El anuncio del paréntesis de black midi fue un poco sorprendente, y cuando hemos podido oír tu disco en solitario se aprecia un cambio muy notorio entre el grupo y “The New Sound”. Creo que solo en “Blues”, el tema que abre el disco, se puede ver relación con el math rock de tu banda anterior. ¿Has procurado alejarte premeditadamente del sonido característico de black midi?

No me gusta que en la música alguien se limite a hacer lo que siempre hace y que no se produzca una auténtica exploración o un intento por hacer cosas nuevas. En realidad, deberías intentar hacer algo nuevo con cada canción. O al menos con cada álbum. Así que sí, todo eso que se decía de black midi, que si noise rock, que si math rock, me estaba empezando a parecer una especie de estorbo, un obstáculo, especialmente hacia el final, cuando trataba de hacer canciones que fueran diferentes, pero siempre acababan sonando igual, ¿sabes? Con este álbum quería que fuera tan sutilmente variado y diferente como fuera posible.

¿Pero tenías limitaciones en black midi para hacer lo que querías?

A veces empezábamos una canción o teníamos una idea y yo decía“hagamos un pastiche de vals, tango, blues o jazz”. Y entonces nos poníamos a ello y me decían “OK, pero tenemos que hacer que suene más como la banda, así que tenemos que hacerlo más ruidoso o más loco”. Pero lo que acababa sucediendo era que todas esas canciones terminaban sonando igual. No importaba si intentabas hacer una canción tipo vals, bossa nova o lo que fuera, todas acababan sonando igual porque tenían esa especie de filtro black midi por el que pasaba todo. Con este álbum quería intentar cosas diferentes y hacer algo que realmente se ramificara; por eso quise trabajar con músicos diferentes y ser disciplinado a la hora de mostrar los géneros de los que tomaba influencias. Y creo que el resultado es así y suena mucho más variado de una canción a otra.

Sin embargo, tu compañero en black midi Morgan Simpson sí ha participado en el disco. ¿Va a seguir tocando contigo en el futuro?

Eso espero, vamos a ver. La cuestión es que sea lo más flexible posible. Quiero trabajar con tantos músicos diferentes como sea posible y si él está por aquí, ¿por qué no? Creo que las canciones en las que él toca la batería, con todas esas locuras, como en el primer tema, suenan mejor cuando está él tocando. Pero lo bueno de este álbum es que todos los músicos tienen enfoques diferentes y todo suena fresco. Y las intervenciones de Morgan, cuando entra con sus locuras, resultan geniales porque no están en todo el álbum.

Hay unos tuits borrados de Cameron Picton sobre tu anuncio de disolución del grupo. ¿Qué va a pasar con él?

No lo sé. ¿Quién lo sabe? Vamos a ver qué quiere hacer.

¿En esta nueva banda vas a decir “yo soy el jefe”, “esto es lo que quiero” y “solo tenéis que hacer lo que yo diga”?

Sí, eso es. En la música es bueno tener un líder. Pero no se trata de que haya alguien que tome el control y diga “yo tengo razón y yo soy el mejor y tienes que hacer lo que digo porque yo lo digo”. No se trata de que algo sea mejor o peor, es solo diferente. Pero no puedes estar tirando en diferentes direcciones, porque terminas haciendo algo que a nadie le gusta. Hay que elegir a alguien, aunque sea arbitrariamente, y decirle “vale, tú tienes ideas fuertes y una visión, vamos a seguirte”. Así ha sido con este álbum. Si hay una persona que toma todas las decisiones puedes seguir un hilo conductor y acabar haciendo algo único, creo.

¿Has elegido “Holy, Holy” como primer single para dejar claro a tus seguidores más consolidados que el camino que emprendes es completamente distinto?

Sí, por todo tipo de razones. Pensé que era la mejor canción para un single simplemente porque lo era. Era la que me parecía más obvia, con el mejor estribillo. Es comercial, creo, pero también es única. Y no creo que haya mucha gente que lo escuche y diga “vaya, esto es lo peor que he oído nunca”. Al contrario, creo que es un poco más accesible que muchos de los anteriores temas de black midi. Con el mismo espíritu y el mismo tipo de amplias influencias, pero más aventurero.

Esta primavera presentaste en el Windmill Brixton tu nueva banda, Geordie Greep And The Swing Boys. Y el 7 de julio en The Lexington, en Londres, tocaste ocho de las once canciones del nuevo disco salvo, curiosamente, “Holy, Holy”. ¿Qué sensación te transmitió la respuesta del público?

