Hasta hora, conocíamos a Carlos Jiménez como vocalista de Colectivo Da Silva, pero su debut en solitario bajo el nombre de Caraballo muestra una inquietud artística más amplia y sugestiva. Es fácil de observar que, frente al carácter más festivo de su grupo principal, el granadino también sentía la necesidad de componer canciones más intimistas, en una onda de pop de habitación que recrea altibajos sentimentales y anímicos en formas candorosas o melancólicas.
Lo mejor y lo peor de sus letras es que son abiertamente cursis. Esto es, pueden repeler a quien esto le resulte insoportable, pero, por otro lado, está claro que el autor lo busca conscientemente, lo cual denota valentía. Y más importante que eso: funcionan, suenan creíbles porque uno percibe que le salen del corazón. También se empañan de la inquietud generacional por no esconder la presencia de la ansiedad y la depresión en sus canciones. La imagen gráfica que ha acompañado a sus portadas y vídeos, obra de Rata.deinternet, ayuda a mostrar ese contenido desestabilizador en el que conviven la simbología infantilista y naíf con la brutalidad gore. La imagen del osito apuñalado en “Tu puñal”, por ejemplo, puede recordar a grupos de generaciones anteriores del tontipop como Papá Topo.
Pero Caraballo no es un mero artista de revival en ese aspecto, sino que se muestra como un creador inquieto y muy contemporáneo, un intérprete elegante e imaginativo que tira de varios subestilos con la ayuda de la producción de Aaron Rux. Hay aquí efluvios de R&B moderno que lo podrían emparentar con Chico Blanco, por ejemplo, y ventanas abiertas hacia la bossa y el sofistipop, el tecnopop e incluso un tema como “Hey Moon”, que parece una versión de la canción homónima de Molly Nilsson que popularizó John Maus, pero que termina simplemente basándose en aquella para ir hacia un lugar propio. El dueto cuasi hyperpop con la misma Rata.deinternet en “Ratatouille” contribuye a ampliar la paleta de colores de un disco que también muestra el magnífico olfato del sello Elefant a la hora de renovar su catálogo con obras actuales que son absolutamente coherentes y fieles a su historia. Eso sí, mi subconsciente me ha dejado fantaseando con que un día haga una versión de “Caraballo mató un gallo”, de Olga Manzano y Manuel Picón. ∎
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