DERO Arcade, 2021), cuatro canciones que suponen el primer gran giro en su sonido de la mano de Ben Greenberg (ex de los punk-noisers de Brooklyn The Men), especialmente palpable en “Go Away” y “I Wanna Be”.
Trío en su origen, el homónimo “cumgirl8” (muddguts, 2020), ocho cortes de punk destartalado, ofrecía como punto de partida una primera sacudida primaria de punk y post-punk. Rudimentario pero delicioso. Una revisión contemporánea de The Slits. Como Ari Up, Viv Albertine y Paloma Palmolive, una declaración de intenciones desde el propio nombre –en el caso de las londinenses, “Las Rajas”– abordando las referencias básicas del catálogo punk desde una perspectiva más experimental. Con canciones como “Cherry Nipples”, que hoy firmarían Girls At Our Best!
El recitado de referentes abarca de Cocteau Twins a Madonna, pasando por ESG, Suicide o The B-52’s. Su single “dumb bitch” (2022) ya mostraba el salto definitivo al disco-punk, un electro de arreglos saturados, nuevos puentes de paisajes sonoros y textuales. Un aire a Delta 5, con sus guitarras chirriantes y su sonido metálico y erizado. Pero CUMGIRL8 son de Nueva York, no de Leeds, y Nueva York siempre ha tenido una mayor consciencia artística que cualquier otro foco de punk; 99 Records y Bush Tetras como particulares referentes locales en el caso que nos ocupa. Experimentadas, provocadoras y beligerantes, fundamentales en la construcción de la chica libertina, dura y cool del downtown.
El pasado mes de abril el grupo anunció su salto al sello 4AD y adelantó el sencillo “cicciolina”, en honor a la actriz porno de origen húngaro que llegó a ser diputada en la Italia de los noventa. Icono trash que sintetiza la esencia del grupo. Su primer single con la discográfica londinense tendrá continuidad en agosto con el recién anunciado EP “phantasea pharm”, inspirado en “Old MacDonald Had A Farm”, de Ella Fitzgerald. Del mismo han adelantado “gothgirl1”, en la que colabora el londinense Nick Launay, todo un veterano del post-punk y productor de dilatado recorrido desde principios de los ochenta. ∎
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