Fue genial. Entonces ya sabía que el álbum había finalizado y que iba a salir en octubre. Y sabía que cuando el álbum saliera tendríamos que hacer una gira y todo eso, así que pensé que era mejor empezar a hacer conciertos lo antes posible, porque había tiempo para prepararse: no puedes irte de gira directamente sin haber hecho conciertos con una banda nueva. Quería hacer tantos conciertos como fuera posible a lo largo del año para prepararlo, además de hacer que la gente se interesara por él para coger impulso.

En mayo salió en ‘The Quietus’ un artículo en el que hablabas de 13 de tus discos favoritos, entre los que aparece “Comedia”, de Héctor Lavoe. En otras ocasiones has hablado de la fascinación que ejerce sobre ti la bossa nova y el tango y de tu interés por Astor Piazzolla y Dino Saluzzi… Has explicado que tu madre trabajaba en un club de salsa y que de ahí surgió tu interés por ese género, pero ¿cómo llegaste a la bossa nova y el tango y qué te atrae de ellos?

No recuerdo cómo llegué al tango, pero creo que puede haber sido porque siempre me han gustado las músicas que tienen ese sonido como de cabaret, de música berlinesa de entreguerras. No es que el tango sea similar a eso, pero tiene una sensación que sí me parece ligeramente parecida, como de club nocturno. De hecho, ahora recuerdo que hay una pieza llamada “The Sailor’s Tango”, de los años cuarenta o cincuenta, de Kurt Weill, que me encantaba. Tal vez fue así como me metí, aunque no estoy muy seguro. También recuerdo que empecé con Astor Piazzolla: siempre me había encantado el sonido del acordeón, y en el tango tienen el bandoneón, que me encanta incluso más que el del acordeón. ¡Es un instrumento tan rico y tan expresivo! Todo el tango es muy expresivo, como una especie de caricatura, con los violines siempre yendo a todas partes y el piano golpeando todo el tiempo y esas cosas. Tocan un tema y luego bajan la velocidad y luego hacen un fragmento emotivo y lúgubre. Y luego vuelven atrás y hacen otra parte ruidosa. Es siempre muy exagerado. Es como la música clásica. Con la bossa nova, todo el mundo ha oído a Jobim. Pero no era mi favorita. Siempre me pareció demasiado somnolienta. Me gusta más la samba, cosas como João Bosco, o los músicos de fusión, como Egberto Gismonti o Nana Vasconcelos, que acabaron grabando para ECM. También me gusta la música popular brasileña, Milton Nascimento y todo eso. Me encanta. Es música muy sofisticada, están tocando todo tipo de acordes todo el tiempo y dando vueltas. Milton es el que más me gusta porque estaba tratando de sonar como los Beatles. Podía hacer todas estas cosas elegantes y tocar todos estos acordes diferentes y todos estos ritmos sofisticados, pero su música favorita eran los Beatles, así que intentaba hacer canciones pop-rock. Creo que la mejor música viene de alguien que intenta hacer algo que no sabe hacer, y encuentra cosas nuevas en el proceso. La salsa, en cambio, la escuchaba cuando era niño por mi madre. Ella siempre la ponía y a mí me resultaba muy molesta, todo tan alto y tan exagerado todo el tiempo. Pero hace unos cinco o seis años volví a escuchar todos esos álbumes y pensé que era una de las mejores músicas de la historia. Y tuve que amarla. Willie Colón y todas estas cosas. ¡Está tan, tan bien elaborada…!

¿No te has interesado por bucear un poco en el terreno del flamenco?

No sé, es algo muy diferente. No sé qué escuchar. Solo conozco un álbum de este hombre… ¡Camarón! Ese disco con la portada en blanco y negro, de 1979 o así (se refiere a “La leyenda del tiempo”). Está muy bien. Es genial. Pero aparte de eso no conozco mucho más.

Acabas de cumplir 25 años en agosto. ¿Qué música te ha acompañado sin interrupción desde que tenías 15?

Montones de cosas. Cuando era niño, con 9 o 10 años, me metí por primera vez en la música con Led Zeppelin, Jimi Hendrix, el rock sinfónico… ya sabes, Genesis, King Crimson y Pink Floyd. Con 11 y 12 me metí en la música de fusión: Chick Corea y John McLaughlin y Mahavishnu Orchestra; luego Miles Davis, Marvin Gaye y el soul. Creo que muchas cosas han permanecido. Empecé a escuchar a Frank Zappa cuando tenía 12 años y escuché todos sus discos. Con 14 o 15 años me metí en el japanoise: bandas como Ground Zero, Melt-Banana o Boredoms, que todavía escucho de vez en cuando. Pero los artistas a los que siempre he vuelto es gente como Frank Zappa, Tom Waits, Marvin Gaye, Nat King Cole, Led Zeppelin, Black Sabbath y Chick Corea. ∎