Quizá no con la fuerza de otros países como Argentina, México, Colombia o Cuba, pero lo cierto es que la música de ese pequeño país que es la República Dominicana –comparte isla en el Caribe con Haití y su extensión es la décima parte de la de España– ha dado al mundo valiosas aportaciones que, en el pasado, han sido fundamentalmente masculinas gracias al peso de figuras como Wilfrido Vargas o el ya fallecido Johnny Ventura en el terreno del merengue, y como Juan Luis Guerra y Romeo Santos –neoyorquino de raíces dominicanas– en el campo de la bachata, estilo que después ha dado origen al bachatón, un efectivo combinado de bachata y reguetón. Pero en los últimos tiempos, como en tantos otros lugares, son las mujeres quienes han descollado en el panorama musical dominicano: desde la heterodoxa extravagancia de Rita Indiana hasta el electro-merengue combinado con reguetón queer del trío femenino Mula, pasando por el evocador pop electrónico de Nikóla o, por supuesto, la exuberante escena del reguetón y los sonidos urbanos, que cuenta con estrellas como Natti Natasha, Lennis Rodríguez o la gran Tokischa, a la que se rifan las celebridades del género.
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